Ingenio y rarezas en el arte del Renacimiento. Dos autores altisonantes: padre e hijo enlazados por el arte en esta cita romana, que resalta el talento del padre, Filippo, uno de los artistas más importantes de la época florentina de Cosimo di Giovanni de' Medici, y el del hijo, Filippino, que bien hereda del padre el ingenio y se convierte en un gran intérprete del estilo en la Roma del siglo XV.
Comisariada por Claudia La Malfa, se propone ilustrar por medio de una escogida selección de pinturas, dibujos y documentos de archivo, el conjunto de facultades y aptitudes del pintor florentino Fray Filippo Lippi (Florencia, 1406 – Spoleto, 1469) así como el de su hijo Filippino (Prato, 1457 – Florencia, 1504).
Brillan algunas obras maestras de Filippo, sobre tabla, desde la magnífica Madonna Trivulzio del Castillo Sforzesco de Milán, icono de la pintura de Lippi padre de mediados del siglo XV, hasta la Virgen con Ángeles y Cliente de la colección Cini de Venecia, donde se observa el modo en el que Lippi acuña un lenguaje íntimo para la devoción privada. Dos mensajes, oficial y privado, de la producción de Lippi se ofrece en esta ocasión a través de la comparación de dos pequeñas tablas de los Uffizi, difícilmente expuestas al público, como la Anunciación de la Virgen y los Santos Abad y Juan Bautista con dos tablas de gran tamaño que figuran San Agustín y San Ambrosio, San Gregorio y San Jerónimo de la Pinacoteca Albertina de Turín, que en un principio constituían los laterales de un tríptico cuya parte central se conserva en el Metropolitan de Nueva York.
Maestro absoluto de la temporada de oro del Renacimiento, Fray Filippo se forma en el convento de los Carmelitas de Santa María del Carmine de Florencia, donde crece estudiando las obras de los grandes autores que ahí trabajaron en el siglo XIV.
La sección dedicada a Fray Filippo se completa con documentos de archivo de Florencia y de Spoleto, que testimonian sus contactos con Cosimo de’ Medici describiendo con cierta ironía la historia del rapto por parte del artista, de Lucrezia Buti del convento de Prato donde entonces estudiaba de adolescente, además de la fuga pasional de ambos y el nacimiento de su hijo, Filippino.
Filippino nace en Prato en 1457 y de ahí se traslada a Spoleto en 1467, junto al padre comprometido en su última obra pictórica, la tribuna de la Catedral de Spoleto. En 1472, después de la muerte del padre, a los 15 años resulta ya descrito como “pintor con Botticelli”, del que se empapa durante su aprendizaje.
El recorrido expositivo incluye una serie de bocetos, cedidos por los Uffizi y por el Instituto de la Gráfica de Roma, que recoge la influencia ejercida en Filippino Lippi por el padre, en cuyo taller se formó, y por Sandro Botticelli en cuyo estudio se perfeccionó tras la muerte del padre en 1469.
Cabe señalar la obra maestra de Filippino, la Anunciación en los Museos de San Gimignano. Realizada en dos “tondos” sobre tabla, Filippino inventa mezclar, las geometrías de perspectivas y la personal narración de los interiores del padre, con una más amplia inspiración de las figuras sinuosas de Botticelli: entre una nueva profundidad perspectiva - paisajística y un primer plano caracterizado por cromatismos y transparencias, determinantes para Filippino en las últimas décadas del siglo XV tanto en Florencia como en Roma.
Se añade al contenido un dibujo de Filippino Lippi, procedente de la Academia de Venecia, que ilustra la ingeniosa invención llevada a cabo en el fresco para la iglesia de Santa María en Minerva de Roma, en la capilla del cardenal Oliviero Carafa. Cumbre de la producción pictórica de Filippino, la citada capilla es un muestrario de citaciones de la antigüedad, que revelan el poderoso atractivo que Roma ejercía en la producción artística de los maestros del Renacimiento.
Se trata de una exposición preciosa, imperdible. con doble protagonismo y con las mejores obras de cada uno de ambos artistas, en un contexto inmejorable.