Aunque en Glasgow se ha celebrado solamente la preceptiva COP anual sobre el cambio climático —y ya van 26 desde la primera en Berlín—, esta no ha sido una COP cualquiera. Comenzando por la grave evolución del cambio climático, pasando por las dificultades inherentes a su realización física —después de la imposibilidad de haberla celebrado en 2020 por la pandemia covid— y continuando por la cantidad de viejas y nuevas problemáticas existentes en el mundo que empeoran aceleradamente en el ámbito de la socioeconomía, del humanitarismo y de la geopolítica internacional, todo ello ha hecho de esta COP26 una COP singular, especial, extraña… La COP26 deja claros pósitos y no quedará en el olvido como una más, sino que, como las de Copenhague en el 2009 y de París en el 2015, define un antes y un después en los avatares tan complejos de este siglo XXI y, por supuesto y en teoría, en relación con la lucha contra el cambio climático.
Sin querer argumentarlo antes de desarrollarlo, y destacando solamente el hecho de la imposibilidad de intentar seguir y abarcar todo lo acaecido y de extraer unas conclusiones concretas de este «todo» que, para entendernos, nosotros hemos querido calificar intencionadamente como de rompecabezas inabarcable, entonces nos proponemos analizar en este artículo —a modo de relatos políticos parciales (de hechos y de contenidos)— algunas de las piezas clave que, sin englobar todo el rompecabezas Glasgow 2021, quizás ayuden a comprenderlo.
Son, y pueden considerarse las siguientes piezas claves:
0) Propuesta para una lectura corta principal y guía para otras posibles lecturas rápidas. Breve glosario imprescindible para una lectura inteligible.
1) El domingo 31 de octubre «no empezó la COP26» sino que terminó el G20 de Roma. Los líderes mundiales y los grandes medios de comunicación se realimentan positivamente entre ellos y quieren hacer del mundo un gran espectáculo al más puro estilo de la película el Show de Truman.
2) El multilateralismo vive sus peores momentos históricos y los EE. UU. y la China juegan una partida particular hacia un «bilateralismo enfrentado» entre ellos; y entre ellos y el resto del mundo.
3) La Gran Bretaña apuesta más de lo que tiene —para hacer valer su Brexit— en conseguir ante el resto del mundo unos muy buenos resultados de «su» COP de Glasgow. Y de cómo el carbón de la primera máquina de vapor de la revolución industrial inglesa «lo compran», ahora, sobre todo, la India y la China.
4) La mejor COP de la historia pero que llega ya demasiado tarde desde el punto de vista de la lucha contra el cambio climático (véase, sin embargo, la siguiente pieza clave 5).
5) ¿Y entonces: ahora qué? El 2022 el último año de gracia…
6) Estamos ya en un mundo en el que emerge una nueva división entre los países que podrán adaptarse y los que solo podrán pedir ayuda para sus «pérdidas y daños».
Pieza clave 0
Propuesta para una lectura corta principal y guía para otras posibles lecturas rápidas. Breve glosario imprescindible para una lectura inteligible.
0.1. Propuesta de lectura corta principal
Subpieza 4.1. y pieza clave 5: principales contenidos del Pacto Climático De Glasgow (es decir, de los contenidos substantivos de la CMA3 y de la COP26 de Glasgow) y perspectivas de trabajo importante para la COP27 de Egipto.
0.2. Guía para otras posibles lecturas rápidas, a nuestro juicio más interesantes
Subpieza 1.2. y pieza clave 2: la reunión del G20, la persistente crisis del multilateralismo y las relaciones y el papel de los EE. UU. y la China en la COP26.
Subpieza 1.3, 3.3 y 3.4: las escenificaciones de un Show de Truman orquestado por los «líderes mundiales» y retransmitido por «grandes medios de comunicación».
Subpiezas 1.1, 3.2, 3.3, 3.4 y 4.2: un relato temporalizado de los avatares, incongruencias, espectáculos y finales contradictorios —carbón incluido— de la COP26.
Subpieza 6: Las señales y tristes perspectivas del Pacto Climático de Glasgow.
0.3. Breve glosario imprescindible para una lectura inteligible
COP: Conferencia de las Partes (Partes de un tratado multilateral dentro de la ONU).
COP26: Conferencia de las Partes número 26 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). Celebrada en Glasgow en noviembre del 2021, por defecto se utiliza —pero ello solo es interpretable por el contexto de la frase en que se incluya— para incluir todo el entramado de las Conferencias de los tres tratados climáticos multilaterales existentes: la Convención Climática y su COP26, el Protocolo de Kioto y su CMP16 y el Acuerdo de París y su CMA3.
SB’s: Subsidiary Bodies. Órganos de trabajo subsidiarios de la UNFCCC.
IPCC: Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.
NDCs-CDNs: Contribuciones Determinadas Nacionalmente de los Estados/partes de la CMA que se registran en la UNFCCC y que contienen los compromisos de lucha contra el cambio climático de los Estados/partes.
GHG: Gases de Efecto Invernadero.
LMDCG: Like Minded Developing Countries Group.
G77: Grupo de los 77 (en principio + China) - Grupo de los países en desarrollo.
Véase también la subpieza 3.1.
Pieza clave 1
El domingo 31 de octubre «no empezó la COP26», sino que terminó el G20 de Roma. Los líderes mundiales y los grandes medios de comunicación se realimentan positivamente entre ellos y quieren hacer del mundo un gran espectáculo al más puro estilo de la película el Show de Truman.
Subpieza 1.1
Lo que nunca empieza en un domingo —en este caso una COP climática— empezó el domingo 31 de octubre en Glasgow como quien no quiere la cosa, y con solo a destacar una gran primera bofetada al funcionamiento democrático de los órganos de los tratados climáticos.
En efecto, cuando se constituye una COP lo primero que se hace es aprobar la agenda provisional que se ha venido preparando y armando para elevarla a definitiva en el acto de constitución de la conferencia. Pues bien, no fue así en este caso. Un punto de la agenda de la COP propuesto reglamentariamente en su día por Bolivia y que, por lo tanto, figuraba en su agenda provisional (documento: FCCC/CP/2021/1 del 3 de septiembre) como así debía ser, caía de esta agenda a propuesta del presidente de la COP, elegido formalmente como tal hacía unos minutos, el Sr. Alok Sharma. El punto caído de la agenda era, textualmente el siguiente:
16) Reducciones reales e inmediatas de las emisiones que sean equitativas, justas, ambiciosas y urgentes y se ajusten a una trayectoria compatible con una reducción de la temperatura por debajo de los 1.5 oC.
El flamante nuevo presidente de la COP explicó que Bolivia había aceptado su propuesta de que el punto cayera de la agenda. Según sus propias palabras, la razón era que, dada la importancia del tema, el propio presidente quería tratarlo personalmente y de forma transversal mediante consultas «a alto nivel» durante las semanas de la COP, para ser incluido en la Final Cover Decision o Declaración Final de la COP26.
Permítannos los lectores no hablar más, en esta ocasión, de este tema. Sí hablaremos, por supuesto y en su momento, de la Declaración Final. Y probablemente podamos explicar más sobre lo que había y hay detrás de todo ello cuando vuelva a salir, muy probablemente, en la COP27 de Egipto. Solo diremos que se hace difícil entender que un tema calificado como tan importante, insistimos: por el propio presidente, sea hurtado, por él mismo, del debate y la negociación democrática entre y por los estados parte de la COP.
Subpieza 1.2
Este primer día de sesiones fue un día frio y desangelado llevado a cabo como quien no quiere la cosa. Se trataba de poner en funcionamiento «toda» la maquinaria de la conferencia, y así se hizo, pero le faltó alma, ilusión y unas buenas dosis de pasión ante el reto que empezaba.
¿Y por qué, este arranque tan frío? Pues, porque este domingo 31 de octubre se estaba terminando, en Roma, la Cumbre anual del G20, con casi todos los líderes mundiales allí presentes. El secretario general de la ONU no puede faltar en la apertura oficial de una COP climática, pero, en cambio, eligió quedarse como espectador (que es lo que es allí) del final de la reunión del G20.
El actual estado de la problemática del cambio climático es tan grave que, por supuesto, el G20 no podía pasarlo de largo. En la Declaración Final de la reunión se dice textualmente al respecto y, entre otras cosas, lo siguiente:
21) Energy and Climate. Responding to the call of the scientific community, noting with concern the recent reports of the IPCC and mindful of our leadership role, we commit to tackle the critical and urgent threat of climate change and to work collectively to achieve a successful UNFCCC COP26 in Glasgow. We remain committed to the Paris Agreement goal to hold the global average temperature increase well below 2 0C and to pursue efforts to limit it to 1.5 oC above pre-industrial levels, also as a means to enable the achievement of the 2030 Agenda.
22) We recognize that the impacts of climate change at 1.5 oC are much lower than at 2 oC. Keeping 1.5 oC within reach will require meaningful and effective actions and commitment by all countries… We look forward to a successful COP26.
23) In this endeavour, informed by the IPCC assessments, we will accelerate our actions… acknowledging the key relevance of achieving global net zero greenhouse gas emissions or carbon neutrality by or around mid-century and the need to strengthen global efforts required to reach the goals of the Paris Agreement. Accordingly, recognizing that G20 members can significantly contribute to the reduction of global greenhouse gas emissions, we commit, in line with the latest scientific developments and with national circumstances, to take further action this decade and to formulate, implement, update and enhance, where necessary, our 2030 NDCs.
25) We note the Climate Finance Delivery Plan, which shows, based on OECD estimates, that the goal is expected to be met no later than 2023.
26) We commit to significantly reduce our collective greenhouse gas emissions, taking into account national circumstances and respecting our NDCs. We acknowledge that methane emissions represent a significant contribution to climate change and recognize, according to national circumstances, that its reduction can be one of the quickest, most feasible and most cost-effective ways to limit climate change and its impacts. We welcome the contribution of various institutions, in this regard, and take note of specific initiatives on methane, including the establishment of the International Methane Emissions Observatory (IMEO). We will further promote cooperation, to improve data collection, verification, and measurement in support of GHG inventories and to provide high quality scientific data.
28) We commit to mobilize international public and private finance to support green, inclusive and sustainable energy development and we will put an end to the provision of international public finance for new unabated coal power generation abroad by the end of 2021.
Es lícito, como mínimo, preguntarse si los resultados que podría dar la COP de Glasgow estaban ya escritos. Lo analizaremos en la sección 4 del artículo.
Subpieza 1.3
Cuando los líderes del G20 acabaron su reunión se dieron cuenta de que estaban cerca de Glasgow y decidieron, en su mayoría, pasarse por allí. Empezaba el Show de Truman orquestado por los «líderes mundiales» y amplificado y retransmitido por «grandes» medios de comunicación. Lo que es la tradicional intervención de los líderes en las salas plenarias de las instalaciones de la COP (a imagen y semejanza de sus intervenciones de cada año en la sesión de apertura de setiembre de una nueva sesión de la Asamblea General de la ONU), en la medida que se habían trasladado a los primeros días 1 y 2 de noviembre de la COP eran, en sí mismos, días «poco sexis» y empezaron a interpretar un espectáculo de declaraciones plurilaterales en las que supuestamente tomaban grandes acuerdos para luchar contra el cambio climático. En la COP, las negociaciones correspondientes a los puntos de las agendas estaban en sus inicios y no daban, aún, para ninguna noticia. Quedaron pues servidas las mejores oportunidades para el Show de Truman.
Así, el periódico español El País —pero también The Guardian, The New York Times, etc.— destacaba en grandes titulares:
103 países se comprometen a reducir esta década un 30% sus emisiones de metano, el gas responsable del 25% del calentamiento. Estados Unidos y la Unión Europea han apadrinado un pacto que busca limitar el incremento de la temperatura mundial.
Mr. Biden había llegado a la COP sin nada que proponer ni liderar en el bolsillo, pero, con la ayuda de la Unión Europea, montaron un plan —teóricamente plurilateral— que, en cambio, no lo es bajo ninguna estructura internacional que lo cerciore, lo siga y valide (o no) su cumplimiento. Puro Show de Truman en la primera gran escenificación que se presenció en Glasgow. Parece ser que gustó porque las escenificaciones tipo «espectáculo» dentro de la COP, desde entonces, se fueron sucediendo.
Pero es que todo ello es aún más grave: el lector puede comprobar que en el citado párrafo 26 del acuerdo del G20 —véase sub pieza 1.2— se hacía mención expresa del metano; y en uno de los pabellones de los estados y otras organizaciones dentro de la COP, había uno montado en plan «talla XXL» que decía: «The Methane Moment-Most Powerful Way to Slow Warming Now»; pero además tenía que parecer verdad y, al final, el artículo 37 del denominado Pacto Climático de Glasgow (ya hemos dicho que hablaremos del mismo —del Pacto— en la pieza clave 4, pero no volveremos hablar más de toda esta parafernalia del metano) dice textualmente:
37) Invites Parties to consider further actions to reduce by 2030 non-carbon dioxide greenhouse emissions, including methane…
O sea que sí, que el metano es uno (el segundo en importancia relativa) de los gases de efecto invernadero y, para destacarlo, se acaba introduciendo un artículo absurdo referido a los gases de efecto invernadero que no sean el CO2, para poder poner en él «incluyendo el metano».
En estos momentos «al mundo» le cae mejor Biden que, por supuesto Trump o Bolsonaro y, por lo tanto, ya ni les hablamos del mismo tipo de espectáculo, pero referido a los bosques y apoyado por Bolsonaro, diciendo todo lo contrario de lo que este mandatario viene clara y explícitamente realizando en su propio país.
Pieza clave 2
El multilateralismo vive sus peores momentos históricos y los EE. UU. y la China juegan una partida particular hacia un «bilateralismo enfrentado» entre ellos; y entre ellos y el resto del mundo.
Subpieza 2.1
Los Estados Unidos de América y la República Popular China viven, por así decirlo, en su propio mundo. Enfrentados, pero a la vez totalmente interdependientes. Primera potencia mundial aún y primera potencia mundial en perspectiva, parecería que muy cercana. En cualquier caso, ninguno de los dos países parece encontrar su papel actual en el mundo ni la capacidad y/o responsabilidad de ejercer un liderazgo mundial positivo para este.
Y todo ello, y más, especialmente en la lucha contra el cambio climático donde tienen responsabilidades comunes muy importantes, pero también muy diferenciadas. China actualmente es el primer emisor de GHG en el mundo, pero su responsabilidad histórica acumulada per cápita es bastante pequeña. EE. UU. en la actualidad es el segundo mayor emisor, con unas emisiones per cápita que doblan a las chinas y una responsabilidad histórica acumulada per cápita que cuadriplica a la china.
En la medida que el problema del cambio climático es cada vez más grave y que la humanidad se va haciendo, aunque aún muy pasivamente, más consciente de ello, los dos países necesitan limpiar su cara ante el mundo y parece que prefieren hacerlo, en cierta medida, de forma conjunta, de forma bilateral, y aislándose también, en cierta medida, del resto de países de los tratados climáticos multilaterales. Parece que no han aprendido del fracaso que en 2009 fue Copenhague, que debería haber enseñado que este bilateralismo puede tener efectos muy graves a muchos niveles y, entre otros, en relación con un mayor debilitamiento, si cabe, del multilateralismo climático en general y, de hecho, del multilateralismo climático en especial: el no acuerdo de Copenhague 2009 ha sido el responsable de haber perdido una década crucial en la lucha contra el cambio climático.
Su «teórico acuerdo bilateral» final —del 10 de noviembre y en el marco de la COP26— tiene más un valor simbólico en el sentido de que parecería que, finalmente, asumen su responsabilidad ante el mundo como los dos máximos responsables actuales y futuros que son de la problemática climática. Pero dadas las características literarias de buenas intenciones —en casi ningún caso concretadas en medidas claras y explicitadas en los sentidos pertinentes y necesarios— de su «acuerdo bilateral», este deja muchas más incógnitas que esperanzas con relación al futuro. Sobre todo, después de la última reunión virtual entre Xi Jinping y Joe Biden, posterior a la del G20 y la COP26, de la cual, no ha resultado ni tan siquiera algún nuevo comunicado conjunto en alguna dirección concreta.
De todas maneras, no negaremos que el hecho que las dos primeras potencias mundiales y, a la vez, los dos máximos responsables actuales del cambio climático hayan utilizado el G20 y la COP26 para hablarse y escribir conjuntamente algunas frases, en general muy vacuas, no deja de tener, inicialmente, una cierta importancia que cabe destacar como no negativa en absoluto. Veamos, sin embargo y en relación a ello, las frases que nosotros podríamos incluso subrayar de esta Declaración Conjunta de Glasgow entre Estados Unidos y China sobre la mejora de la acción climática en la década de 2020, de la cual tal vez lo más interesante sea su título. Partiendo del alarmante gap entre la ciencia y la realidad y del hecho que todo indica que se va a ensanchar mucho más en esta década actual (de lo que nosotros nos haremos explícito eco cuando comentemos el Pacto Climático de Glasgow de la CMA3 —el pacto multilateral, por lo tanto— en la Pieza clave 4 de este artículo), los Estados Unidos y la China hacían públicas, el día 11 de noviembre, en respectivas, pero separadas ruedas de prensa en Glasgow y, entre otras, las siguientes frases elaboradas conjuntamente:
2) The United States and China, alarmed by reports including the Working Group I Contribution to the IPCC Sixth Assessment Report released on August 9th, 2021, further recognize the seriousness and urgency of the climate crisis. They are committed to tackling it through their respective accelerated actions in the critical decade of the 2020s, as well as through cooperation in multilateral processes, including the UNFCCC process, to avoid catastrophic impacts.
3) In that regard, they are committed to pursuing such efforts, including by taking enhanced climate actions that raise ambition in the 2020s in the context of the Paris Agreement…
6) The two sides recall their intention to continue discussing, both on the road to COP26 and beyond, concrete actions in the 2020s to reduce emissions aimed at keeping the Paris Agreement-aligned temperature limit within reach…
8) Recognizing specifically the significant role that emissions of methane play in increasing temperatures, both countries consider increased action to control and reduce such emissions to be a matter of necessity in the 2020s…
9 B) The United States has set a goal to reach 100% carbon pollution-free electricity by 2035.
9 C) China will phase down coal consumption during the 15th Five Year Plan and make best efforts to accelerate this work.
11) The two sides recall their respective commitments regarding the elimination of support for unabated international thermal coal power generation.
14) Both countries will work cooperatively to complete at COP26 the implementing arrangements («rulebook») for Articles 6 and 13 of the Paris Agreement, as well as common time frames for NDCs.
15) Both countries intend to communicate 2035 NDCs in 2025.
Lógicamente, algunas partes de estas frases ya las hemos leído en la Declaración Final de la reunión del G20 en Roma (véase la subpieza 1.2) y las veremos incluidas, también, en el Pacto Climático de Glasgow después que, efectivamente, acabó cerrando los temas pendientes de las Reglas de Katowice y el famoso «Common time frames».
Subpieza 2.2
Pero en el día a día de la COP, que es cuando realmente se construyen «contenidos», ya no se sabe muy bien si cuando interviene públicamente el grupo negociador del G77+China, China está realmente interviniendo o no. De fuentes bien informadas sabemos que, durante esta COP26, China ya ni tan siquiera se ha presentado en la mayoría de las ocasiones, a las reuniones de su grupo negociador, ni de uno de sus subgrupos más activos y hegemónicos, como mínimo hasta hace poco, del G77, que es el Like Minded Developing Countries (LMDC) Group. Esto, en resumidas cuentas, debilita las fuerzas y desalienta mucho a los otros subgrupos del G77 y, por supuesto, al conjunto del G77+China. Al otro lado —por así decirlo— los EE. UU. ya no son de fiar para casi ninguno de sus supuestos aliados de la OCDE o de la OTAN; ni para Europa, ni para la misma Inglaterra post Brexit, ni para Japón, ni para…
En este contexto, los equilibrios de la gobernanza multilateral del mundo se están resquebrajando más y más y, en resumidas cuentas, cuando más gobernanza y liderazgo necesitaría el mundo menos parece tenerlos a ellos dos para ello.
A China prácticamente ni se la ha visto ni se la ha oído durante toda la COP (excepto en los dos últimos plenarios y por, en definitiva, pequeñeces no substantivas). Y cuando se la ha visto ha sido negociando con los EE. UU.
De juzgado de guardia, como se dice en España, sería la actuación de los EE. UU. que se ha tomado las dos semanas de la COP como un desfile de modas: paseando por el pasillo central de la COP a Biden, Al Gore, Obama, Pelosi, etc. sin entrar nunca en las salas de reuniones negociadoras que es donde realmente hacían falta y donde, en cambio, parecería que aquello ni estaba a su supuesta altura ni iba con ellos.
Aunque algunos de los hechos relatados en esta pieza podrían considerarse como relatos tales que no sean capaces de reflejar la realidad de lo que sí sea substancial en este momento de la historia, lo que sí que hemos pretendido realmente intentar reflejar con ellos es que en unos momentos donde los desafíos que tiene planteados la humanidad son de la más extrema gravedad y, por lo tanto, donde la toma de decisiones, su implementación y su cumplimiento global más importante y crucial que nunca, nos encontramos ante una nueva crisis del multilateralismo que llega en el peor de los momentos y pasa a ser, desgraciadamente, más alimento neto de la tormenta perfecta.
Pieza clave 3
La Gran Bretaña apuesta más de lo que tiene —para hacer valer su Brexit— en conseguir ante el resto del mundo unos muy buenos resultados de «su» COP de Glasgow. Y de cómo el carbón de la primera máquina de vapor de la revolución industrial inglesa «lo compran», ahora, sobre todo, la India y la China.
Aunque organizativamente dejó mucho que desear y políticamente no estuvo tan lejos de costarnos un Copenhague 2, es justo reconocer —a nuestro humilde juicio— que la COP26 fue globalmente exitosa por los resultados finales conseguidos por parte de la presidencia británica bajo la batuta —siempre parca y vacía de contenido político oral— del Sr. Alok Sharma.
Pero ello no quita que creamos necesario comentar como, precisamente, no puede conducirse una COP si no quieren provocarse más desastres del multilateralismo de los que, desgraciadamente, vamos más que sobrados.
Subpieza 3.1
Una COP es un entramado muy complejo que lleva consigo una mochila histórica de mucho peso y de muchos quilates. En el contexto de la ONU los tratados multilaterales climáticos constituyen, actualmente, uno de sus mayores y más complicados hijos.
Cuando decimos que se celebró la COP26 estamos diciendo nada más y nada menos que se celebró el siguiente conjunto de, para entendernos, subconferencias parte de una conferencia o cumbre total que, tanto en sus partes como en su totalidad está llena de numerosas «bombas antiacuerdos» —a ir sorteando:
a) La COP26: la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Climática Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). El acrónimo UNFCCC, del nombre en inglés de esta convención se usa para referirse indistintamente (por lo tanto, solo interpretable por el contexto de la frase en la que nos lo encontremos) a la Convención Climática de 1992 y/o al conjunto de tratados, órganos de trabajo, órganos temáticos específicos, secretariado, presidencias anuales (la anterior Chile y la actual Gran Bretaña en el contexto de Glasgow), etc. que constituyen el entramado conjunto de todos ellos.
La Conferencia de las Partes que han ratificado este primer tratado multilateral, aprobado en Rio 92, responde a su acrónimo en inglés: COP. Y esta reunión de la COP celebraba en Glasgow es, como ya hemos dicho, su reunión anual número 26 y, entonces y por lo tanto y por defecto, el acrónimo COP26 responde aquí, propiamente, a la parte o reunión de la Convención Climática dentro de todas las reuniones que han tenido lugar en Glasgow este 2021. Su Declaración Política Final es, actualmente y en casi todo su redactado, un resumen de la Declaración Final de la CMA3 y, por supuesto, es considerada dentro del Pacto Climático de Glasgow.
b) La CMP16: la CMP es el acrónimo del nombre en inglés de la Conferencia de las partes del famoso Protocolo de Kioto bajo el paraguas de la Convención Climática. En esta su reunión número 16 desde que entrara en vigor ha llegado a su nivel más bajo de interés y atención, lo cual queda reflejado en las 9 líneas de que consta su Declaración Política Final —aunque también esta se incluya bajo el paraguas común final de: Pacto Climático de Glasgow. No es ni mucho menos un tema menor, habría mucho de qué hablar sobre el mismo, pero quedará pendiente para otra ocasión.
c) La CMA3: la CMA es el acrónimo del nombre en inglés de la Conferencia de las Partes del Acuerdo de París bajo el paraguas, siempre, de la Convención Climática, y que, sin duda, se erige actualmente en la principal de las subconferencias realizadas y por realizar en el futuro. En Glasgow se ha reunido por tercera vez, aunque ello tampoco es realmente así pero también quedará pendiente para otra ocasión el comentarlo. Su Declaración Política Final es realmente, por lo tanto, la que constituye el Pacto Climático de Glasgow que valoraremos en las piezas 4, 5 y 6 de este artículo.
d) Los Órganos Subsidiarios SB (el SBI: Subsidiary Body for the Implementation y el SBSTA: Subsidiary Body for the Scientific and Technological Advice) trabajan la preparación de las reuniones de las tres COP. En una COP como la 26 se reúnen durante su primera semana para la negociación de los posibles acuerdos que, al final de la segunda semana, tomaran, entre otros, las tres COP. Debido a los avatares de la COVID, en Glasgow se han cerrado finalmente sus reuniones de la 52 a la 55.
e) La Presidencia (en este caso la británica). En la segunda semana de las COP la presidencia del país huésped toma la dirección política y organizativa de la conferencia que llevará a su manera y haciendo uso de los recursos y métodos diplomáticos propios que considere oportunos.
f) El Secretariado de la Convención. Cuya directora actual, la Sra. Patricia Espinosa, ha sido nombrada, como es preceptivo en un tratado internacional de las Naciones Unidas, por el secretario general de la ONU pasando a formar parte de su equipo. Es, casi, el único hilo de contacto directo y real entre la ONU y los tres tratados climáticos citados.
Subpieza 3.2
Constituidos y, por lo tanto, lanzados a trabajar el domingo 31 de octubre tanto los SB como las COP, la segunda semana empezó con un extraño stocktaking plenario inicial, en el que la presidencia británica debería haber explicado su plan político y metodológico para la semana, y escuchado la opinión de los estados/parte al respecto.
Las reuniones de los SB de la semana anterior no habían acabado de cerrar ninguno de los temas más importantes pendientes de aprobación para poder considerarse cerrado el paquete de reglamentos, procedimientos y modalidades con los que implementar plenamente el Acuerdo de París y se les pedía continuar intentándolo durante la segunda semana, mientras la presidencia intensificaría a su modo y manera (nunca explicados ni conocidos públicamente) sus consultas para elaborar las Declaraciones Políticas Finales de las COP, anunciando un primer borrador de las mismas para el miércoles 10 y un borrador final para el viernes 12 a las 18 h, ya en todos los idiomas oficiales de la ONU.
La opacidad política de las negociaciones de las segundas semanas de las COP sería, como ya viene siendo tradición, absoluta. Mientras que, en general, debe reconocerse al secretariado de la UNFCCC un continuado esfuerzo de hacer cada vez más transparentes, e incluso participativas, gran parte de las negociaciones climáticas. En no pocas ocasiones, hemos oído también a muchos Estados/partes proclamar que la presencia y participación de las Organizaciones Observadoras durante las negociaciones es imprescindible para su avance progresista y anclado en la sociedad. Pero cuando llega la hora de la verdad —las negociaciones de los acuerdos finales de las COP— estas negociaciones son siempre a oscuras. No es ni mucho menos un tema menor pero también deberemos dejarlo para otra ocasión.
Estando previsto otro acto al que tenía que acudir el presidente Alok Sharma, el plenario se interrumpió rápidamente sin dar paso a ninguna intervención de los Estados/partes —un coitus interruptus del que debería haber sido uno de los momentos políticos constructivos importante de la COP26. Mal continuaba, al empezar la segunda semana de las COP, una presidencia que también debe ser calificada de arrogante con una característica adicional que también es bueno que sea conocida: organizadora de una sobreoferta de actos complementarios a los reglamentarios, que dicha presidencia ofrecía y consideraba como partes de sus procesos de consulta (¿?) y que, en definitiva, llenaron de un ruido ensordecedor y, a veces, insoportable el minuto a minuto de la COP26 con, parecería, la voluntad de tener entretenido —y además también aturdido— al personal.
Subpieza 3.3
Y llegó el miércoles 10 de noviembre y, efectivamente, salió de madrugada, de «la nada» y como por arte de magia un primer draft de propuesta de declaración política final con una convocatoria de nuevo stocktaking plenario a media mañana.
Por primera vez en diez días (y a dos días teóricamente del final de la COP26), y sin ninguna presentación política del documento por parte de Mr. Alok Sharma, los representantes de los Estados partes (primero de sus grupos negociadores y después algunos a título individual) tomaron la palabra para intervenciones genéricas sobre las posiciones más o menos de siempre de cada uno de ellos; no se entraba en la valoración o discusión del primer draft porque acababa de ver la luz y no había habido tiempo para analizarlo ni, mucho menos, tomar posiciones con respecto al mismo.
Dos subrayados: 1. No tomó la palabra ninguno de los grupos negociadores de los países desarrollados o del Anexo I en el argot climático: ¿estarían quizás de acuerdo con el primer draft de Mr. Alok Sharma que lo habría trabajado especialmente con ellos? 2. Diego Pacheco de Bolivia, en nombre del Like Minded Developing Countries Group del G77, avisó al presidente de desconocer la historia de aquellas negociaciones e incluso de que parecía que no la hubiese querido conocer y, en un tono un poco sarcástico, le dijo al presidente que la ilusión de terminar el viernes 12, a las 18 h, con los textos finales traducidos a todas las lenguas oficiales de la ONU era, eso, una ilusión.
Subpieza 3.4
Terminó el plenario, en el que siguió reinando la frialdad y el desangelo, pero, por fin, empezaba la COP26 de verdad con los Estados/parte empezando a reunirse y a trabajar el draft de declaración política final.
Haciendo un salto en la temporalización de los relatos, que recuperaremos en la última parte de la siguiente pieza clave 4 de este artículo (ver el siguiente), nos parece oportuno recoger aquí lo que acabó siendo el titular final, por parte de muchos medios de comunicación del mundo, de la sesión final de la COP26. Sesión que empezó el sábado 13 por la tarde y que se alargó hasta la madrugada del domingo 14, con diversas interrupciones negociadoras sobre algunos cabos sueltos importantes y/o controvertidos.
En el segundo de los drafts presentado, llegado ya el 12 de octubre por la mañana se recogía un punto 36 en la sección de mitigación que entre otras cosas contenía el siguiente texto:
36) …accelerating the phase-out of unabated coal power…
Con el plenario reunido y funcionando (y sin que hubiese salido un nuevo draft que recogiera los resultados últimos de las negociaciones, lo cual es del todo extraño en estos casos) India pidió y tomó la palabra y pidió una modificación del texto anterior por el siguiente:
36) …accelerating efforts towards the phase down of unabated coal power…
Según el diccionario de Cambridge: phase-out significa «to gradually stop using something» mientras que phase down significa «to remove or stop using something gradually or in stages». Según el diccionario de google: phase-out significa «reducir progresivamente» mientras que phase down significa «reducir gradualmente».
Suiza, en nombre del Environmental Integrity Group (EIG) y la Unión Europea a través de su vicepresidente para el Pacto Verde Europeo, Sr. Frans Timmermans, tomaron la palabra escandalizados por la regresión que según ellos proponía incorporar la India en el texto y con la que no estaban en absoluto de acuerdo.
Mr. Alok Sharma propuso, por el bien del pacto, aceptar la propuesta de la India… silencio en el plenario y después del litúrgico «Hearing no objections, it’s approved!», es la que aparece ahora finalmente en el texto final aprobado. Más que los verbos, es el añadido por la India: «efforts towards» lo que, efectivamente, empeora el texto final.
¿Por qué nos hacemos eco de esta cuestión? Pues porque muchos de los «grandes» medios de comunicación del mundo recogían en su portada este hecho para dar la noticia del final de la COP26, y lo hacían como en el caso de El País español con este titular: «Glasgow concluye con un mensaje descafeinado contra el carbón». A nuestro humilde entender la COP26 no merecía estos titulares finales de «los grandes medios» que, así, no informaban de lo acaecido realmente allí en su conjunto (véase otra vez nuestra siguiente pieza clave 4).
Estamos otra vez ante una gran escenificación —ya las hemos destacado como elementos importantes, amplificados por «los grandes medios de comunicación»— del Show de Truman que, en una parte no menor, ha sido esta COP —con, en este caso, graves dosis de hipocresía. Los que escribimos este artículo no nos hemos cansado nunca de explicar que los tratados climáticos tienen pendiente de aprobación el punto de su reglamento sobre la toma de decisiones en su seno. Debido a ello, todo debe aprobarse por unanimidad o consenso, y todos los Estados/partes tienen por lo tanto capacidad de veto. Pues bien, ni el EIG ni la Unión Europea vetaron nada y solo actuaron de cara a la galería.
El tema tiene un fondo importante que, a nosotros, nos encuentra al lado de la India porque defendemos una justicia climática basada en la responsabilidad histórica acumulada por cápita. Esto significa que las emisiones que de ahora en adelante se realicen, solamente deberían provenir de países en desarrollo, aquellos que son menos responsables del cambio climático, y siempre en aras a su desarrollo sostenible y para la erradicación de la pobreza. No, en cambio y, por ejemplo, de una Unión Europea que sigue contando con inversiones futuras para el uso del carbón para producir electricidad. Otro día hablaremos de ello con más calma.
Pieza clave 4
La mejor COP de la historia pero que llega ya demasiado tarde desde el punto de vista de la lucha contra el cambio climático (véase, sin embargo, la siguiente pieza clave 5).
Subpieza 4.1
Todos los títulos traen, como en este caso, muchas ideas comprimidas, pero sí, efectivamente y con toda humildad, nosotros consideramos que acabamos de vivir, cuanto a resultados, la mejor de las 26 COP que se han realizado a lo largo de la historia. Y hemos seguido con mucha atención todas las COP que se han realizado durante este siglo XXI (por lo tanto 21 de las 26 realizadas), con menor intensidad al principio y, con la máxima posible —presencial y activistamente entre otras maneras—, las de Copenhague en 2009, la de París en 2015 y, en las dos semanas de noviembre de 2021, esta de Glasgow.
Se ha tardado años en conseguirlo, pero finalmente y por primera vez en la historia el mejor último conocimiento científico, que el IPCC dio como consensuado en 2018 en el informe SR1.5 que le había encargado la COP de París, se recoge textualmente en el artículo 22 de la decisión política clave final de la CMA3 de la COP26 de Glasgow.
Textualmente —la traducción al español es nuestra— se dice:
22) Reconoce que limitar el calentamiento global a 1.5 oC requiere la rápida, profunda y sostenida reducción de las emisiones globales de gases de efecto invernadero... en un 45% por ciento en 2030 en relación con el nivel de 2010 y a cero netos hacia mediados de siglo…
¿Y cómo podemos explicar que en esta COP26 haya quedado recogido el objetivo más importante y sobre todo más fuerte jamás recogido en una declaración y/o decisión final de una COP? Pues porque según otro informe que, también por encargo de la COP de París, el Secretariado de la Convención Climática debía realizar y presentar públicamente el mes antes de empezar la COP de Glasgow, se constataba que de acuerdo con los Compromisos Nacionalmente Determinados (los «famosos» NDC) presentados y registrados oficial y actualmente ante la propia Convención, las emisiones que se producirán globalmente, desde ahora hasta el 2030, crecerán en un 13,7% respecto a las de 2010 (véase el artículo 25 del texto final aprobado).
Ante esta terrible constatación de divergencia (entre la ciencia y la realidad) —que es la que actualmente está llevando a la humanidad a la mayor catástrofe y sufrimiento que habrá vivido nunca en su historia— nadie ha podido detener que lo que desde hace cierto tiempo es el eslogan más famoso de la lucha actual contra el cambio climático: «Keeping 1.5 alive» (Mantener el 1.5 vivo), se apodere por completo, se reconozca explícitamente una vez más (como parte del objetivo del Acuerdo de París que era y es) y, en el citado artículo 22 de la Declaración Final de la CMA3 de la COP26 de Glasgow, se recoja como la meta que es y que hay que alcanzar —globalmente y de acuerdo con la ciencia del IPCC— para conseguirlo.
Este hecho, que, para quienes escriben, hace de esta COP la mejor de la historia de las COP, solo tiene un gran y muy grave problema: ¡que llega ya demasiado tarde! La reducción de emisiones a realizar en los 9 próximos años es, de acuerdo también con el conocimiento científico actual y, por lo tanto, con las tecnologías que tenemos y tendremos a nuestra disposición durante estos 9 próximos años, imposible de conseguir. Efectivamente, en tan poco tiempo es imposible hacer la necesaria transición energética mundial que sería necesario hacer y, sobre la cual, nosotros tenemos enormes dudas que sea nunca posible realizar pensando, como se hace, en no cambiar el sistema económico capitalista. Pasar de estar caminando, hacia aumentar las emisiones en un 13.7% a reducirlas en un 45% requeriría en la práctica —e intentando dar una imagen didáctica de lo que supondría hacerlo— detener, parar física y económicamente hablando, prácticamente por completo el nivel y el ritmo de vida que todas las ciudadanas y ciudadanos de todos los países desarrollados del mundo, y de alguna de sus economías emergentes, llevamos actualmente. ¡Ya se ha llegado tarde para ello!
Al afirmar, sin embargo, que acabamos de vivir la mejor de las 26 COP que se han realizado a lo largo de la historia, nos basamos también en el hecho de que en el artículo 3 de la CMA3 de esta COP26, entre otras cosas muy importantes, se recoge por primera vez en la historia —a pesar de la acérrima oposición, hasta el último segundo de las negociaciones, del Sr. Kerry— un concepto clave de la ciencia actual sobre el calentamiento global.
Textualmente —la traducción al español es nuestra— se dice:
3) Expresa alarma y máxima preocupación por el hecho de que las actividades humanas hayan provocado alrededor de 1.1 °C del calentamiento hasta la fecha, que los impactos ya se están sintiendo en todas las regiones, y que los presupuestos de carbono compatibles con el logro del objetivo de temperatura del Acuerdo de París son ahora pequeños y se agotaran rápidamente.
Efectivamente, para no sobrepasar los 1.5 oC, el presupuesto global de carbono de CO2 que aún podemos enviar a la atmosfera es, con un 83% de probabilidades y de acuerdo con el IPCC, de 300 GtCO2. Al ritmo actual de 40 Gt anuales de CO2 (que, siendo muy optimistas, y si algunos países atienden a la enorme presión que la problemática ejerce sobre ellos, a lo sumo se estabilizará), dentro de 7 años las actividades humanas habrán provocado alrededor de 1.5 oC de calentamiento global.
Tenemos que insistir otra vez en que, tristemente, hemos llegado ya demasiado tarde.
Subpieza 4.2
¿Y cómo puede entenderse que hayamos titulado y desarrollado esta pieza clave 4 del artículo tal como lo hemos hecho, después de que, en la pieza clave 3, hubiésemos dicho —entre muchas otras cosas— lo que ha quedado escrito sobre la presidencia británica de la COP26, y de que, en las subpiezas 1.2 y 2.1, hubiésemos dicho lo que ha quedado escrito sobre la declaración final del G20 y de la partida particular que juegan los EE. UU. y la China?
Pues bien, porque queda pendiente la finalización de la temporalización de los relatos que, expresamente, nos saltamos hacia el final de aquella pieza clave 3.
Decíamos allí (ver el anterior) que, terminado el plenario del miércoles día 10, empezaba la COP26 de verdad con los Estados/parte empezando a reunirse y a trabajar en el draft que la presidencia británica publicó aquel día. Retomemos pues, en este momento, el relato temporalizado de lo que fue —en las partes claves— la COP26.
El Sr. Alok Sharma convocó para el jueves 11, un nuevo «stocktaking plenario»: el más surrealista que hayamos vivido nunca nosotros. Suponemos que a lo largo del día 10 y madrugada del 11, debió seguir teniendo sus contactos y negociaciones con los Estados/partes, pero empezó el plenario del día 11, sin ni siquiera sacar una nueva versión del primer draft de declaración final. Sorprendentemente, en el plenario, los portavoces de los grupos negociadores no piden la palabra. Suponemos que el Sr. Alok Sharma lo interpreta como que están acabando de preparar sus intervenciones. Es en aquel momento, cuando a falta de intervenciones de los Estados/parte decide dar la palabra a las distintas constituencies en que se encuadran las organizaciones observadoras participantes en la COP26.
A la misma hora, 11 h del jueves 11 de noviembre, el Like Minded Developing Countries Group había convocado una rueda de prensa, que la mayoría de los presentes en el plenario optó por seguir a través de sus dispositivos electrónicos, dejando como ruido de fondo las palabras —seguro que muy interesantes e importantes— de los portavoces de las constituencies. El portavoz del LMDCG daba por totalmente insatisfactorio el draft presentado el día anterior por la presidencia británica, basando su oposición en un argumento capital: el draft entra en total contradicción con la Convención Climática y el Acuerdo de París sobre todo porque ignora radicalmente sus esencias que final —y posteriormente— sí han quedado recogidas en el texto final en su artículo 23.
Textualmente dicho artículo dice:
23) Also recognizes that this requires accelerated action in this critical decade, on the basis of the best available scientific knowledge and equity, reflecting common but differentiated responsibilities and respective capabilities in the light of different national circumstances and in the context of sustainable development and efforts to eradicate poverty.
Cuando llega al Sr. Sharma el impacto de la rueda de prensa que acabamos de referir, da por finalizado el surrealista plenario y las negociaciones vuelven a empezar, ahora sí, por el principio, y no sería ya hasta el viernes 12 alrededor de las 20 h que se anuncia que las negociaciones continuaran toda la noche del viernes al sábado. Como ya se le había advertido, el Sr. Sharma se quedó sin el té familiar de las 6 de la tarde de su viernes 12 de noviembre. Finalmente, hacia las 11 h del sábado día 13, aparece un nuevo draft. Unas horas después, ya bien entrada la tarde del sábado 13, empiezan los plenarios finales con constantes interrupciones negociadoras que finalizaron la madrugada del domingo 14 —y no en cambio el viernes 12 como ya es norma de la casa— y con el consabido —y norma de la casa— «final feliz».
Pieza clave 5
¿Y entonces: ahora qué? El 2022 el último año de gracia.
Subpieza 5.1
El título, valorativamente calificado como bueno, de la pieza clave 4 anterior hace referencia, principalmente, a los contenidos de la sección «IV. Mitigación» del documento final del que se ha venido en llamar Pacto Climático de Glasgow que, por lo que se refiere a la CMA3, es el documento que se puede encontrar en la web de la UNFCCC y que aún no está definitivamente editado ni, por lo tanto, traducido a todas las lenguas oficiales de la ONU.
En esta sección «IV. Mitigación» (que recoge prácticamente todas las enmiendas presentadas en las negociaciones finales por el LMDCG dentro del G77 después de la rueda de prensa del jueves 11 a las 11 h a la que nos hemos referido anteriormente) es en la que se encuentran, entre otros, los artículos 22, 23 y 25 que ya hemos citado y valorado, pero que queremos repetir a continuación para revalorarlos adecuadamente:
22) Recognizes that limiting global warming to 1.5 oC requires rapid, deep and sustained reductions in global greenhouse gas emissions, including reducing global carbon dioxide emissions by 45 per cent by 2030 relative to the 2010 level and to net zero around midcentury, as well as deep reductions in other greenhouse gases…
23) Also recognizes that this requires accelerated action in this critical decade, on the basis of the best available scientific knowledge and equity, reflecting common but differentiated responsibilities and respective capabilities in the light of different national circumstances and in the context of sustainable development and efforts to eradicate poverty.
25) Notes with serious concern the findings of the synthesis report on nationally determined contributions under the Paris Agreement,3 according to which the aggregate greenhouse gas emission level, taking into account implementation of all submitted nationally determined contributions, is estimated to be 13.7 per cent above the 2010 level in 2030…
A los que, cuando nos preguntamos ¿Y ahora qué?, hay que añadirle, fundamentalmente y valorarlo también como muy positivo, el siguiente artículo de la misma sección:
27) Decides to establish a work programme to urgently scale up mitigation ambition and implementation in this critical decade, and requests the Subsidiary Body for Implementation and the Subsidiary Body for Scientific and Technological Advice to recommend a draft decision on this matter for consideration and adoption by the Conference of the Parties serving as the meeting of the Parties to the Paris Agreement at its fourth session, in a manner that complements the global stocktake…
Subpieza 5.2
Déjenos el lector relacionar ahora algunos aspectos importantes de tres piezas claves anteriores, que, en realidad ahora aparecen finalmente «recogidas» en los textos anteriores:
De la pieza clave 1 en la subpieza 1.1:
Un punto de la agenda de la COP propuesto reglamentariamente en su día por Bolivia y que, por lo tanto, figuraba en su agenda provisional (documento: FCCC/CP/2021/1 del 3 de septiembre) como así debía ser, caía de esta agenda a propuesta del presidente de la COP, previamente elegido formalmente como tal hacía unos minutos, el Sr. Alok Sharma. El punto caído de la agenda era, textualmente el siguiente:
16) Reducciones reales e inmediatas de las emisiones que sean equitativas, justas, ambiciosas y urgentes y se ajusten a una trayectoria compatible con una reducción de la temperatura por debajo de los 1.5 oC.
Según el flamante nuevo presidente de la COP, Bolivia había aceptado su propuesta que el punto cayera de la agenda. Según sus propias palabras, la razón era que, dada la importancia del tema, el propio presidente quería tratarlo personalmente y de forma transversal mediante consultas «a alto nivel» durante las semanas de la COP, para ser incluido en la Final Cover Decision o Declaración Final de la COP26.
De la pieza clave 1 en la subpieza 1.2:
En la Declaración Final de la reunión del G20 se dice textualmente al respecto y, entre otras cosas, lo siguiente:
23) In this endeavour, informed by the IPCC assessments, we will accelerate our actions… Accordingly, recognizing that G20 members can significantly contribute to the reduction of global greenhouse gas emissions, we commit, in line with the latest scientific developments and with national circumstances, to take further action this decade and to formulate, implement, update and enhance, where necessary, our 2030 NDCs.
De la pieza clave 2 en la subpieza 1.2:
En la Declaración Conjunta de Glasgow entre Estados Unidos y China sobre la mejora de la acción climática en la década de 2020 se dice textualmente al respecto y, entre otras cosas, lo siguiente:
2) The United States and China, alarmed by reports including the Working Group I Contribution to the IPCC Sixth Assessment Report released on August 9th, 2021, further recognize the seriousness and urgency of the climate crisis. They are committed to tackling it through their respective accelerated actions in the critical decade of the 2020s, as well as through cooperation in multilateral processes, including the UNFCCC process, to avoid catastrophic impacts.
Subpieza 5.3
Podemos concluir por lo tanto que, siendo condescendientes con los líderes (G20) y los liderazgos (Mr. Alok Sharma), parecería que, por una vez, han sido coherentes con sus propias declaraciones y que una actuación radical en la mitigación del cambio climático tiene un posible camino real abierto en forma de mandato bien trazado dentro del Pacto Climático de Glasgow y que nos llevará, como mínimo a nosotros, a positivizar y trabajar con todas nuestras fuerzas para que la COP27 de Egipto, después de pasar por los SB 56 de la primavera del 2022 en Bonn, encargue la realización e implementación inmediata en el 2023 de unas NDC extraordinarias y obligatorias para el período 2023-2030 que signifiquen, también por primera y última posible vez, una urgente reducción de las emisiones consistente con limitar el calentamiento global a 1.5 oC de forma equitativa, justa y ambiciosa.
Es por este motivo que mantenemos viva y abierta (aunque en estado de revisión profunda hasta febrero de 2022) la plataforma «Llamado por la Madre Tierra», y que continuamos invitando a apoyarla y a continuar firmando en ella.
Al respecto ver el artículo publicado anteriormente en esta revista.
Pieza clave 6
Estamos ya en un mundo en el que emerge una nueva división entre los países que podrán adaptarse y los que solo podrán pedir ayuda para sus «pérdidas y daños».
El título y el desarrollo de la pieza anterior darían al posible lector una visión de lo que realmente puede haber significado el antes, durante y el después de Glasgow. Sin embargo, esta visión no se ajusta del todo a la dura realidad.
Por lo tanto, terminaremos este largo artículo con una especie de lectura escrita del conjunto del documento Pacto Climático de Glasgow de la CMA3 (y como hemos comentado anteriormente: de la COP26 y de la CMP16) que, entendemos nos dará una visión más veraz de cómo la lucha contra el cambio climático ya no es solamente una lucha fallida, sino que además va conformando ya un nuevo mundo futuro, no precisamente feliz.
Pues bien, el documento en cuestión lleva como título: Pacto Climático de Glasgow y, después de un típico preámbulo, tiene las siguientes secciones:
I. Ciencia y urgencia (5 artículos del 1 al 5).
II. Adaptación (8 artículos del 6 al 13).
III. Financiamiento de la Adaptación (6 artículos del 14 al 19).
IV. Mitigación (20 artículos del 20 al 39).
V. Financiamiento, transferencia de tecnología y capacity-building para la mitigación y la adaptación (21 artículos del 40 al 60).
VI. Pérdidas y daños —Loss and damage— (14 artículos del 61 al 74).
VII. Implementación (11 artículos del 75 al 85).
VIII. Colaboración (12 artículos del 86 al 97).
Ya hemos comentado mínimamente y valorado positivamente (aunque todo quede por verse en la COP27) las secciones I (por fin el resultado de una COP empieza por donde debe empezar y las reticencias pasadas a, incluso, mencionar al IPCC parecen haber sido superadas) y IV.
También por vez primera dos secciones dedicadas a la «adaptación» pasan a unas primeras posiciones del documento antes de la «mitigación». Y los medios (financiamiento, transferencia de tecnología, capacity-building) parecen serlo principalmente para la mitigación y la adaptación, mientras que el «loss and damage-pérdidas y daños» apareciendo del todo explícitamente como sección propia, parece ganar posiciones en el relato de lo que nos viene encima, pero sin dejar satisfechos a los que ya sufren y van a sufrir mucho más estas pérdidas y daños debidas al cambio climático.
Diríamos que los países del mundo que creen aún que podrán adaptarse al cambio climático que se nos viene encima son la mayoría. Esto lleva a lanzar un programa de trabajo de dos años sobre el objetivo global de la adaptación. Dando a entender con ello, quizás, que pretendemos adaptarnos globalmente al cambio climático equilibrando los esfuerzos financieros que lleguen de los países desarrollados a los países en desarrollo. Nosotros nos tememos que estos recursos, además de irrisorios no llegarán nunca. En relación con las actuaciones para adaptarse y/o para mitigar el cambio climático, nuestra posición no ha variado: si no paramos al cambio climático con la mitigación, entonces, todo lo que hagamos para adaptarnos a sus efectos nunca será suficiente porque: a) el aumento del calentamiento global requerirá cada vez más recursos para la adaptación; b) en un bucle de realimentación negativa más esfuerzos, actuaciones, inversiones, etc. en adaptación necesitarán siempre de más energía lo que, como mínimo a corto y medio plazo, implicará más emisiones de GHG ligadas al uso de energía que aún será, mayoritariamente, fósil.
Además, entendemos perfectamente que aquellos países en desarrollo que ya padecen gravemente el cambio climático, y aquellos que ven muy cerca lo que se les viene encima, solo conciban que los países desarrollados menos damnificados por los efectos del cambio climático y lo que quede de multilateralismo colaborativo, se haga cargo de las pérdidas y daños que irán en aumento. Es un poco triste acabar así, pero como mínimo el Mecanismo de Varsovia (COP19) y la Red de Santiago (COP25) parecen salir un poco reforzados de Glasgow, para que puedan intentar dotarse de métodos y herramientas para anticiparse y, a posteriori y si es posible: sanar a los cada vez más impredecibles y desastrosos efectos del cambio climático.
Estas han sido, pero habría bastantes otras más, algunas piezas de un rompecabezas que, en nuestra opinión, nadie puede abarcar en su conjunto. Solamente desarrollando todos aquellos puntos que hemos dicho que dejaríamos para otra ocasión, el relato del gran rompecabezas de Glasgow podría irse terminando, aunque siempre de forma incompleta.
(Artículo en coautoría con Olga Alcaraz Sendra, Doctora en Física y profesora en el departamento de Física de la Universitat Politècnica de Catalunya)