La historia de Abram está relatada en el libro del Génesis (11 al 15) del Antiguo Testamento. No hay modo de comprobarlo en otra fuente, sé que, más de un lector, estará en desacuerdo conmigo por señalar yo lo fácil que es escribir sobre esta figura desde el punto de vista religioso y lo difícil que es ubicarlo históricamente. Otros me criticarán por escribir sobre una figura no real. En todo caso el Génesis hace que parezca histórico tanto si lo es como si no. Este artículo tiene varias anotaciones históricas de lugares o hechos que no aparecen en la Biblia.
Según La Biblia, Terah o Teraj el padre de Abram era hijo de Sem, uno de los tres hijos de Noé. Sem vivió 602 años, y Térah ya solo vivió 205 años y Abram nació aproximadamente entre los años 2000 a 1500 a. C. Su nombre se alteró a Abraham «padre y dirigente de muchos errantes» cuando se convirtió en el primer patriarca de quien los judíos posteriores trazaron la descendencia no solo física, sino también espiritual. La importancia de él sobre los patriarcas que le precedieron (Noé e Isaac), reside en que fue el primero que viajó a Canán (Canaán) iniciando la colonización progresiva de las tribus hebreas en esas tierras y que, según leyendas, que no aparecen en la Biblia, abandonó públicamente la adoración de ídolos, convirtiéndose en partidario del monoteísmo (al parecer su padre era fabricante de ídolos).
Se puede considerar a Ur ciudad sumeria fundada por ahí del 3500 a. C. como la patria de la familia de Abram y sitio de su nacimiento; está situada a un lado del río Éufrates. Aunque la Biblia la cita como ciudad de los caldeos, en la época de Abraham era de los amorreos, solo 1000 años después fue de los caldeos, una tribu arábiga que conquistó Babilonia. Él creció y se casó en la ciudad de Ur con su media hermana Sarai. En relación con los lugares en que vivió con su padre, Térah o él, no hay datos en las escrituras cuneiformes de Babilonia o de Caldea. Un día Térah, padre de Abram, tal vez por problemas económicos, decidió irse a vivir a la tierra de Canaán y se llevó con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai (mujer de gran belleza) y esposa de Abram. Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad de Jarán o Harán, un importante centro comercial, al sudeste de la actual Turquía, se quedaron a vivir ahí, donde falleció años después Térah. Tampoco hay datos de él en la ciudad de Harán, aunque los vecinos le muestran a la gente la casa donde según la tradición vivió.
Tiempo después, ahí el Señor le habló por primera vez a Abraham de 75 años e hizo un pacto con él. Le dijo que abandonara su tierra y se fuera con su esposa Sarai, llamada a partir de ese momento como Sara, y su sobrino Lot a una tierra prometida que estaría situada desde el río de Egipto hasta el río Éufrates (en ese entonces esa región era denominada Cananea), y que, con su decendencia, y haría de esa zona una gran nación. Fue así como, de pronto, Abraham se convirtió en líder religioso. Para los entendidos, esa época coincide con la migración de pueblos tribales desde el sur del Cáucaso a esa zona. Esos pueblos tenían un modo de vida nómada basado en la ganadería.
Llegaron a Canaán la tierra prometida que le ofrecía Dios a Abraham. Hay que entender que, siglos antes de la llegada de este patriarca, esa tierra poseía una larga historia de civilización y estaba poblada por una mezcla de tribus o pueblos agrupadas en la Biblia bajo el nombre de «cananeos»; entre estos estaban los cananeos, ceneos, amorreos, ferezeos, cadomoneos, y, posteriormente los filisteos (philistines) un pueblo del Mediterráneo. El término de Palestina dado posteriormente a esa zona por los romanos deriva de ellos. Es interesante que esos pobladores no solo hablaban una lengua semítica, sino que también empleaban el hebreo. Abraham y su familia vivieron ahí un tiempo, pero se presentó una gran sequía y hambruna, por lo que Abraham se fue con Sara y su sobrino Lot a vivir a Egipto (un viaje de unos 1600 km). Antes de llegar ahí, Abraham le dijo a su esposa, que como señalamos era una muy hermosa, que dijera que era su hermana, ya que si sabían que era su esposa lo matarían. Al llegar al lugar, los funcionarios del faraón llevaron a Sara a vivir al palacio, al harén del faraón (no se sabe cuál faraón). El faraón a cambio le regaló a Abram ovejas, asnos, camellos, vacas y esclavos.
Tiempo después Abram pudo salir de Egipto acompañado de su esposa, ya que el faraón se la devolvió porque Dios se lo ordenó. Debemos aclarar que el Dios de Abram no era el mismo que el del faraón. Para esa época Abram era muy rico, tenía oro y plata y muchos animales y había recuperado a su esposa por lo que se regresaron a Canaán a una región cerca de Hebrón, una de las ciudades más antiguas de Canaán al suroeste del río Jordán. Este río tiene como característica que está por debajo del nivel del mar (425 metros) y desemboca en el «mar de la Sal» calificado también como mar Muerto pues contiene mucho residuo químico y no hay vida en él. Esa ciudad en esos tiempos de los cananeos se llamaba Quiriat Arbe, luego la Biblia la llamó Hebrón y este nombre ha persistido hasta el presente.
Lot, el sobrino de Abram, y su familia se habían separado de común acuerdo y se había ido a vivir a la ciudad de Sodoma, que tiempo después fue saqueada por el ejército del rey Codorlaomor, y Lot llevado a la esclavitud. Enterado de esto, Abram reunió en seguida a sus hombres y salió en persecución de dicho ejército y lo derrotó liberando a su sobrino.
Antes de instalarse en las cercanías de Hebrón, hay una leyenda que dice que Abraham visitó o Salem o Shalem (en la poesía hebrea, se señala algo parecido a que Salem es sinónimo de Sion), nombre inicial de Jerusalén, que ya tenía siglos de haber sido construida por una tribu cananea los jebuseos, quienes llamaron al principio a su ciudad Jebus, sin embargo, hay incluso referencias en crónicas egipcias que aluden a una ciudad llamada «Urusalim» que parece ser la misma que la Jerusalén actual. En todo caso, se aprecia que ni los judíos, ni los cristianos ni los musulmanes la fundaron.
Por cierto, años después Abram repitió la jugada con el faraón de Egipto, ya que se fue a vivir a la ciudad de Guerar, y a todo el mundo le decía que Sara era su hermana, por lo cual Abimelec, el Rey de la ciudad mandó a traer a Sara para hacerla su mujer. Pero luego se la devolvió a Abram, porque Dios en un sueño le dijo que era la esposa de Abram y que lo castigaría si no la devolvía. La devolvió y además le regaló a Abram ovejas, vacas, esclavos y esclavas.
Al principio, Abraham, sus familiares y esclavos no tuvieron problemas con los vecinos. Este patriarca era considerado por la Biblia un poderoso jeque del desierto, pero, con el tiempo, los israelitas (así llamados los descendientes de Isaac, segundo hijo de Abraham) entablaron luchas contra los otros pueblos cananeos ahí residentes, situación que se alargó por siglos, ya que como dijimos, primero los filisteos y luego los israelitas no eran originarios de esa tierra, pero en su momento conquistaron parte de ella y fundaron ciudades, surgiendo oposición de los pueblos cananeos ahí residentes y, a su vez, y posteriormente, esa lucha derivó en una crisis permanente religioso militar entre los filisteos y los hebreos y finamente entre los palestinos (descendientes de los filisteos) y los judíos. Luego, esa región fue conquistada por otros pueblos, entre ellos, los amorreos, los acadios, los egipcios, los griegos y, finalmente, los romanos durante siglos y, en los tiempos modernos, por los otomanos, los turcos y los ingleses, hasta que estos cedieron Palestina y en 1948, se estableció en esa región el Estado judío que tomó el nombre de Israel y otro sería para el estado palestino que no se creó aún.
Después del pacto con Dios (Abram cambió su nombre por Abraham y Sarai por Sara), para lo cual Dios le exigió la circuncisión, la cual se convirtió en un rito religioso obligatorio de todo hijo varón recién nacido israelita e incluso de todos los siervos hombres que le servían en su casa, costumbre que de todos modos existía ya entre los judíos de babilonia y mucho antes en Egipto. Por, cierto, cuando Abraham se circuncidó tenía 99 años y su hijo Ismael 13.
Mientras transitaba por esas tierras, Abraham tuvo los siguientes hijos. El primero fue Ismael, hijo de la esclava Agar, sierva de su esposa Sara, ya que esta era estéril y estaba en edad muy avanzada y por ello le sugirió a su esposo (tenía 86 años) que tomara como concubina a Agar y la embarazara. Una vez que dio a luz a Ismael, debido a celos con Agar, y cuando a su vez ella con ayuda del Ángel del Señor se embarazó (a los 90 años) y le nació un hijo que llamarón Isaac, Sara, con el fin de evitar confusiones respecto a quién sería el heredero de Abraham, hizo que este expulsara a Agar y a su hijo Ismael, quienes anduvieron errantes por el desierto de Barseba. Sin embargo, Dios protegió a Agar y a su hijo, el cuál daría lugar al pueblo árabe y al profeta Mahoma su descendiente (570 años d. C.), y a quién Alá (Dios) se le revelaría, y a partir de ahí surgió la religión del islam. El Génesis relata que Ismael vivió 237 años, a Abraham en Arabia se le califica como Ibrahim y a Ismael como Ismail.
El segundo hijo fue Isaac, hijo ya de su esposa Sara, quien con la ayuda de Jehová ya no sería estéril pese a su avanzada edad. Es muy conocido que Dios (Yahvé) le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac como prueba de fidelidad, para lo cual subió a un monte. Sin embargo, en el último momento el Ángel del Señor le dijo que no lo hiciera y le entregó un cordero para ese sacrificio. Al parecer era una costumbre de algunas tribus cananeas sacrificar a los dioses a su primogénito. Posteriormente, tuvo con Sara a Esaú y luego a Jacob denominado también Israel. Jacob tuvo doce hijos, esto tiene una significación pues ellos fueron los que fundaron las 12 tribus de Israel, uno de esos hijos era Judá. El rey David era considerado descendiente de Judá y fue quien finalmente conquistó Palestina y unificó los dos reinos de Judá e Israel. Posteriormente, Abraham, a la muerte de Sara, se casó con Queturá y tuvo 6 seis hijos más.
A Jerusalén, los cristianos la consideran sagrada porque ahí tuvo lugar la pasión y muerte de Jesús. Los árabes igualmente la consideran sagrada por ser el lugar donde Abraham, su primer patriarca (aparece en 25 de los 114 capítulos del Corán) partió hacia el paraíso. Los judíos la consideran su capital por tradición religiosa, ya que fue conquistada por su rey David, y su hijo, Salomón, construyo su templo. Por todo lo anterior, Abraham es considerado el patriarca de tres religiones monoteístas, la judía, la cristiana y la del islam. Por lo ya detallado todos la consideran sagrada y propiedad de cada uno, y no de los tres como debería ser. Hoy en su totalidad está en manos de los judíos (israelitas). Cuando Abraham murió a la edad de 175 años según la Biblia, fue enterrado en una caverna del campo de Macpela, frente a Mambré, donde ya estaba sepultada Sara.
Para finalizar, deseo agregar algo más sobre Jerusalén. Esta ciudad es un claro ejemplo donde la cultura y la razón no han podido sobreponerse a la pasión religiosa y política. El problema es que ahí Salomón construyó su famoso templo, posteriormente destruido. Según el Antiguo Testamento, los judíos ortodoxos están aún esperando al Mesías, que vendrá pronto, reconstruirá el templo y los conducirá al paraíso. Además, en se lugar se construyó una mezquita y el llamado Domo de la Roca, sagrado para los musulmanes y, al parecer, el lugar donde el profeta Mahoma ascendió a los cielos para encontrarse con Dios. Vemos que ayer como hoy, en el año 2021, la ciudad santa de Jerusalén, nunca a través de toda su historia, ha sido un lugar de paz, pese a ser sagrada. Lo peor del caso, es que, una investigación realizada hace unos años comprobó que él ADN (los genes) de la población judía, siria y la de los palestinos tienen un ancestro común. La ciencia los aproxima y la religión los aleja. ¡Vaya paradoja!
Notas
Aymard, A. (1957). L’Orient et la Gréce Antique I. París: Presses
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Szulc, T. (2001). Abraham, father of three faiths. National Geographic. Diciembre, 9. Washington, D.C.: Vol. 200. No. 6; 90-129.