Johanna Ey fue una galerista alemana que vivió en el periodo de 1864 a 1947. Tal vez sea una de las personas que más contribuyó a que se desarrollara la escena artística en Düsseldorf en el periodo de Weimar y la era nazi. Hoy les cuento brevemente quién fue esta mujer.
La historia de Mutter Ey es interesante porque nos muestra a una mujer que no es convencional para su época y para la comercialización del arte. Por una parte, era mujer, divorciada, con seis hijos a cargo, y además venía de un hogar humilde. Por eso llama la atención entender cómo entró al selecto mundo de la venta de arte.
Todo comenzó cuando trabajaba en una panadería en Düsseldorf como asistente, era una de las mejores empleadas, tanto así que en poco tiempo se dio cuenta que podía abrir su propio negocio. Fue así como inauguró una pastelería ubicada cerca de la academia de arte y del teatro. De ahí que sus clientes fueran principalmente artistas, los maestros de la academia, y los empleados del teatro. Como la mayoría de los artistas no tenían suficiente dinero, Ey los alimentaba con café y con comida que ellos pagaban a veces con su obra y otras veces no pagaban. Así fue como la colección personal de la señora Ey fue creciendo, al mismo tiempo que iba ganándose el cariño y aprecio de sus clientes.
Con el tiempo, empezó a exponer las obras que los artistas le daban y las vendía. Sin embargo, lo que recibía a cambio no era suficiente para pagar el alquiler de su tienda, razón por la cual tuvo una serie de dificultades con el dueño del espacio. Allí tuvo que intervenir el alcalde de la ciudad, con quien Ey llegó a un acuerdo que consistía en conservar el espacio siempre y cuando un grupo de obras quedaran en manos de la alcaldía. Esta solución se dio gracias a que sus artistas y los medios de comunicación la apoyaron, presionando al alcalde para que no desalojara a la señora Ey, ya que a los ojos del público ella era la persona que con esfuerzo y trabajo había logrado apoyar la generación de artistas que estaban convirtiendo a Düsseldorf en la escena cultural que era en ese momento.
Años después, le hicieron cerrar su galería y puede ser que en parte tuviera que ver con la situación política de ese entonces, porque Ey trabajaba con artistas comunistas y judíos. Aunque, según el alcalde de turno, el desalojo de la señora Ey fue una medida que tomaron para que la gente no pensara que ella tenía un trato preferencial, pues tenía dos hijos trabajando, y no era coherente que, al tener otras fuentes de financiación para pagar su renta, Ey no alcanzara a cubrir los gastos mensuales de su negocio.
Una vez había sido desalojada, Ey trató de volver a abrir su antiguo negocio, pero desafortunadamente bombardearon la ciudad en medio de la guerra, lo cual repercutió en la pérdida de la colección de arte que estaba guardada en su apartamento. Johanna Ey sin hogar, decidió irse a la casa de una de sus nietas en Hamburgo hasta el cese de las hostilidades en Alemania. Y un buen día del año 1946 leyó en un periódico la historia sobre cómo los nazis habían robado obras de diferentes museos en Hamburgo.
En ese momento, Ey recordó las situaciones por las que había pasado, así que le escribió a un periodista y le narró todo lo que había sucedido. A raíz de su carta al editor del periódico, la contactaron de una emisora y la entrevistaron. Como consecuencia, dos hombres de negocios se acercaron a ella y le propusieron abrir una galería en Düsseldorf. Ella accedió y así fue como a mediados del año de 1947 abrió un nuevo espacio de exposición titulado El centro de artistas de Alemania occidental Mütter Ey. Desafortunadamente, en agosto de ese año falleció. No alcanzó a vivir para ver que la galería cerraría en 1950.
Hoy recordamos a esta mujer emprendedora porque vale la pena repasar la vida de aquellas personas que trabajan día a día para promover el talento y la creatividad de los artistas que tanto aportan al desarrollo cultural de las naciones.