La exitosa cita anual de PhEst inyecta su renovada linfa en Monópoli.
El ya maduro festival, anima la localidad apuliense en su infaltable y puntual cita, y la inunda con más de treinta exposiciones de fotografía de artista centradas en el cuerpo, involucrando al público para despertar el interés, la curiosidad, la maravilla y la reflexión sobre la interpretación del tema central de este año, por parte de grandes autores internacionales: desde la perspectiva profética de Phil Toledano, hasta las formas y los colores de Eliska Sky, así como la paleta humana de Angélica Dass, la ucronía de David Vintiner o la búsqueda de identidad de Mustafá Sabbagh. De hecho, es el proyecto concretizado del director artístico Giovanni Troilo y de la comisaria fotográfica Arianna Rinaldo un año más, ofrecido prevalentemente al aire libre con el completo respeto de las normas vigentes anti-covid.
Troilo ha seleccionado a unos sesenta artistas para las 31 exposiciones de fotografías (16 exhibidas en el interior y 15 en el exterior) con el objetivo de llevar el museo a la gente, ofreciendo la posibilidad de admirar las obras paseando por el centro histórico de la deliciosa localidad de Monópoli o incluso zambulliéndose en las aguas cristalinas del mar Adriático, añadiendo además unos extraordinarios monumentos del patrimonio artístico local.
Como el antiguo Palacio Palmieri, joya del barroco tardío, que aloja algunas de las principales muestras de la manifestación al igual que diversos otros, como la iglesia ex consagrada de San Pedro y San Pablo, la iglesia del Salvador, la acogedora placita de Santa María, el muelle Margherita, el paseo marítimo de Santa María, la zona del skate park, el Belvedere, el islote de Cala Porta Vecchia, la antigua muralla, así como el antiguo puerto que exhibe Corpus Fugit, un proyecto especial dedicado al cuerpo, de Mustafá Sabbagh. Y por si fuera poco, se incluyen las aguas transparentes de Cala Porta Vecchia en las que flotan una plataforma y una original instalación. Todo ello traza un recorrido urbano indicado horizontal y verticalmente evidenciado con el inconfundible amarillo de PhEST.
Las obras esmeradamente escogidas por el director artístico y por la comisaria han formado un recorrido inimaginable, capaz de inducir a la meditación sobre el cuerpo. Porque si nuestra vida últimamente ha cambiado bruscamente, lo mismo le ha ocurrido a nuestro cuerpo con profundas transformaciones. Con este respecto, Troilo explica: “El tema del cuerpo, ya pensado hace algunos años para esta edición se ha revelado particularmente actual. La migración de los cuerpos hacia el mundo inmaterial de la red, acelerada por la pandemia, ha demostrado la extrema fragilidad del cuerpo así como su necesariedad. Persona y cuerpo juntos de nuevo, inexorablemente. Mi cuerpo, despiadada topía (repetiría Foucault). Trampa, condena aunque siempre punto de salida para cualquier exploración, para cualquier utopía”.
Así pues, los autores invitados engalanan las calles y los antiguos lugares de Monópli, desplegando sendas interpretaciones artísticas, al tiempo que un código de barras con respuesta rápida en los carteles de presentación ofrece ulteriores contenidos a los más interesados. Entre los protagonistas de esta edición 2021 de PhEST, sobresalen numerosos artistas de fama internacional, que abordando el tema del cuerpo y transportarán a los visitantes a otros universos donde se funden la exaltación del color, el presente y el futuro en una exploración poliédrica de la tangibilidad de la anatomía humana.
El recorrido por las 31 exposiciones esparcidas por la ciudad conduce a las obras de:
Mustafá Sabbagh, fotógrafo italopalestino, y su Honor al negro (imágenes en perfecto equilibrio entre realidad y ficción, honorando la imperfección) en el prestigioso Palacio Palmieri, que se une al proyecto Corpus Fugit (retratos de jóvenes vestidos con los bañadores de los padres y de los abuelos ante el mar) en el Puerto Antiguo, realizado durante su permanencia en Monopoli.
Por su lado Humanae, un proyecto fotográfico en curso por la pluripremiada artista brasileña Angélica Dass, que se muestra en la antigua Muralla de Portavecchia: centrándose en el color de la piel, documenta los verdaderos colores que diferencian a la Humanidad y evidencia las falsas etiquetas aplicadas a las diversas razas, con el objetivo de demostrar que lo que define al ser humano es su especificidad.
Y Alicia Eggert llega con You Are (on) An Island, montada en el islote de Cala Porta Vecchia, cuyo mensaje estriba en el letrero fluorescente “ON” que parpadea con regularidad, transformando una afirmación inicialmente obvia en una profundización reflexiva.
Mientras dos grandes cuerpos ovoidales que reposan en el fondo del mar, con semblanzas femeninas dialogan silenciosamente, según el proyecto Muse Silenti (Musas Silenciosas) del artista Erich Turroni, transformado en sugestiva exposición submarina en Cala Porta Vecchia.
Tadao Cern, arquitecto lituano, expone Comfort Zone una muestra marina que flota en plataformas, en Cala Porta Vecchia, captada en las playas, lugares, donde se pueden observar a los seres humanos con el microscopio y estudiar su cultura y sus costumbres.
El Skate Park, celebra la vuelta a PhEST de Sanne De Wilde con The Island of the Colorblind, que comprende tres tipos de imágenes: fotos digitales en blanco y negro normales, imágenes infrarrojas y foto-imágenes. Colocadas juntas crean unas tentativas metafóricas de visualizar el modo en el que las personas daltónicas observan el mundo.
Paola Grenet, asentada en Barcelona, especializada en retratística y reportajes, exhibe en el Belvedere de Porta Vecchia Albino Beauty aunando retratos de personas albinas que celebran una belleza de diferentes cánones con el objetivo de eliminar los estigmas vinculados a la diversidad. Su condición de minoría refleja la idea de belleza sublime: la batalla de Grenet.
Dos obras del japonés Haruhiko Kawaguchi (Photographer Hal) Flesh Love All expuesta en la iglesia del Salvador y Flesh Love Returns en el paseo marítimo de Santa María, presuponiendo la universal importancia del amor, recogen a diversas parejas, los ambientes y los paisajes a su alrededor. Y no solo, el resultado de todas las cosas amadas y reunidas es: el mundo será uno.
En el paseo marítimo de Santa María, se encuentra Hidden Motherhood, de Alena Zhandorova, con una obra inspirada en los niños y en las madres, que parte de la época victoriana cuando los niños se fotografiaban a menudo junto a sus madres, con éstas cubiertas como si no merecieran atención, como si esperaran despertarse y así mostrar el rostro tapado. ¿Quién descubrirá la cara?
Hacia el Castillo de Carlos V y el Puerto Viejo, se coloca Weathering Time de la artista visual Nancy Floyd, selecionada entre las participantes en el Phmuseum Photography Grant 2021, que por medio de la fotografía afronta las formas en que la imagen puede conectarse intensamente con la experiencia y la memoria. Se trata de un calendario visual con más 2500 fotos, desde 1982, que narra la juventud hasta el inicio de la madurez de la artista retomando las vivencias de su generación y subrayando los cambios culturales, tecnológicos y físicos de los últimos 39 años.
Metamor es el título de la performance de los street artistas Eron y Danijel Zezelj: una larga danza de más de 200 metros que representa el ciclo de la vida.
La visita sigue con las escenas proféticas de Phillip Toledano (la indiscutible estrella de este PhEST) con su Maybe en la iglesia exconsagrada de San Pedro y San Pablo, de una idea tras la muerte de la madre en 2006 que indujo al artista a imaginarse en el futuro, devenido espantoso, con las probabilidades que podría vivir su vejez: ictus, alzheimer... que no dejan indiferente. De hecho, en este sentido, cabe recordar un pensamiento de Giacomo Leopardi: “Si el ser humano supiera lo que le tocará vivir en el futuro -fuera bueno o malo- enloquecería”.
Y llegamos al Palacio Palmieri, que aloja 14 exposiciones. Entre la entrada, la primera y la segunda planta cuelgan 10 trípticos de la serie Retratos reales de Mario Cresci, una parte de La Italia de los fotógrafos. 24 historias de autor. Abierta en el M9-Museo del 900 de Venecia entre 2018 y 2019, en que Cresci resalta el papel de las fotos como imágenes/objetos, dotados de una biografía social que se desenmaraña en el tiempo, reactivando los mecanismos identitarios.
También en esta prestigiosa sede, se luce Eliska Sky, que utiliza la máquina fotográfica para captar las diferentes formas de belleza según su visión surreal. Su obra Womaneroes desafía la visión del cuerpo de la mujer para ofrecer las nuevas interpretaciones de la femineidad con ironía.
Con Alfabeto poético monumental, Tomaso Binga, pone en discusión los modelos estéticos, sociales y culturales de mediados de los setenta, tal y como se presentaba el cuerpo femenino.
En el mismo antiguo palacio, Uncanny una colección de sorprendentes vídeos 3D, de Esteban Diácono, de Buenos Aires, propone animaciones entre lo absurdo y lo surreal que ahondan en los temores del ánimo humano.
Por su parte, State of Identity Milan Gies inmortaliza quien busca la propia identidad de género y atraviesa una fase de transición física para dar una respuesta registrando sus incertidumbres.
Roberto Pugliese en Equilibrium Variant aborda un fenómeno acústico en la cibernética y el sistema se transforma en un organismo biomecánico con vida propia y reacciones al exterior.
Asimismo, sobre temáticas tecnológicas, la potente obra Capture de Paolo Cirio denuncia los abusos de las técnicas de reconocimiento facial.
I Want to Believe, el ucrónico trabajo de David Vintiner y de la escritora Gem Fletcher, con la convicción de que los seres humanos están destinados a trascender la carne mortal a través de la tecnología. ¿Ciencia ficción?
Y Make Me Beautiful presentado por Yufan Lu, que tras los más de 20 millones de personas sometidas a la cirujía estética en China, la artista utiliza la fotografía para explorar los mecanismos que desencadenan este fenómeno, como un instrumento terapéutico para frenarlo.
Finalmente, el monumento símbolo de Monópoli, Palacio Palmieri abrirá las exposiciones del ganador residente en Apulia y el ganador internacional de la Pop-Up Open Call de esta edición, con el partenariado de LensCulture y la colaboración de la Leika Akademie Italy.
Se concluye pateando unos 10 minutos más para alcanzar la flamante sede expositiva de 400 m2 en el Ex Depósito de Carburantes, que narra los primeros cinco años de PhEST. Un festival que ha hecho y sigue haciendo historia en la creación fotográfica a nivel internacional en Monópoli.