El intercambio ha existido desde la domesticación de plantas y animales y, por tanto, desde el nacimiento de la agricultura.1 Con las sociedades primitivas, esta se convirtió en la principal actividad de cambio de productos para subsistencia. Friedrich Engels ubica a la etapa de la Historia en donde comienza el intercambio en la «barbarie», describiendo como rasgo distintivo de esta la domesticación y cría de animales y el cultivo de las plantas. Sin embargo, menciona las diferencias de las condiciones naturales entre continentes, lo que generaría desarrollos particulares de cada región continental.2
En la Edad Antigua, en el continente europeo, se comienzan a fabricar monedas de oro y plata (500 a. C.), lo que estandarizó el comercio entre regiones. En cambio, para el área oriental, la actividad comercial se dio gracias a tratados que favorecieron las relaciones mercantiles.
Durante el comienzo de la siguiente etapa histórica, la Edad Media, la organización feudal como régimen político en Europa propició un ligero estancamiento en las relaciones comerciales, debido a que estas se daban únicamente dentro del feudo mismo. En la parte oriental, la actividad comercial se consolidó fuertemente durante estos años, por la caída de imperios conquistadores de esta zona y por el florecimiento de otros más.
Durante la última parte de la Edad Media en Europa, el comercio comenzó a incrementarse e, incluso, a expandirse, creando rutas mercantiles a larga distancia, lo que impulsó el intercambio entre continentes y la llegada de productos que generaron artículos, alimentos e instrumentos nuevos.
Por otro lado, en América se consolidaba el trueque como ocupación comercial principal, manifestación cultural que posibilitaba el intercambio de mercancías y que permitía la autonomía y la interculturalidad de los pueblos.3 Este método comercial funcionaba perfectamente en la región del Anáhuac, incluso, los españoles quedaron sorprendidos al ver las dimensiones de los espacios en donde se llevaba a cabo.
Con la llegada e instauración de los europeos en Mesoamérica, el comercio y el intercambio de mercancías tuvo cambios que engendraron nuevos rumbos y vías de acceso a regiones lejanas. Así mismo, existieron tratados, como el de Tordesillas,4 que repartían el espacio marítimo y las zonas de navegación con el fin de extender sus conquistas y las relaciones económicas con otros continentes. En la época colonial:
…el comercio entre España y la Nueva España se efectúo principalmente a través de la Casa de Contratación de Sevilla… Adicionalmente tenía otras atribuciones como armar embarcaciones, planear y autorizar las expediciones y flotas que partían para América, investigar, enseñar y difundir conocimientos marítimos y de navegación, vigilar y reglamentar el tráfico transmarino, imponer y recabar los impuestos y derechos que el tráfico originaba, así como controlar y fiscalizar el comercio y la navegación entre España y las Indias. Así, la formalización del comercio de España con sus colonias, comenzó con la expedición de las reales cédulas de 1509, 1514, 1531 y 1535, que legitimaban el monopolio mercantil de esta con los territorios recientemente conquistados (Editorial, 2017).
Durante la segunda mitad del siglo XVI se inició la ruta mercantil del Galeón de Manila5 o, más comúnmente conocida, como Nao de China, entre Acapulco y Manila en Filipinas, región oriental que también fue conquistada por España. El recorrido tenía que hacerse por el Mar del Sur6 hacia el Oriente. Esta ruta, se vio «aceleradamente» creada por la necesidad de obtener especias y materias primas provenientes de esta región, debido a la repartición de tierras y espacios marítimos en el Tratado de Tordesillas (el cual favorecía a Portugal), así como al tráfico y aumento en el precio de la pimienta.
Si bien el viaje de ida era largo, pero relativamente sencillo, el de vuelta tenía muchos problemas y retrasos que generaban pérdidas materiales, económicas y humanas; situación que originó varias exploraciones para encontrar el mejor camino de regreso y así evitar desastres. En 1565, el fraile Andrés de Urdaneta, después de un tiempo de vivir en Filipinas y conocer sus condiciones geográficas y climáticas, descubrió el llamado «tornaviaje»; en el cual se facilitaba la navegación y se evitaban inconvenientes relacionados con las pérdidas ya mencionadas. «Desde las Filipinas, dirigiendo la proa hacia el norte, hasta muy cerca de las costas de Japón, encontró la corriente de arco que lo condujo hasta el litoral californiano, luego de 118 días de navegación» (Smithers, 2007).
La ruta del tornaviaje era: Manila-Acapulco, por tierra seguía hacia Veracruz y ahí zarpaba a España.7 Por mar continuaba hacia el virreinato del Perú.
En el camino de la Nueva España hacia Manila se llevaban mercancías de origen americano como la plata y las monedas acuñadas, camote, piña, jitomate, jícama, maíz, calabaza, pimiento, cacahuate, papaya; telas como las jergas y los sarapes; colorantes como la grana cochinilla; así como productos de origen europeo tales como la caña de azúcar, vacas y caballos.
Las mercancías que viajaban y eran vendidas e intercambiadas de Manila a Acapulco eran especias como clavo y canela; frutas, hierbas y verduras como cilantro, perejil, mango, sandía, plátano y tamarindo; productos para el clero como cálices, tabernáculos y tallas de marfil de Cristos y vírgenes; entre otros.8
«La ruta llegó a ser tan popular y tan beneficiosa para los comerciantes de Manila que los de Sevilla elevaron una queja al rey, Felipe II de España, sobre sus pérdidas. Lograron la creación de una ley que limitaba los viajes a solo dos barcos navegando por año» (Rioja, 2015). Este acto propició el contrabando y la piratería, por lo que, en Acapulco, se erigió el Fuerte de San Diego, edificación que intentaba resguardar a los galeones que arribaban al puerto.
Los viajes de los galeones españoles terminaron en 1815, época en la que comenzó la emancipación de las ciudades americanas conquistadas por los europeos. No así, la mezcla de sabores y productos que más adelante forjarían las naciones que hoy en día conocemos.
Notas
1 El nacimiento de la agricultura ha sido estudiado en numerosas ocasiones, las cuales la han situado en el periodo neolítico, hace aproximadamente 12,000 años. Sin embargo, la revista Plos One, en una investigación publicada en 2015, menciona el descubrimiento de «proto-hierbas» e intentos de escala pequeña de cultivos de cereales salvajes en campos cercanos al mar de Galilea, Israel; lo que sitúa temporalmente al nacimiento de la agricultura 11,000 años antes de lo pensado.
2 Friedrich Engels, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, describe tres estadios prehistóricos de la cultura basándose en la clasificación de Lewis Henry Morgan: Salvajismo- período en que predomina la apropiación de productos que la naturaleza da ya hechos; las producciones artificiales del hombre están destinadas, sobre todo, a facilitar esa apropiación. Barbarie- período en que aparecen la ganadería y la agricultura y se aprende a incrementar la producción de la naturaleza por medio del género humano. Civilización- período en el que el hombre sigue aprendiendo a elaborar los productos naturales, período de la industria, propiamente dicha, y del arte.
3 Para más información sobre el trueque y los espacios de realización, véase el escrito de esta autora llamado «Mercados y tianguis: dos espacios de intercambio mercantil y convivencia social».
4 El Tratado de Tordesillas es un documento propuesto por España y Portugal en 1494, compuesto por una serie de acuerdos entre el rey Fernando II de Aragón y la reina Isabel I de Castilla, por una parte, y el rey Juan II de Portugal por otra, en virtud de los cuales se establece una nueva línea de demarcación entre las dos coronas, que corre de uno a otro polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
5 El galeón llegó a ser el barco más grande jamás construido hasta esa fecha. Llegaba a pesar hasta 1,700 toneladas y podía transportar hasta 1,000 pasajeros.
6 En el siglo XVI, las costas del océano Pacífico eran conocidas como mar del Sur.
7 Esta última ruta era conocida como Ruta de las Indias.
8 Como dato curioso, las rejas internas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México provienen de Manila y se han conservado desde que fueron instaladas.