(Este articulo corresponde a la introducción del libro «El Gran Giro Latinoamericano», (en publicación, 2021) escrito por Sergio Bitar (Chile), Jorge Mattar (México) y Javier Medina (Colombia), tres autores dedicados a la prospectiva latinoamericana)

En medio de una acentuación de los desafíos latinoamericanos, agudizados por la pandemia, creemos necesario levantar la mirada e impulsar un proyecto transformador en América Latina.

Vemos con alarma que las secuelas de la crisis sobre el desarrollo humano y sostenible de nuestros países se podrían prolongar por décadas. No nos preparamos, no la hemos gestionado eficientemente y hemos sufrido un alto costo humano, económico y social. También nos preocupan las amenazas que se ciernen sobre la democracia en la región.

Debemos prevenir, para que esto no se repita; para ello requerimos transformaciones efectivas y una democracia resiliente que propicie la participación social, para que las oportunidades se aprovechen y mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos.

América Latina enfrenta desafíos fundamentales para su desarrollo y el avance de la democracia; nuestros mensajes y propuestas pretenden llegar a la región en su conjunto, pero también son susceptibles de asimilarse a la realidad de cada país; nos inspira el principio de la armonía entre libertad e igualdad y entre liberalismo político y socialismo democrático.

Queremos llamar la atención sobre la magnitud de la crisis, la posibilidad de que empeore si no actuamos colectivamente y, lo más importante, la urgencia y deber que tenemos, gobiernos, empresarios, trabajadores, académicos y ciudadanos para enmendar el camino y construir un futuro democrático, sostenible e incluyente.

Venimos de un decenio perdido (2011-2020) en materia de progreso económico y social y estamos frente al peligro de otra década perdida más (2020-2030). Remontar el retroceso conlleva un esfuerzo monumental; debemos combatir la pobreza y la desigualdad en medio de la revolución digital y la defensa del planeta.

El cambio estructural global avanza y América Latina se rezaga. Gobernar como antes ya no es una opción. La aceleración tecnológica crea amenazas, pero también oportunidades para quienes estén alerta y preparados. Si no actuamos, los escenarios futuros pueden colocarnos en una trayectoria de degradación progresiva y, en el peor de los escenarios, distópica.

El Estado debe ser objeto de importantes reformas para servir a la democracia y encabezar la construcción de un mejor futuro para todos, convocar al diálogo social para encontrar convergencias y dirimir diferencias y, así, encaminarnos a la acción constructiva y al despliegue de nuestras capacidades para enfrentar las asignaturas históricas y los nuevos retos del mundo postcovid, y prepararnos para gobernar mejor, con visión y eficiencia.

Estamos frente a problemas estructurales de largo aliento, cuya solución no está en las manos de ningún actor en particular; es indispensable la participación y el consenso de todas las fuerzas sociales, con mayor participación de las mujeres, inclusión de los jóvenes, sin distingos de clase, origen cultural o étnico, ni preferencias políticas o ideológicas.

El gran giro de América Latina

Proponemos un gran pacto social que garantice condiciones de vida básicas; empleo decente, salud universal, educación de calidad, vivienda digna y seguridad para todos. Es la hora de la esperanza; es viable vivir en una región democrática, próspera, incluyente y sostenible, capaz de transformarse productiva y digitalmente, integrada al mundo con autonomía y liderazgo, con un Estado activo e inteligente, que posea un sentido de propósito, una estrategia y capacidad de ejecutar políticas públicas que cierren las brechas actuales.

El escenario deseado que proponemos construir representa un giro virtuoso que debe inspirar la transformación integral de América Latina. Este viraje necesita del desarrollo de las capacidades de todas las generaciones. Los jóvenes deben procurar la formación de fuerzas políticas y sociales mayoritarias para impulsar y realizar transformaciones que demandarán esfuerzos hoy para luego mostrar beneficios.

Debemos recuperar el rumbo y alcanzar el respeto y la posición global que se merece esta región, con una pluralidad enriquecedora, una nueva colaboración y coordinación regionales, para negociar como bloque, con una sola voz, en foros e instancias internacionales.

Estos grandes desafíos son una tarea colosal que hay que empezar hoy, con estrategia, como aquella de los grandes maestros que construyeron las catedrales medievales, quienes iniciaban su labor sin saber quién la iba a finalizar, y transmitían esta fe y confianza a la siguiente generación, hasta que la obra fuera concluida. Debemos invertir para el futuro con inteligencia y solidaridad con las próximas generaciones.

Este es un momento de colaboración y unidad, de invitarlos a la reflexión y a la acción, y esperamos que este documento nos ayude a clarificar de dónde venimos y en dónde estamos, para vislumbrar a dónde podemos ir, a dónde queremos ir y cómo podemos llegar.

Es nuestro deseo y nuestra esperanza que los gobernantes de las nuevas generaciones aprendan de la crisis, reciban está reflexión, la mejoren y la hagan suya, y ejecuten decisiones de política pública con persistencia y consenso para lograr buenos resultados.

Hemos procurado una narrativa accesible para todos los interesados en soñar y edificar colectivamente un mejor futuro; todos tenemos una obligación ética para forjar un porvenir esperanzador para nuestros hijos. A ellos nos dirigimos también.

Pretendemos que El Gran Giro Latinoamericano: hacia una región democrática, próspera, sostenible e incluyente sea un aporte útil como un punto de apoyo para edificar un mundo y una región mejores, con reglas claras, una agenda global basada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y un capitalismo consciente, en función de una casa planetaria común.

La participación ciudadana es vital y la planificación democrática y participativa es esencial porque brindan enfoques integrales, transversales y multidimensionales para orientar las políticas públicas acordadas colectivamente. Necesitamos preservar y acrecentar la gobernabilidad democrática porque es la esencia y el pilar del gran giro de América Latina.

La cooperación y la comprensión mutua es la fuerza aceleradora del giro latinoamericano. Es clave crear la institucionalidad y las capacidades prospectivas en el gobierno —y también en todos los actores del desarrollo y la democracia— para preparar y recorrer el camino.

Nos espera un tiempo difícil, pero lo podemos hacer fructífero si nos comunicamos, defendemos nuestras ideas, escuchamos a los demás, compartimos conocimiento y nos centramos en las oportunidades que genera la convergencia de aspiraciones. ¡Podemos mejorar el presente y construir un futuro superior para todas y todos!