Según la Wikipedia, Laurence D. Fink es demócrata, tiene un MBA y publica cosas en su web BlackRock. Según eulixe, Larry es uno de esos mostrencos que están en la sombra la mayor parte del tiempo, de los pocos que asoman el hocico para mostrar también la patita y contarle a los que están del otro lado de la cortina cómo van las cosas. A veces estornuda y cae la bolsa, otras veces susurra cosas y sus fondos de inversión triunfan. Es peligroso cuando Larry se enfada con un país, cuando a Larry le sienta mal cómo un Estado afronta su deuda o planta cara al «sistema» (aunque sea irónicamente). Cuando a Larry le molesta algo, Larry sabe qué tiene que hacer.
Antes era el Club Bildeberg, las monarquías y los comités ejecutivos de las grandes empresas, ahora son los Larry Fink. Por cada uno de ellos hay unos diez o quince que nunca mostrarán la cara, pero tienen a su Larry para hacer el trabajo sucio, tienen a sus Black Rock o Black Stone o el fondo buitre con nombre oscuro y pretencioso que les hace todo el trabajo, para quedarse ellos a la sombra y recoger los beneficios.
Compramos una vivienda y luego el Estado vende nuestras hipotecas a uno de esos fondos, nuestros países piden dinero al FMI y, dentro de la bolsa, la parte más grande de esa deuda cae en manos de estos muchachos… Entonces todo se complica. Tenemos que hacer lo que dicen, somos sus esclavos, seamos una persona individual o una república del tercer mundo (¿por qué no un Estado consolidado como los del norte de América?), estamos a merced del capital y el capital son ellos. Este siglo XXI tiene cara, los Larry Fink son esa cara y también son la cara de los que están detrás y no quieren mostrarla, porque el poder es evidente. Sus fondos son, en volumen, mucho más importantes y decisivos que Estados soberanos (me hace gracia escribirlo, soberanos…) y democráticos (Con un poder económico detrás de todo, ¿puede decirse que existe la democracia?).
Un judío más, un judío entre tantos
Larry, casualmente, también es judío, como los nueve millones que viven en Israel o otros tantos millones que viven en EE. UU. No es mejor ni peor que los demás, Larry no tiene nada que ver con actitudes como la del gobierno de Israel con las vacunas y con sus vecinos palestinos, aunque no creo que actuara de forma diferente, viendo su postura respecto a la deuda de los países sudamericanos. A los Larry Fink, sean judíos o no, les importa muy poco la vida de los demás y no hay dudas de que le importará un carajo la de nosotros, y eso le hará más fuerte entre sus amiguetes, sean judíos o no.
Larry es progresista y conservador, es lo que le venga en gana
Porque los Larry Fink de este mundo no tienen problema con nada ni con nadie, no discriminan por sexo ni raza, ¡ellos son mejores que ustedes en todo! Incluso, si son judíos, son mejores que ustedes, porque son más listos. Ellos son los que mandan a las bolsas subir y bajar y, así, son los que se quedan con esos beneficios marginales que nadie más obtiene. Los Larry Fink de este mundo tienen el toro cogido por los cuernos y no hay nadie que pueda hacerles perder, nadie…
Excepto la muerte
Ah, ahí hemos tocado hueso, amigos. Los Larry Fink seguramente ya están vacunados contra la COVID-19 y puede que sepan cómo va a ser la siguiente pandemia; hasta Bill Gates sabía hace 5 años que esta pandemia llegaría, lo saben, ellos lo saben y se anticipan todo lo que pueden, ganan dinero a espuertas porque la información es poder, sí, lo ganan y lo ganarán… pero mueren. Tarde o temprano mueren y no hay nada que pueda remediarlo. Dejan a sus familias con dinero para vivir por generaciones y muchas veces sus herederos resultan ser unos inútiles, hasta que alguna generación vuelve a recoger ese gen maligno y despiadado, inteligente y despótico con el que vuelven a tomar las riendas, estos Larry Fink del mundo. En realidad, nunca sueltan las riendas porque siempre hay uno del clan con cabeza, con estómago y con maldad para pisar cabezas y salir adelante. Pisan cabezas de subordinados y de maestros, de seres humanos normales y hasta de judíos. Pisan cabezas y también mueren. Aún no han encontrado el elixir de la vida y eso debe de carcomerles por dentro en el momento fatídico, porque, amigos, yo no soy nada y nunca creo que llegue a ser gran cosa, pero si lo eres todo, como los Larry Fink, entonces morir tiene que ser una gran putada. Aunque mueran a los ciento diez años y no sientan dolor, morir es perderlo todo para ellos. Un Larry Fink no cree en el más allá, en el paraíso, porque el paraíso es aquí y ahora, donde siente la adrenalina y el poder, donde estornuda y cae la bolsa, donde dice A y una república bananera se baja los pantalones y de pronto, apagan la luz y todo se acaba…
¿Habrá siempre Larry Fink en este mundo?
Mientras este sistema del capital resista, sí. El propio sistema fomenta la existencia de Larry Fink y los que están detrás de la cortina. No son ellos, sino el sistema que crearon hace muchos años, eso es lo que los sostiene y, aunque tiene los días contados, porque la propia semilla del fin del sistema está dentro del propio sistema, esta agonía puede durar aún varias décadas, incluso siglos. Lo que sí han sabido hacer los Larry Fink es reconvertir, adaptar, modificar y alterar el propio sistema para que dure más, para que no sea un cáncer tan agresivo, pero no pueden hacer que deje de crecer. Los Larry Fink no pueden dejar de ser cada vez más ricos, está en su ADN y no pueden dejar de generar cada vez más pobreza, pobreza esclava y consumidora, consumidora empedernida… Los Larry Fink pueden suavizar la curva y alargar la agonía, pero no pueden eliminarla y, como sucede con la muerte de cada individuo Fink, también sucederá con todos ellos cuando este sistema llegue a su fin.
No sé si llegaré a verlo, pero quiero que quede esta nota como anuncio de lo que sucederá. Habrá más pandemias, habrá muchas crisis… y el sistema caerá, entonces, Larry, búscate otra salida, deja de pisar cabezas o, si no le ves una salida a tu forma de vida (no creo que la veas, porque está en tu ADN), entonces déjate morir, que nadie va a odiarte, te lo prometo, todos queremos que desaparezca tu raza inmunda, no como individuo, sino como poder en la sombra.