El 27 de enero de cada año se ha designado como el «Día internacional de conmemoración del Holocausto», esto como recordatorio de la liberación soviética del campo de concentración y exterminio nazi, Auschwitz-Birkenau, ubicado en el poblado de Oświęcim al sur de Polonia y levantado durante la ocupación del gobierno nacionalsocialista alemán sobre este territorio.

Se puede decir que se ha escrito mucho sobre la tragedia de la shoah que cobró la vida de casi seis millones de judíos europeos durante el gobierno nazi; sin embargo, no es un tema que se haya agotado porque todavía quedan elementos que son necesarios de seguir analizando desde las diferentes ramas del conocimiento que continúan desentrañando el contexto en que se llevaron a cabo los atroces actos de ese período oscuro de la historia moderna.

Uno de los aspectos que siempre se evidencian de las acciones del gobierno hitleriano, fue su facilidad para desarrollar propaganda «efectiva» y generar cortinas de humo para encubrir lo que estaban ejecutando o, al menos, para darle una excusa a los aliados para seguir mirando hacia otro lado, ya que como se reveló algunos años atrás, los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña tenían suficiente información de lo que estaba ocurriendo en los campos y prefirieron hacer caso omiso al respecto.

Aun así, el trabajo de propaganda buscaba blanquear las acciones nazis que estaban ejecutando un proceso evolutivo de marginación, deshumanización y exterminio de la población judía europea, este fue el caso del gueto y campo de concentración de Theresienstadt, ubicado en la antigua Checoslovaquia en el Protectorado de Bohemia y Moravia.

Denominado como un «gueto modelo», serviría para montar una de las tramas más vulgares y sucias de la justificación alemana sobre el aprisionamiento de judíos en sus guetos, campos de concentración y posterior deportación a lugares de exterminio.

Acerca del campo de Theresienstadt es llamativo destacar que en este gueto la vida cultural era muy particular; algunos dicen que poseía «rica vida cultural», otros sencillamente ven estas expresiones que se vivían dentro de este lugar como una «válvula de escape» frente a las atrocidades que estaban ocurriendo con cada muerte, asesinato o deportación que sufrían los judíos allí.

A diferencia de otros campos, donde la vida cultural era técnicamente nula, en este lugar había expresiones artísticas y educativas que no eran limitadas por la administración nazi, llegando a tener músicos judíos que realizaban arreglos musicales, incluyendo la llamada Marcha de Terezín de Švenk; que se transformaría extraoficialmente en el himno del gueto, o el Réquiem de Verdi.

También existieron bandas de jazz, grupos de ópera, teatro y arreglos para musicales, así como también hubo pintores, poetas, escritores de diferentes géneros, compositores y otras expresiones de arte. Uno de los legados artísticos más «interesantes» y «preciados» de Theresienstadt fue una serie de dibujos y pinturas realizados por niños del gueto, que se mantienen en exhibición en el Museo Judío de Praga.

El campo contó además con una importante biblioteca que funcionó desde 1942, llegando a tener en su poder hasta al menos 100 mil volúmenes de libros procedentes de diferentes bibliotecas judías de Europa. En esa misma biblioteca, se llevaron a cabo más de dos mil conferencias de temas de interés judío.

Otro detalle interesante es que en este gueto la religión no estaba vetada, se hacían rezos, se realizaban entierros conforme las leyes judías y había «asesoría religiosa» para quienes necesitaban algún tipo de «sosiego espiritual».

Ciertamente que las condiciones de las personas que eran llevadas al gueto, principalmente judíos checoslovacos, era muy variada. En su mayoría vivían hacinados; en el peor momento de la cantidad de población llegaron a estar, al menos, 50 mil personas en el lugar. En total 144 mil judíos pasaron por Theresienstadt; con el fin de la guerra se contempla que al menos 33 mil judíos murieron en este campo sin haber sido deportados.

Theresienstadt fue la antesala para algunos judíos antes de ser enviados al campo de exterminio de Auschwitz y, por irónico que pareciera, las listas de eventuales deportados a morir eran realizadas por la administración judía (jüdische Selbstverwaltung), quienes eran regidos, a su vez, por el «Consejo de ancianos judíos» (Ältestenrat). Sobre ellos recaía la responsabilidad de elegir a los deportados, considerando que, si eran «productivos» y un centro económico importante, evitarían que gran parte de los judíos del gueto fueran deportados, aunque el plan real de los nazis era deportarlos a todos.

Sobre lo anterior, es importante destacar que, a pesar de la administración de la jüdische Selbstverwaltung, en muchas ocasiones la decisión final sobre la deportación era tomada por los propios nazis, principalmente cuando se trataba de algún judío con «contactos» o que tenía las posibilidades de pagar algún tipo de soborno para no ser tomado entre los deportados del momento.

Los judíos entre los 16 años y entrados sus 60 eran obligados a trabajos forzados de extensas jornadas semanales. La distribución de los alimentos era desigual, las personas mayores, al no tener condiciones para poder trabajar como el resto recibían hasta 60% menos cantidad de alimentos y esto llevaba a muerte por inanición; ciertamente de los muertos en el campo la mayoría eran ancianos, mientras que otro importante porcentaje era deportado en un proceso de «selección forzada» dejando sin oportunidades a poblaciones vulnerables quienes finalmente pasarían a ser víctimas.

Durante el mes de junio del año 1933, una delegación de la Cruz Roja Alemana (Deutsches Rotes Kreuz) giró un informe a través de Walther Georg Hartmann, editor de la Cruz Roja Alemana y encargado de la Oficina VII de la organización humanitaria. En este informe se destaca lo expresado por Hartman «Los caballeros de la Cruz Roja Alemana habían estado en Theresienstadt durante 48 horas y estaban profundamente impresionados por la situación en Theresienstadt, es decir, extremadamente consternados» (Günther Adler, 1958).

En octubre de 1943, hubo una deportación de al menos 476 judíos daneses, quienes fueron llevados a Theresienstadt. Ante la presión del gobierno danés y la intervención de otras organizaciones se comenzaba a planear la revisión de la situación de estos judíos trasladados a Checoslovaquia.

Durante el año 1944, se hizo mayor el rumor entre los medios de la época y las poblaciones que se mostraban «preocupados» por la condición de los judíos sobre quienes se señalaba estaban siendo masacrados, torturados y obligados a trabajos forzosos, por lo que el gobierno alemán planeó un método para dispersar los rumores.

Permitió que en la primavera de ese año llegaran las autoridades de la Cruz Roja Internacional a ver con sus propios ojos que era mentira y que, en realidad, Theresienstadt era un gueto transitorio donde los judíos checoslovacos (y daneses en algunos casos) llegaban de manera temporal mientras se solucionaba su deportación definitiva al Mandato Británico de Palestina donde podrían rehacer sus vidas.

Para que la trama fuera creíble debieron realizar algunos «ajustes» que les ayudarían a enviar las señales requeridas. Se deportó un total de cinco mil prisioneros que estaban en condiciones lamentables, arreglaron las zonas por donde los judíos se movilizaban incluyendo las condiciones de las calles y crearon parques. También se les dieron ropas nuevas a los prisioneros y se recomendó al comité de actividades de ocio (Freizeitgestaltung) que realizaran un musical para, al menos, doscientas personas y así poder mostrar una supuesta calidad de vida elevada para los judíos confinados en el gueto.

La trama montada en Theresienstadt para despistar los «temores» de lo que se hablaba en la opinión pública dio resultado; se debe mencionar que la Cruz Roja mordió el anzuelo y se tragó, además, la idea de que la pantomima montada en este campo era el método general usado en los campos de prisioneros del régimen nazi, por lo que se «dieron por satisfechos» y se retiraron, siendo solamente una mancha más a una serie de omisiones que ocurrieron durante este período mientras se amontonaban las vidas humanas arrebatadas por la barbarie.

Conmemorándose este 2021 los 76 años desde la liberación del Campo de Auschwitz-Birkenau, continúa la necesidad de mantener despierto el interés por enseñar sobre las historias humanas detrás de la tragedia y todo el complejo contexto que dio el desenlace nefasto.

En la enseñanza sobre la shoah, sigue quedando la necesidad de conmemorar a los muertos atrozmente, pero también se debe preservar para futuras generaciones el mensaje que vino de los sobrevivientes y sus generaciones posteriores, así como debe seguir estudiándose el fenómeno en su momento histórico y evolución, porque siguen repitiéndose patrones que aun en el siglo XXI no se toman en consideración. Las alertas que se generan cuando en regiones como Sinkiang (China), se señala un proceso de genocidio cultural contra los musulmanes uigures; en Rakáin (Birmania) con la acusación de genocidio contra la población musulmana rohingya o frente al genocidio sufrido por los yazidíes en Oriente Medio, en el año 2014, a manos del nefasto DAESH (Estado Islámico).

Al igual que en la época del nazismo, hechos como los mencionados previamente han sido ignorados por diversos actores del sistema internacional, lo que trae, por supuesto, nuevos resultados lamentables, como la lista de otros genocidios que, posteriores a la shoah, se dieron durante el siglo XX. Se suponía que entre el aprendizaje de este hecho y las leyes implementadas debieron evitarlos, pero al parecer se sigue tropezando una y otra vez con los mismos errores con resultados despreciables similares.

Notas

Di Marco, G. (2020). El genocidio yazidí de 2014 y sus implicaciones. Descifrando la Guerra. Agosto, 5.
DW Español. (2017). Holocausto: ¿qué sabían realmente los aliados?. Abril, 20.
Günther Adler, H. (1958). Die verheimlichte Wahrheit. Theresienstädter Dokumente. Mohr.
INFOBAE. (2017). Theresienstadt, el campo de concentración y «ghetto modelo» que los nazis montaron para engañar a la Cruz Roja. Enero, 18.
Jewish Museum in Prague. (s.f.). Children’s drawings from the Terezín ghetto.
Jüdisches Museum Berlin. (s.f.). Bedřich Fritta.
Poretti, J. (2019). Genocidio cultural: cómo funcionan los campos de concentración chinos para «reeducar» a los musulmanes. INFOBAE. Diciembre, 1.
Ruiz, J. (2013). La superviviente que dibujó el horror nazi El País. Agosto, 14.
Times of Israel. (2019). Dreams of Theresienstadt children on display in drawings exhibit. Enero, 26.
United States Holocaust Memorial Museum. (s.f.). Theresienstadt: cultural life.
UNESCO. (s.f.). Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.