Hay quienes ven a la muerte como el fin absoluto de algo bueno. Hasta hoy, no he escuchado que alguien hable de la muerte de una enfermedad, de una tempestad o de una pandemia. En cambio, se habla de la muerte de una tarde de verano, de una amistad o del amor. Pareciera que la muerte es un símbolo de destrucción o el signo del final de la existencia. Sí, pero para otros la muerte introduce a mundos desconocidos, que van desde los infiernos tenebrosos hasta los paraísos gloriosos. Sin duda, la muerte es un paso que lo mismo desmaterializa que libera a quien la enfrenta. Pero, ¿qué sucede con los que la observamos?
Para el misterio de la muerte hay múltiples explicaciones que serán corroboradas al momento que cada persona la enfrenta. Sin embargo, en la periferia nos quedamos los vivos con recuerdos, vivencias y también con sueños. Al caer en los brazos de Morfeo, su padre Hipnos se aparece para inspirarnos las imágenes del descanso y Nix, su madre, sirve de madrina protectora cubriéndonos con el manto nocturno. Tratar de descifrar los mensajes que llegan de ultratumba en medio de los sueños nos lleva a recorrer caminos con múltiples vertientes.
El significado y la interpretación de los sueños suele ser ambigua y poco exacta. Por lo general, soñar con muertos se podría interpretar como una advertencia de esa persona fallecida que ha tomado un instante para ofrecer un mensaje importante.
Hablar en abstracto es más sencillo. Así si se habla de un muerto —como si se hiciera de un fulano de tal— en un espacio onírico, se puede interpretar como una figura situada por nuestro subconsciente para advertirnos sobre algo que no estamos haciendo bien. La mente es tan hábil que se vale de diversas herramientas para revelarnos mensajes importantes y, en este caso, utiliza una persona muerta como mensajero. No es igual cuando le ponemos nombre y apellido al que aparece en esos sueños. Cuando lo hacemos con alguien en concreto, de inmediato se destejen las relaciones que tuvimos y la forma en la que interactuamos con esa alma.
Si el muerto es una persona que no fue buena en vida o no fue buena para quien sueña con ella, se interpreta como un sueño negativo. Algunos creen que es un mal presagio para la vida. Lo ven como un oráculo que advierte que estás a punto de traspasar el umbral de la puerta que llevará a momentos muy ajetreados, llenos de negatividad y problemas. Para esos fatalistas lo único que se puede hacer es tomar aire y prepararse para lo que pueda acontecer.
Por otro lado, soñar con padres muertos que vuelven a la vida es un signo muy positivo. Es un mensaje de prosperidad. Es como si llegara un recado de los cielos que estuviera indicando que se avecinan muchas cosas buenas y que están a punto de suceder. Se entiende que la felicidad y la alegría están llamando a tu puerta.
Soñar con familiares muertos es otro tema. Si una tía, abuelo, sobrino o cualquier familiar entra en los sueños o si se trata de un amigo, para algunos significa que es muy difícil seguir la vida sin esa persona. Pero, muchos creen que son mensajeros que pueden traer recomendaciones para la vida o advertencias sobre peligros que pueden estar acechando. Soñar con muertos puede simbolizar una gran transformación. Significa una conversión, un paso para ser una persona más reflexiva y espiritual, o que alguien está empezando a comprender mejor y más en profundidad la fragilidad de la vida, así como toda su hermosura.
Cuando sueño con muertos no hay un esquema. Debo decir que hay ocasiones en que todo parece una danza macabra en la que confluyen a mi alrededor espíritus poderosos con rasgos puntiagudos, que forman espirales que me llevan al vacío. Son sueños que me hacen sudar frío y de los que despierto cansada y con las mandíbulas adoloridas de tanto rechinar los dientes. Esos sueños los tuve en la niñez cuando veía a la muerte como una figura devastadora, pintada de negro, con moscas pegadas a la carne fétida y buitres como mascotas de compañía.
Luego me dio por soñar con muertos en un velatorio. Me daba miedo. Aunque mi mamá me explicó que la muerte significa el descanso del alma y el viaje eterno hacia la luz, la verdad, despertaba llorando. Dicen que estos sueños pueden significar evoluciones, se interpretan como un buen momento para dejar las experiencias negativas atrás para poder prosperar. Con todo, esos sueños no me gustaban nada.
Mi tía Tolla nunca se casó y decía que soñar con la muerte de tu pareja puede interpretarse como que has entendido su parte humana, es decir, que es un ser con virtudes y cualidades que te hacen falta a ti como persona. Así que deberías analizar mejor a tu compañero para aprender de él, decía y guiñaba un ojo. Pero, Pachina —que tenía mal carácter— decía que también puede concebirse como que ese personaje ya sobra en tu vida y continuar con una relación así es muy dañino. Debes librarte de esta relación tóxica cuanto antes, aconsejaba con cierta amargura. Por algo lo diría.
Hace mucho que no sueño con muertos y me gustaría hacerlo más seguido. Hace tiempo que dejé de sentir angustia cuando se me aparecían mientras dormía. Tal vez eso significa que los extraño mucho. Cuando murió mi abuela materna, a la que quise mucho, creí que nuestra relación tan cercana continuaría en sueños. No fue así; la sueño muy poco. Al principio, hasta desarrollé cierto resentimiento, ¿por qué no me vienes a visitar? A lo mejor no la dejan, me contestaba mi nana. Si yo me muero, te voy a venir a jalar las patas para que no me extrañes por las noches. Ella tampoco ha venido.
La última vez que soñé con ellas, estábamos en una comida campestre. Éramos puras mujeres: todas estaban muertas. La única viva en ese evento era yo. No solo estaban mi nana y mi abuelita, también mis tías adoradas y Lety, que fue mi mejor amiga en la preparatoria. Estábamos sentadas a la mesa que estaba vestida con un mantel de cuadros rojos y blancos, la vajilla era de peltre blanco con filo azul marino. Incluso, vi la canasta de mimbre que mi abuelita llevaba a los picnics. Tomábamos agua de tamarindo y no sabía si comer un taco dorado o brincarme a darle una mordida al pan de plátano. Fue un sueño vívido en imágenes y colores, pero era silencioso. No recuerdo un solo sonido ni un timbre de voz, mucho menos un consejo dado o una advertencia. Abrazos sí recuerdo; cariño, también.
No tengo idea de lo que ese sueño significa, ni estoy segura de lo que represente soñar con muertos. No puedo elevar el índice para afirmar si la muerte es un designio terrible o un paso maravilloso. Sé que es un destino que nos espera a todos. Ello no impide que el misterio se afronte con esperanza y que se pueda elegir recibir amor del más allá. Al menos, así se puede poner el corazón en los sueños.