¿Algún día Faro de Vigo escribirá los artículos en su idioma nativo, en vez de traducirlos con Google? Es la pregunta que nos hacemos cuando leemos al diario decano de Galiza y del (todavía) reino español.
Encima, los que echamos de menos la versión en papel, en la web, nos tenemos que conformar con muchos de sus artículos a título y subtítulo, como si fuese un Twitter. Desgraciadamente, no me convence pagar por la subscripción ya que a mí como más me gusta leer la prensa escrita tradicional1 es pagando ese mismo precio, pero por una Estrella Galicia (cerveza muy popular de aquellos lares) acompañada de una suave tapa de tortilla de pataca en la barra de algún bar de esos que alberga la nación gallega. Si no los tabloides son muy difíciles de digerir.
Sin ir más lejos, el otro día me sorprendí leyendo una noticia emocionante en el Faro (me refiero al título y el subtítulo pues no había tortilla ni cerveza). En ese momento me pregunté si aún quedaban noticias en esta prensa de esas que te transfiguran en las y los protagonistas, de las que te hacen viajar a otro tiempo, a otros lugares…
Pensamiento demasiado utópico. El resto del periódico ridiculiza, como siempre, la existencia de sus paisanos y desinforma al lector neutral. Quizás debiéramos suponer, aquí, que todas las minorías étnicas que reclaman sus derechos y tengan connotaciones negativas en la prensa, no son los malos de la película.
Personalmente, soy otro gallego en el extranjero, de esos que echan de menos el ritual del bar pero, ¿quién no conoce a algún gallego que viva en el extranjero? Aproximadamente el veinte por cierto de la población de Galicia reside en el exterior (523,672 de 2,699,499).2
Esa es la tierra que dejamos a los que nos siguen: plantaciones de eucaliptos y casas vacías. Con un clima cada vez más caliente y seco, ¿sembrarán palmeras en los valles donde se plantaba la vid?
El privilegio de ser gallego y residir en el extranjero es darse cuenta de que estas prácticas suceden en los demás lugares del mundo que comparten rasgos con la condición gallega. Allá donde:
- existe una minoría étnica o nación diferente a la del estado gobernante
- hay presencia de una comunidad arraigada desde tiempos inmemoriales
- la comunidad se construye desde el rural
- la comunidad no destaca por su riqueza económica
- existe penetración violenta del mundo exógeno en la comunidad (véase la prensa).
Si vives en un lugar así, desgraciadamente, tienes hartas posibilidades de tener demasiados intereses que juegan en contra de tu comunidad. La prensa escrita, prácticamente desde su primera tirada, dedica sus páginas a desacreditar las costumbres y criticar a los defensores de la tierra, enalteciendo a privados y políticos que obtienen beneficios de esta situación.
Si vives frente al mar te acosan las inmobiliarias, si vives en el campo, los monocultivos de árboles. Si vives cerca de un río te asola una explotación hidroeléctrica, habiendo mineral tendrás la sombra de una mina.
En Galiza, son más de 300,000 hectáreas que ocupan las plantaciones de eucalipto puras y esta cifra se eleva hasta las 433,000 hectáreas de masa mixta (eucalipto y otros árboles). En Australia la cifra de superficie de masa mixta es de 450,000 hectáreas. La isla-continente es unas 260 veces mayor que la nación de Breogán.
En el sur de Chile, entre las regiones de O’Higgins y Los Ríos, actualmente existen 2.8 millones de hectáreas de plantación de monocultivos vs 3.4 millones de bosque nativo. Muchas ni se explotan por la baja rentabilidad actual que dan las plantaciones en cerro.
En la década de los 50 y 60, apadrinados por la Conaf (Corporación Nacional Forestal), llegan a las comunidades del sur empresarios que compran las tierras a los comuneros para plantación de estos exóticos árboles. Es así como muchos venden su terreno y de paso su libertad.
Todas estas prácticas están avaladas por las noticias tergiversadas en función de los intereses privados que ocupan las páginas de los diarios locales. El manejo de la opinión pública es tan solo parte del plan. Lo bueno de la prensa escrita es que hay muchas noticias que se desmontan fácilmente tan solo aplicando la lógica. Como el clásico «la explotación del monte es baja», tan utilizado por las prensas locales de ambos territorios. Siempre existirán muchas plantaciones de monocultivo cuya explotación no es rentable bajo una lógica extractivista, pero que ocupan un terreno plantado que sirve para engordar estos datos. Lo grave de esto es que podría haber sido bosque autóctono que es lo que más necesitamos para frenar el cambio climático.
Sin embargo la prensa escrita va escaseando, los lectores van cayendo a goteo y solo se mantienen las que cuentan con fuerte inversión (y alto interés). Peligroso, ¿no? Pues, desgraciadamente, las masas, los que leían la prensa y los que no, ruedan hasta sumideros aún peores: las redes sociales.
Para bien o para mal el diario decano de Galiza y el resto de prensas del lugar son caras visibles a las que podemos contraargumentar con las herramientas que podemos obtener a nivel local. Tan solo necesitamos empatía, sentimiento de comunidad y mente clara. El crecimiento está en proteger la biodiversidad del lugar donde uno habita de aquellos que la quieren exterminar.
Huyamos de las distracciones.
Notas
1 Léase aquí prensa autóctona y seguramente folclórica de cada país del orbe. Potencialmente financiadas por las empresas y privados con más dinero del lugar. Vamos, la misma que llama terrorista tanto a una mapuche como a un quechua; a un vasco como a una afroamericana según el lugar de la que es oriunda.
2 Fuente: Instituto Galego de Estatística