Hoy en día interesa sobre manera interpretar y tratar de comprender los signos que presenciamos debido a la pandemia del covid-19, llamado coronavirus, algunos manifestados intrínsecamente por la naturaleza, la cual revela sus secretos a través de estos signos. El mismo fenómeno de expansión del virus y el humano como receptor, será motivo de análisis por la ciencia, pero también, al estar confinados en nuestras casas de habitación, sorprende como el mundo animal lo asimila, y especies difíciles de apreciar en su entorno propio, ahora se dejan ver en playas, carreteras y hasta ciudades.
En todo este proceso de distanciamiento social, el arte contemporáneo no se queda al margen, desafía a explicar la motivación que tienen los artistas para manifestar su trabajo bajo condiciones tan severas, testimoniando el proceso y encrucijada en la cual todos somos, queramos o no, fichas en el tablero de una gran jugada. Además, ante esta contrariedad, internet se vuelve preponderante e instrumento de cohesión, no solo en la transmisión de tácticas y datos científicos que nos (in)forman, sino como elemento comunicativo entre grupos, familias y sectores obligados a estar en casa.
Son motivos de análisis también cualquier internamiento individual o colectivo para meditar sobre el miedo a la muerte, provocado por noticias sobre la cantidad de fallecidos en el mundo. Los posicionamientos políticos exacerban e infunde temor, como que Trump retira los aportes de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud, es un tema explosivo. Atender las noticias del duro golpe que el virus esta dando a Europa, Asia, y América Latina, son otro detonante.
El arte ante la vicisitud
Invité para mi blog ArbolDardo en Cuarentena a un grupo de artistas a manifestar su interpretación de un estado de autoencierro. Estamos recluido en una cárcel sin barrotes, sin perros guardianes, pero cárcel interior al fin.
Se vuelve cuestionamiento, revisión, estado de la cuestión. No es solo una circunstancia de quietud o espera prolongada, cuando se deja de hacer aquello que nos gusta: Comer, beber, conversar con otros, o sea tiene que ver con ayuno, recato, internamiento. Trasciende un estado de Sí, insondable ensimismamiento donde reflexionar sobre la existencia humana ante la frágil coyuntura.
Conlleva acecho, en tanto subsisten símbolos que delatan intereses del poder para perpetrar las prácticas hegemónicas de siempre. Pero también es un estado de sitio, cuando nos contenemos por temor a una bala perdida o al proyectil transgresor de nuestra identidad de moradores urbanos. Atiende, además -tal y como se apuntó-, a lo político, y sobre todo a los sistemas represores castrenses que accionan este carácter de confinamiento para sostener el poder.
La cuarentena que experimentamos hoy en día, tal y como se dijo, también es asimilada por la naturaleza, y sorprende apreciar un video divulgado por medios de prensa donde una pantera sale y se posa en un parque, los venados corren por las playas desiertas de gente. Son ejemplos poco vistos y difíciles de interpretar como signo manifiesto por el planeta, insisto en que la Tierra, todavía nos quiere decir algo aun mas profundo, y que no somos capaces de explicarlo a la colectividad.
Respuesta de los artistas
La decana del performance en América Central, la guatemalteca Regina José Galindo reflexiona acerca de la identidad de los pueblos ancestrales, cuestionando aspectos políticos, sociales y culturales ante la persistencia de grandes contradicciones en el ser o no ser indígena. Respecto a los protocolos de higiene para combatir la pandemia se pregunta: ¿Por qué acordonan una comunidad indígena entera, al mismo tiempo que la dejan a su suerte sin hacer pruebas allí?
Puede que el artista nos comparta una reacción inmediata, o que revise dentro de su imaginario de simbolos y bagaje el significado de su cuestionamiento. El guatemalteco radicado en México Darío Escobar con su instalación Mensajes cifrados, 2019, encontrados en Guatemala y México, refieren a la idea de los «mensajes cifrados» del artista-arquitecto mexicano Mathías Goeritz. Con estos signos advierte el paso del tiempo entre los umbrales del mercado, donde persiste la incertidumbre capeándose el proyectil entre aquellas marcas y gestos de la cultura material -y, para hacerlo totalmente contradictorio-, los recubre con laminilla de oro por el reverso, evocando una visión del oro de los dioses mesoamericanos.
Otra de la figuras prominentes en el ajedrez del arte centroamericano contemporáneo, el guatemalteco Ángel Poyón, observa y reactiva la poética de un tiempo no tiempo, circunstancia de meditar -como lo hace el artista-, a lo largo de la tortuosa ruta de quien busca un mejor sol: El migrante, buscando respuestas para posicionarse en un espacio de revisión y referencialidad de sí mismo. La pieza que nos comparte presenta el cuerpo incompleto de un reloj de pared, del cual pende, a manera de péndulo, una zapatilla, la cual nos mueve a repensar en esa búsqueda emprendida por los pueblos originarios tan discriminados hoy y siempre.
La costarricense Karla Solano comparte el impresionante video Como un pez, 2020. Cuando se dice que los enfermos de coronavirus les es muy difícil el acto natural de respirar, y se vuelve un dramático imposible. En el video se observa la desesperante falta de oxígeno, circunstancia que durante esta pandemia vale oro y marca un limite perverso entre el derecho a vivir o morir. Karla acerca sus labios a una membrana transparente, y forcejea con la carencia de oxígeno como cuando es sacado el pez del agua. Importante y aleccionadora acción, en tanto aun muchas personas no mantienen el rigor de los protocolos y se ubican en la línea de fuego, donde se guerrea con la fiereza de la enfermedad.
Marcela Araya es una importante artista de la nueva generación del arte costarricense joven, quienes se sirven de un discurso donde tienen voz los materiales, el sitio de instalar y la fortaleza que imprime al abordaje bien pensado y cargado de criticidad. Con Mi refugio, instalación con membrana de plástico inflada y una fuerte luz, evoca la tecnología médica de los respiradores y ventiladores que inflan la membrana, pero nos aflige solo de pensar que el ritmo cardiaco se detenga, manteniéndonos en vilo, con la vista fija en ese objeto-sujeto de su forma de arte. La artista Araya amplia su percepción a estados de intimidad y refugio del ser artista y mujer, ante las corrosivas contrariedades sociales que sufren los moradores urbanos en la actualidad.
Los costarricenses Zole y Guilbert Solano, comparten una imagen quizás poética y graciosa de lo que puede representar, en un estado de vigilia, tener a la mano ese recipiente para cualquier urgencia de carácter personal. La percepción es jocosa, pues se trata de un recipiente viejo y herrumbrado, pero el concepto propone meditar sobre el estado de encierro ante esta enfermedad que azota el mundo y que se expande peligrosamente. No queda mas que buscar espacios de intimidad en nuestras propias casas, como la terraza y jardines.
Uno de los talentos del escultor malayo Chao Harn Kae, residente en la ciudad Hon Kong, es manifestar gestos con las manos de sus personajes con un tratamiento quizás tosco o áspero de las superficies, caracteres esenciales de su modo de manifestarse en arte. Las manos suelen insinuar cuidado, detención, alerta, precisamente lo que experimentamos en estos estados de vigilia interior, y la contradicción que genera fuerza, resistencia, durante el lento paliativo que conlleva.
El artista de la India Amit Ganjoo, con dibujos o papel recortado o collages, en una campaña para concientizar el retrotraerse para estar seguros, nos habla de esos espacios: cuando mas allá de la ventana puede que se esconda la muerte, vigilante, simbolizada por la serpiente cobra. O los procesos de comunicación humana que hoy requiere aislantes, membranas protectoras que filtren entre sí. Son también marcajes de distanciamiento social y discurso que el artista recrea con lenguaje pictográfico constantemente en redes sociales.
Gala Berger de Argentina, recrea la introspección ante un estado de sí, en un entorno transparente, flotante, poético: Sugiere la idea de móvil donde cuelgan prendas del vestir, que conllevan internamiento, vigilia, identidad intimista de mujer, revisión en un lapso significativo y atemporal de espera. Es en ese lapso y tiempo donde buscar lo interior, lo sensual, pero que al mismo tiempo se vuelve guerreo existencial para salvaguardar su dignidad femenina, ante lo agresivo de la coyuntura en que vivimos.
Anónimo, intenta encontrar arte aun donde no lo hay, y con esta metodología de probar y sacar fotografías donde cree que exista belleza, espontánea, sencilla, sin grandes pretensiones, vuele al acto creativo azaroso y claro intento de congeniar con las tensiones del proceso en el día a día donde el artista convive y manifiesta.
El pintor Silvio Cattani de la región del Véneto, en Italia, comparte la fotografía de una de sus piezas titulada Vetrofusione, 2017. Comenta que representa un augurio para vivenciar una serena festividad, y un pensamiento por un futuro creativo. Nada mas hermoso que esas transparencias y fragilidad del vidrio como materia, para advertir los impulsos del individuo crítico-creativo en lo extremo de un tiempo de espera esperanzada, cuando el corazón palpita ante la incertidumbre pero sin claudicar.
Mimian Hsu es una joven artista costarricense de origen chino que nos comparte el video del performance titulado “Retratos y autorretrato ontológico”, capturado por la cámara en “live stream” el viernes 10 de abril, a las cinco de la tarde. Se trata de 34 retratos de pulsaciones de las personas que le enviaron por redes sociales el registro sonoro de su ritmo cardiaco. Mimian explica al respecto: “Termina con mi autorretrato que se convierte en el retrato de las pulsaciones del corazón de mi abuelo, en los instantes antes de su muerte”. Se advierte la aceleración del ritmo al finalizar, que ella contrapuntea marcando el pulso con su pierna y pie, delante del tambor, el respectivo atril y una partitura. Puede verse aquí.
El hondureño Leonardo González devela durante esta cuarentena el escenario Juegos de mesa, 2020, fotografía blanco y negro, evocando las luchas gremiales de quienes hoy lo dan todo para aplacar la pandemia: el sector salud. Colecta algunas armas utilizadas por el ejercito de Honduras empuñadas contra los médicos y enfermeras hace pocos meses, quienes luchaban pidiendo mejores remuneraciones, instalaciones seguras y oportunidades profesionales para el sector. En contradicción, el gobierno utilizó la fuerza para desmantelar el movimiento. Lo expuesto se trata, entre otros, de diferentes modelos de bombas lacrimógenas y cargadores de AK 41, la mayor arma utilizada por dicho ente represor contra los manifestantes y que, Leonardo, recogió en los mismos alrededores de su casa.
A manera conclusiva
Se aprecia en esta introspección colectiva abordada en mi blog personal Arbol-Dardo en Cuarentena, colectando y subiendo a la red las observaciones de cómo el artista se sirve de tan heteróclito discurso y lenguajes -muy de la jerga del arte actual-, para hablar de encierro, reclusión o amenaza. En principio, lo hace para no exponerse al virus, pero también son realidades detectadas en situaciones comunes en lo urbano, cuando se enfrentan el bien y el mal, la muerte enrumbándose por cualquier grieta en el muro que separa la vida y la muerte.
La gran interrogante que reclama atención, radica en cómo seremos y en qué cambiaran nuestros comportamientos pos-pandemia. Además, se dice que el arte también esta cambiando. Devela fracturas en la sociedad por las cuales se filtra el poder, la política, los interés capitalistas neoliberales por mantener hegemonía a toda costa, así como lucrar con todo lo posible, incluso con la industria farmacéutica y la fabricación de instrumental médico. Entran en ese juego de tensiones y poder grandes paradojas, aunque se diga lo contrario, para la pandemia no vale el dinero ni los posicionamientos sociales, económicos y políticos, todos estamos al mismo nivel o en línea de ataque, donde se ven aflorar nuevas caretas, detrás de esas mascarillas o protectores faciales adosados ante la crisis.