Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, nació el 18 de febrero de 1689 en el castillo de la Brède, cerca de Burdeos, Francia. Provenía de una familia noble de Francia y su título de barón, así como una fortuna, los heredó al morir un tío. Una ventaja que tuvo, en relación con otros filósofos y políticos, fue que pudo dedicarse a estudiar y escribir sin tener que trabajar. Siendo católico, se casó con una mujer protestante de nombre Jeanne de Lartigue, que además le aportó al casarse otra dote económico.
Fue un analista social y pensador político y jurista. En 1721 escribió las Cartas persas, una sátira de las costumbres francesas, de las instituciones políticas de su tiempo y de la Iglesia; lo motivó a ello el desorden en que se encontraba Francia en esa época en todos los niveles sociales, incluyendo el religioso, donde la ley la hacía el rey, y él junto con la nobleza y el clero, usufructuaban las riquezas de Francia, sin importarles la pobreza del pueblo y sus sufrimientos. Era un pensador que creaba polémica, por lo que para evitar ser encarcelado se fue a recorrer varios países, entre ellos Inglaterra, donde encontró muy avanzadas sus leyes y por esa razón tuvo una admiración profunda por la constitución inglesa.
La influencia de los pensadores ingleses lo hizo escribir su gran obra El espíritu de las leyes, la cual le ganó prestigio como gran filósofo y político liberal. Él se dio cuenta de que las instituciones y las leyes de los diferentes países no son casuales o arbitrarias, sino que están muy relacionadas con las costumbres, climas, políticas, religiones, recursos y grandes figuras de esos pueblos, como fue el caso de John Locke y sus escritos, que influenciaron mucho al pueblo de Inglaterra para lograr cambiar sus leyes.
Por lo anterior afirmaba que era pura casualidad que las leyes de un pueblo le sirvan a otro. Lo que más le impresionó de la constitución inglesa fue la triple repartición de los poderes del Estado, en legislativo, judicial y ejecutivo.
Él sostenía que para que nadie pudiera abusar del poder debería existir un mecanismo que limite el exceso de poder. El propósito de la división en tres poderes es para evitar la concentración del poder como sucede en las dictaduras.
Pero lo más importante era la separación de esos poderes que eran, en sí, cada uno soberano, lo cual creaba un equilibrio y evitaba la usurpación de alguno de ellos por otro de otro poder (de hecho, esta división de poderes fue aplicada después de la revolución en los Estados Unidos en ese país). Locke fue quien sentó las bases teóricas de la democracia moderna, las cuales Montesquieu también fomentó influenciado por el pensador inglés.
Aparte de Inglaterra, viajó por Austria, Hungría, Italia antes de regresar a Francia. Durante su viaje observó las instituciones y costumbres de cada país. Como ya se señaló, se sintió especialmente atraído por el modelo político inglés.
Aparte de su grandeza como filósofo político, se le considera un precursor de la antropología, al parecer por haber realizado métodos comparativos y clasificaciones de las formas políticas que los humanos tenían en sociedad y porque estudió la interrelación y función de las diferentes instituciones políticas.
Es interesante conocer que, como pensador, no se le calificaba de revolucionario como a otros, sino más bien de moderado. Posiblemente porque sus obras, tenía un carácter moderado, aunque lograron penetrar el nivel de los conservadores de la sociedad y les hicieron ver a otros filósofos y pensadores políticos la necesidad de un cambio.
Para él, el Estado nace de la necesidad de encontrar una manera de organizar la sociedad y evitar los enfrentamientos y guerras entre las personas de un pueblo. Por eso proponía que el Estado debía englobar el concepto de:
Los derechos de las gentes, que regulan las relaciones entre todas las personas en sociedad y fomentar la paz.
Los derechos políticos, que regulan las relaciones entre los ciudadanos y el Estado.
Los derechos civiles, que regulan los derechos de las personas.
Entre los colaboradores destacados en crear la Enciclopedia Francesa se encontraban Voltaire, Rousseau y Montesquieu y Diderot (el gran enciclopedista) y otros. Esta enciclopedia tuvo indudablemente una tremenda influencia en la vida política e intelectual europea.
Para Montesquieu, las posibles formas de Estado en ese tiempo el siglo XVIII eran: la monarquía, la república dividida entre democracia y aristocracia, y finalmente el despotismo, este último el peor. Con el sistema de tres poderes, la separación y la limitación de los poderes eran la garantía esencial de las libertades. Cada poder debía estar rigurosamente separado y ser totalmente independiente entre sí. Si uno se sobrepone a otro o a los dos, se pierde la libertad, ya que la prevalencia de uno sobre los otros distorsiona la democracia. Eso impediría todo absolutismo.
Él estaba contra todo absolutismo, incluso el democrático (aunque era más liberal que democrático). Él no veía, aun en su tiempo, la caída del régimen monárquico por una revolución, ya que los nobles y la Iglesia están muy unidos y eran aún muy poderosos. Y, sin embargo, el famoso revolucionario Marat, líder jacobino de la revolución francesa, consideraba a Montesquieu su primer maestro, basado, al parecer, en la defensa vehemente de la libertad y su hostilidad contra el despotismo y con su denuncia de la religión como medio para mantener al pueblo esclavizado en asocio con la nobleza.
Montesquieu era un filósofo que aplicaba el relativismo a las leyes, pues consideraba qué los pueblos crean leyes que son razonables para ellos, pero éstas pueden ser diferentes según las sociedades. Lo que es bueno para una, puede no serlo para otra, ya que lo que es bueno o malo depende de los caminos y el desarrollo particular que tiene cada sociedad. Aquí, estaba en total acuerdo con el filosofo sofista Protágoras de Grecia, del siglo V antes de nuestra era. Cuando le señalaban que algunas personas no aceptaban que existía el relativismo cultural, el opinaba:
La verdad es que este rechazo suelen hacerlo aquellos con ideologías de diferentes tipos que tienden a considerarse como poseedores de la verdad.
El relativismo social, a su juicio, es una condición necesaria para comprender y tolerar las diferencias en los criterios y creencias de los seres humanos; de hecho, sin éste no existiría tampoco la tolerancia y el derecho a disentir, objetivos supremos de la convivencia humana.
El pensamiento de Montesquieu nos mostraba su fiel creencia sobre: la tolerancia, especialmente religiosa. El derecho a la libertad de los pueblos y su denuncia contra el absolutismo de un gobierno ya fuera de una monarquía o en otro tipo de gobierno. Y su persistencia de acabar con la injusticia de la esclavitud.
Bibliograía
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