Poco antes de que el coronavirus obligara a Colombia a detenerse, muchos titulares hablaban del «Ñeñe», un narcotraficante a quien la Interpol y otras instituciones policiales siguieron hasta su muerte en mayo de 2019, en Brasil. El Ñeñe, cuyo nombre real era José Guillermo Hernández, se hizo famoso este año luego de que el portal informativo La Nueva Prensa revelara como este narcotraficante compró votos para asegurar la victoria del actual presidente Iván Duque, siguiendo así las órdenes por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. El Ñeñe fue una figura recurrente en la campaña de Duque, tal como lo demuestran innumerables fotografías y su asistencia a la posesión presidencial del 7 de agosto de 2018.
El aislamiento obligatorio decretado por gobierno de Duque desde el 25 de marzo hasta el 13 de abril, además del simulacro de cuarentena realizado en algunas ciudades y regiones desde el 20 marzo, han evitado que las investigaciones periodísticas siguieran el mismo ritmo.
Pero otras cosas no han cesado por el coronavirus. Omar y Ernesto Guasiruma, líderes indígenas del pueblo emberá fueron asesinados el 23 de marzo en la noche. Según los testigos, se trató de dos sicarios en moto, quienes llegaron hasta el resguardo Cañón Río Garrapatas, donde vivían Omar y Ernesto. El periodista José Puentes publicó en el medio digital Pacifista las cifras de asesinatos de líderes sociales en este 2020 que tienen diferentes organizaciones:«la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos registra 10 asesinatos, la Defensoría del Pueblo ha verificado 17, la Misión de Observación Electoral habla de 19 (incluyendo líderes sociales y comunales) y el Instituto de Estudios para el Desarrollo —Indepaz— tiene un listado con 51».
El sábado 23 de marzo en la noche se presentaron disturbios en la cárcel Modelo, de Bogotá. Desde el Gobierno se dijo que se trató de un intento de fuga que no tuvo éxito. No obstante, algunos presos y familiares de ellos aseguran que todo se debió al hacinamiento —superior al 50%— y a la llegada del coronavirus a Colombia. Por redes circularon muchos videos compartidos por los mismos presidiarios en los que daban cuenta del enfrentamiento y de como algunos sí pudieron escapar.
En la Costa Atlántica, por los lugares que regía el Ñeñe, la Policía Metropolitana de Santa Marta incautó 26 fusiles, 28 visores nocturnos, ocho silenciadores para fusil, 21 miras para este tipo de armas, 4 binoculares nocturno, 30 miras láser, 2 radios de comunicación y 3 chalecos antibalas. Todo era transportado en un vehículo que fue detenido por los agentes en plena carretera. El 26 de marzo, dos días luego del hecho, un general retirado del Ejército venezolano afirmó que todo el material de guerra era del pueblo venezolano y sería usado para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro. Cliver Alcalá, nombre del militar, dijo en un video que todo hacía parte de una estrategia que involucra al Gobierno de Colombia, a Juan Guaidó y a representantes del Gobierno estadounidense, aunque dijo en una emisora colombiana que nadie sabía de la movilización del armamento. Según Estados Unidos, Alcalá hace parte del «Cartel de los soles», que llevaba droga a ese país, y está entre los vinculados al indictment que puso recompensa por la captura de Maduro. Alcalá ya se entregó a las autoridades colombianas para ser puesto a disposición de las estadounidenses.
El virus quiere que nos detengamos, pero es imposible. El lunes 23 de marzo murió el dramaturgo colombiano Santiago García, máxima figura del teatro de este país y declarado embajador mundial del Teatro por parte del Instituto Internacional del Teatro (ITI) de la Unesco en 2012.. Eugenio Barba, dramaturgo italiano, lamentó su muerte y envió un mensaje en redes por su partida, tal como tuvieron que hacer todos los miembros de este gremio ante la imposibilidad de realizar un homenaje público. La gente del teatro tendrá que pasar este luto en casa, lejos de su hogar, el escenario.