Parece que la depresión, la enfermedad genérica del siglo XXI, puede tener uno de sus orígenes antes de lo que pensamos: en el mismo embarazo; de hecho, esta enfermedad mental afecta más a las mujeres que a los hombres. Según los últimos datos en España, un 9,2% frente a un 4%.
Es más, tal y como explica María de la Fe Rodríguez, coordinadora de la unidad de psicología perinatal de la UNED, «sabemos que el inicio de la depresión se da, en muchos casos, con el embarazo. Alrededor del 15% de las mujeres que van a tener un hijo tiene síntomas depresivos que, en algunos casos, se pueden prolongar si no se afrontan a tiempo. Ahora, en la mayor parte de los casos no se tiene en cuenta este problema, en parte porque no es visible. La llegada de un bebé parece que se tiene que vivir como una alegría y muchas madres que se sienten deprimidas no piden ayuda porque se sienten culpables».
Sin embargo, y a pesar de la relevancia del problema, no existe un plan de prevención nacional frente a la depresión relacionada con el embarazo, aunque sí se vigilan los casos más extremos de trastorno mental después del parto -conocido como psicosis puerperal- que puede llevar tanto al suicidio como al infanticidio.
Lo que también es cierto y aunque no se llegue a situaciones tan dramáticas, es que las embarazadas deprimidas suelen tener más partos prematuros y bebés de menos peso, según demuestran las últimas investigaciones. Además, en los casos en los que la futura mamá sufre esta enfermedad mental, los mismos estudios aseguran que se incrementan en el recién nacido problemas en su interacción con otras personas, deficiencias en la atención y dificultades diversas a la hora del aprendizaje.
Para Ricardo Muñoz, profesor de la Universidad de Palo Alto (EE UU), hay dos métodos preventivos para paliar la depresión antes de que sea demasiado tarde. El primero de ellos, la terapia cognitiva conductual, consiste en enseñar a la gente a fomentar pensamientos y comportamientos que les conducen a tener un mejor estado de ánimo y reducir aquellos que producen tristeza o desesperación. El segundo enfoque, la terapia interpersonal, ayuda a mejorar la comunicación con otras personas y a apoyarse en la familia y los amigos, afirma.
Pese a todo, el verdadero problema que encierra la depresión es que es muy común. Según la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo más de 300 millones de personas sufren depresión y la mayoría no tienen tratamiento. No obstante, y con el objetivo de reducir esta cifra, Muñoz propone el empleo de sistemas de intervención online, es decir, la aplicación de tratamientos determinados a través del móvil, los cuales, bajo ninguna circunstancia, sustituirán al terapeuta o psicólogo. En los casos más graves, Ricardo Muñoz comenta que en las aplicaciones se incluirían alertas para ponerse en contacto con el especialista adecuado.
Igualmente, el profesor de Palo Alto calcula que, basándose en experiencias previas, se podría recortar el impacto de la depresión entre las embarazadas en un 50% . Por su parte, Rodríguez está convencida de que las estrategias preventivas enfocadas en las embarazadas mejorarían la salud mental de toda la población. Pero también sabe que aunque se incorporen los últimos adelantos tecnológicos y digitales en este ámbito, estas medidas requieren la inversión económica necesaria como para incluir psicólogos en los departamentos de ginecología y obstetricia. Lo que no es ninguna broma.
De cualquier modo, siempre hay un espacio para la esperanza. Como dicen los entendidos, «nosotros, los terapeutas, nos sentamos en nuestra consulta esperando a que la gente sufra tanto como para venir a vernos, o a que los traiga su familia o la policía porque están dando problemas. Deberíamos acercarnos a nuestra comunidad para compartir lo que hemos aprendido sobre cómo prevenir los problemas mentales, emocionales y de comportamiento que hacen que la gente venga a nuestras consultas».