Ella es, sin duda, una de las más grandes bailarinas de su generación.
(The New York Times)
En el marco del Día Internacional de la Mujer, es merecedora de homenaje una artista de la danza que resulta ejemplar universalmente, para figuras femeninas y masculinas. Me refiero, nada más y nada menos, que a la exitosa Gillian Murphy.
De nacionalidad estadounidense y nacida en 1979, gracias a su gran pasión y talento, continúa demostrando su capacidad de encarnar roles totalmente distintos con una enorme elegancia – aspecto que, en lo personal, aplaudo con ahínco –. Además, recientemente, entró en el mundo de la maternidad – casada con Ethan Stiefel, bailarín, coreógrafo y director estadounidense – etapa que representaría todo un reto para cualquier artista que mantenga una trayectoria como la de Gillian.
En Bélgica, con tan solo tres años, se inició en la danza. Tiempo después, pasó a formar parte del Ballet de la Ciudad de Columbia, para luego continuar en la North Carolina School of The Arts, donde se destacó notablemente.
Murphy ha sido finalista en incontables competencias, ha ganado una gran cantidad de premios por sus impecables presentaciones y ha recibido becas en diversas ocasiones. De hecho, con tan solo 15 años, fue finalista en la Jackson International Ballet Competition; en 1995, ganó el Prix de Lausanne Espoir, después de interpretar la ronda final en el Ballet Bolshoi en Moscú; en 1996, fue becada por la National Foundation for Advancement in the Arts Level I y nominada a la Presidential Scholar; y en 1998, fue honrada con una beca de la Princess Grace Foundation-USA.
En 1999, tres años después de haberse integrado al cuerpo de baile del American Ballet Theatre, fue promovida a solista de la compañía; y en el 2002, a bailarina principal. Entre las numerosas interpretaciones de su carrera, vale destacar las siguientes obras pertenecientes a su repertorio:
- El rol titular de Sylvia.
- Odette-Odile en El lago de los cisnes.
- Kitri en Don Quijote.
- Gamzatti en La Bayadère.
- Lise en La Fille mal gardée.
- Medora y Gulnare en Le Corsaire.
- Myrta en Giselle.
- Hagar en Pillar of Fire.
- La segunda joven en Fancy Free.
- El pas de deux en Flames of Paris, Grand Pas Classique, His Memory and His
Experiences in HereAfter.
- El hada de azúcar en El Cascanueces.
- El Pas de Deux de Tchaikovski.
- La bailarina en Études.
Asimismo, Murphy ha interpretado roles principales en Ballet Imperial, Theme and Variations, Baroque Game, Clear, Diversion of Angels, Les Patineurs, Apollo, Gong de Mark Morris, Black Tuesday de Paul Taylor, In the Upper Room y Push Comes to Shove de Twyla Tharp, Odette-Odile en la transmisión televisiva de PBS de El lago de los cisnes, entre otros.
Gracias a su pasión y entrenamiento constante desde temprana edad hasta la actualidad, Gillian se mantiene en los escenarios, siendo la responsable de una de las mejores versiones de Odette-Odile en el ballet clásico. La artista nos demuestra que la edad no es un impedimento a la hora de deslumbrar audiencias, logrando mantener el balance entre su carrera y su vida personal, considerando la nueva faceta de madre, pues «ella es, sin duda, una de las más grandes bailarinas de su generación», y una mujer ejemplar.