La primera vez que viajé a España, como dirigente sindical cocalero a una reunión, en el aeropuerto de Madrid la policía me exigía que mostrara 500 dólares para mi mantención. Les señalé que nunca había visto esa suma de dinero, que venía invitado y que me concedieran un dólar por cada año de los 500 que sus antepasados nos han explotado. Me dejaron entrar.
(Evo Morales)
Cambiar la historia
El primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales Ayma, gobernó durante 13 años y 10 meses, hasta el pasado 10 de noviembre en que fue obligado a renunciar y exiliarse en México, ante la solicitud de las Fuerzas Armadas luego de unas cuestionadas elecciones presidenciales donde buscaba su cuarta reelección.
Evo Morales, pasó de ser un dirigente sindical cocalero en los años 80, a diputado en 1997, hasta alcanzar la presidencia en 2006, en un país formado por un 62% de población nativa, 28% de mestizos y 10% de blancos.
Desde su independencia en 1825, Bolivia ha sido gobernada por 122 presidentes, juntas militares o dictadores lo que da un promedio de un año y medio a cada gobierno. Morales ha sido el mandatario que más ha durado en el poder superando al mariscal Andrés de Santa Cruz o a Víctor Paz Estenssoro, y quien mayor estabilidad política, crecimiento económico y justicia social ha dado por lejos, a sus habitantes.
Las luces
En sus primeros 100 días de gobierno en 2006, el presidente Morales nacionalizó los hidrocarburos de Bolivia que habían sido privatizados bajo la forma de capitalismo popular por el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, rico empresario que no alcanzó a concluir su segunda presidencia y renunció por carta al Congreso luego de una desastrosa gestión económica, refugiándose en Estados Unidos. Al volver el petróleo y gas a ser controlados por el Estado boliviano, Morales declaró: «Se acabó el saqueo de los recursos naturales de Bolivia», agregando su vicepresidente: «Se dio vuelta la tortilla, si antes las petroleras se llevaban el 82% y la empresa estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) el 18%, desde hoy será al revés». Y así ha sido.
El PIB de Bolivia, que alcanzaba en 2006 los 9.000 millones de dólares, llega a 40.000 millones en la actualidad, lo que quiere decir que su ingreso per cápita corregido ascendió de 4.778 dólares a más de 7.000 dólares en la actualidad con una reducción de la desigualdad, de acuerdo al índice de Gini, de 0,60 a 0,43.
El buen manejo de los recursos fiscales, junto a la época de bonanza del precio de las materias primas, logró que en 13 años se redujera la pobreza de un 60% a un 35% y la pobreza extrema, del 38% al 15%. En el período indicado la tasa de crecimiento de su economía ha sido del 4,9%, disminuyendo el analfabetismo, la desnutrición, la mortalidad infantil, se aumentó la cobertura escolar y una larga lista de beneficios sociales para la mayoría de la población.
Lo más importante, Morales ha dado dignidad a su pueblo reconociendo ser un Estado plurinacional, donde se hablan 37 lenguas incluyendo al español, reivindicando plenamente sus vestimentas y culturas.
Las sombras
El presidente Evo Morales alineó rápidamente a Bolivia en la onda bolivariana del comandante Chávez, viajó numerosas veces a Cuba donde Fidel lo trataba como a un hijo, se acercó al presidente Lula, tuvo una buena relación con la presidenta Bachelet, integró su país al ALBA, al Mercosur, construyó el edificio que albergaría al Parlamento Andino y se embarcó en la reivindicación marítima con Chile. Hoy no es socio del ALBA, nunca ha sesionado el Parlamento Andino y perdió en la Corte de Justicia de la Haya la demanda marítima contra el Estado chileno.
Bolivia nació con 2.363.769 km2 y en el curso de los siglos XIX y XX fue perdiendo en guerras y conflictos limítrofes con cinco de sus vecinos, más de la mitad de su territorio. Con Perú perdió 250.000 kilómetros cuadrados, con Argentina 170.758, con Brasil 490.430, con Paraguay 234.000 y con Chile 120.000 La pérdida con Chile, si bien es la menor en extensión es la más dolorosa para el pueblo boliviano porque significó la pérdida de su litoral. La inestabilidad, junto a la ambición de poder y la mala política ejercida principalmente por la minoría blanca que ha gobernado Bolivia es la responsable de que aún sea uno de los países más pobres de la región.
El presidente Morales inició un camino que fue truncado por su propia ambición de querer eternizarse en el poder. Llamó a un plebiscito en febrero de 2016 para preguntar a los bolivianos si podía modificar la Constitución y volver a ser candidato. Lo perdió claramente 51,3% contra 48,7%. Entonces buscó un resquicio acudiendo al Tribunal Supremo de Justicia el cual autorizó su reelección indefinida, desconociendo la voluntad popular, bajo el argumento de que en la Convención Americana de Derechos Humanos se consagran los derechos políticos de las personas por sobre otras normas. Eso fue el inicio del fin de su presidencia. El expresidente Lula lo resumió bien: «Mi amigo Evo cometió un error cuando buscó un cuarto mandato como presidente, pero lo que le hicieron fue un crimen, un golpe de Estado».
El futuro
En América Latina ha sucedido varias veces que un derrocado presidente, caudillo o dictador, vuelva a su país y gobierne nuevamente. Claro, no siempre con buenos resultados. Bolivia, ubicada en el corazón de América del Sur, es rica en recursos naturales y donde las grandes empresas internacionales buscan hacer apuestas, como pasa hoy con el litio. Estados Unidos, el viejo gendarme de la región, nunca ha sido ajeno a lo que allí ocurre y ahora parecen haber entrado en acción también otros actores, como China.
En los años 60, el Che Guevara eligió Bolivia para iniciar la guerrilla que debía extenderse por todo el continente, convencido que las condiciones de pobreza y abandono del país serían su mejor aliado. Todos conocemos como terminó.
Hoy Bolivia debe mirar al futuro. Los logros económicos y sociales de Evo no serán olvidados porque por primera vez en su historia puso como prioridad la dignidad de las personas explotadas y humilladas por siglos de explotación. Las nuevas elecciones que se programan será una oportunidad para que bolivianas y bolivianos juzguen los aciertos o errores del gobierno de Evo Morales.