Dos figuras claves del pensamiento chino: Lao-Tse y Confucio.
Lao-Tse
Nace en China en el año 571 antes de nuestra era. El Tao Te King es la obra única de Lao-Tse. Es un pequeño libro de ética y de religión con derivaciones hacia los temas de la política y la economía: «El Tao... representa el origen del universo... constituye la Madre de todos los seres».
El santo adopta la táctica del no hacer: «Practica el no hacer y todo permanecerá en orden. Es por el no hacer que practica el no hacer que se gana el universo».
Según Lao-Tse el gobernante debe guiar sin constreñir:
«Producir y hacer crecer,
producir sin apropiarse,
actuar sin esperar,
guiar sin constreñir,
es la virtud suprema».
Asimismo, el gobernante no debe subyugar el mundo por las armas:
«Aquel que se refiere al Tao como dueño de hombres no subyuga el mundo por las armas, porque esta manera de actuar acarrea casi siempre una respuesta.
Allá donde acampan las armas crecen espinas y cardos».
Y luego agrega que «las armas son instrumentos nefastos y repugnan a todos. Aquel que comprende el Tao no las adopta», en un tono claramente antimilitarista. Y después remata su idea con un mensaje de no-violencia:
«Yo enseño esto a las gentes:
El hombre violento no tendrá una muerte natural.
El más tierno en este mundo domina al más duro».
Tiene también un mensaje pacifista: «un verdadero jefe militar no es belicoso. Un verdadero vencedor no se mete en la guerra».
En cuanto al arte de gobernar, Lao-Tse recomienda la moderación: «Para gobernar a los hombres y servir al cielo, nada vale tanto como la moderación». Y agrega: «Se rige un gran Estado de la misma forma como se fríe el pescadito».
Y si alguien aspira a ponerse a la cabeza de un pueblo necesita «ponerse en la última fila».
Además, este sabio chino se pronuncia contra la excesiva intervención del Estado: «facilita la evolución natural de todos los seres sin osar intervenir sobre ellos». También critica el reglamentismo o exceso de leyes: «Cuanto más interdictos y prohibiciones hay, más el pueblo se empobrece». Y finalmente la emprende contra el exceso de impuestos: «El pueblo está hambriento porque sus dirigentes le abruman de impuestos». Lao-Tse fue uno de los primeros precursores del pensamiento y, sobre todo, de la actitud liberal.
Confucio
Maestro, sabio y moralista chino. Le corresponde vivir en la antigua china feudal durante la dinastía Shou. Nació en Lu (hoy República Popular China) el 22 de setiembre de 551 a. C. en una familia noble muy venida a menos. Se destaca como funcionario público y llega a desempeñarse como ministro y eso se nota en su pensamiento.
Su enseñanza moral sobresale por la propuesta de buscar el justo medio, el altruismo, la tolerancia, el respeto mutuo y la honestidad. Su pensamiento tiene un tono conservador y promueve los valores, la educación, el trabajo duro, la familia tradicional, la obediencia a las autoridades, el respeto a las personas mayores y a los antepasados. Dentro de sus enseñanzas destaca la que asevera que un buen gobierno es la base de una sociedad pacífica y feliz. Y buenos funcionarios son la base de un buen gobierno. Agregó que: «Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, ¿cómo sabrá gobernar a los demás?» Y también se refirió a la importancia del saber en los funcionarios:
«Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe: he aquí el verdadero saber».
El objetivo político final debe ser la paz universal y la armonía social. En lugar de fundar una religión instituye una ética que tuvo enorme influencia en China, pero también en Japón, en Corea y en Vietnam.
En vida llega a tener discípulos, 70 según Mencio y 3.000 según otros. Escribe Las Analectas y Cinco clásicos. Confucio, conocido en mandarín como el Maestro Kung fallece en Qufu, China, en el año 479 a. C. Después de su muerte nace el confucionismo, que hoy aparece en los libros de religiones comparadas junto al taoísmo, como las dos vertientes más influyentes de la ética y de la espiritualidad china.