Hubo una época en que se dudó de su existencia física y se responsabilizó a otros de sus escritos, pero en realidad, nació en una pequeña ciudad a orillas del rio Avon, llamada Strafford-upon-Avon en el condado de Warwick en Inglaterra. En la iglesia de la Santa Trinidad, fue bautizado un niño con el nombre de William (Guillermo) Shakespeare, el 26 de abril de 1564, según datos aportados por la fe de bautismo original existente en la iglesia. Su madre era Mary Arden, era hija de un hacendado de un pueblo vecino, y su padre llamado John, era un comerciante en cueros. Nadie pensaría que con el correr de los años dicho pueblo sería famoso mundialmente por haber nacido ahí el más admirado poeta y dramaturgo de los países de habla inglesa y para muchos el más grande autor teatral de todos los tiempos. 52 años después de su nacimiento, el 23 de abril de 1616, en la misma iglesia se celebrarían los funerales del famoso poeta. El ciclo de su vida se había cerrado donde había empezado.
El problema reside en que no hay documentos que informen con orden y exactitud acerca de qué le paso al niño desde su nacimiento y hasta 1592, fecha para la cual ya era un actor teatral reconocido. Se casó con Anne Hathaway, hija de un agricultor de un pueblo vecino, él apenas contaba con 18 años y ella era mayor, tenía 26 años; sin embargo, no hay datos sobre su vida como esposo y padre. Nada de su actividad teatral previa se conocía, sino hasta que ya fue un poeta y dramaturgo de fama. Es increíble que exista tan poca información sobre él, pero se debe en parte a que no hizo una autobiografía y no escribió tampoco cartas que ayudaran a tener una idea de su vida; pero hay 36 obras maestras del teatro universal, 154 sonetos y 2 poemas que hablan por él.
Lo extraordinario, es que no tuvo una educación formal, si se analiza la amplia cultura que muestra en sus escritos es difícil creer que en el ambiente provinciano en que transcurrió su juventud existía esa educación. El conocimiento del teatro lo adquirió viendo las compañías ambulantes que llegaban al pueblo. Fue sin dudarlo un lector incansable y un autodidacta que logró adquirir una cultura universal y un dominio maravilloso del arte teatral. Lo que hacen pensar por su facilidad para asimilar esa cultura, que era un genio, pues sus escritos revelan que no sólo no sabía de poesía, ni de rima, prosa o teatro, sino también de historia, leyes, política y geografía; si nos acordamos de que los escenarios de su teatro los situaba en Dinamarca o en Venecia o en Egipto o en Londres en forma perfecta y, sus poemas recordaban en muchos aspectos a los autores clásicos y además, algo de la música de varios países, Para la persona corriente adquirir esos conocimientos le hubiera requerido años de estudio y una carrera en humanidades y artes. Y aún, así, tendría cultura, pero no poder creativo. Lo menos que podemos pensar, es que tenía una predisposición innata para aprender y en especial para la composición de dramas y comedias teatrales.
También se puso en duda que el español Miguel de Cervantes hubiera escritos sus Novelas Ejemplares y el Quijote, debido a ser una persona pobre y sin una educación superior conocida. Por cierto, él conoció la obra de Cervantes, ya que reconocía haber leído el Quijote y lo impresionó tanto, que escribió una obra protagonizada por uno de los personajes de la novela, se llamó La historia de Cardenio. Lamentablemente su manuscrito se perdió, aunque lo registró figurando como autores Mr. Fletcher y Shakespeare para después representarlo en el teatro, aunque nunca llegó a publicarse, pero una obra titulada Cardenno la presentó la compañía de la cual era en parte dueño, llamada King´s Men, en la corte inglesa en 1613. La diferencia con Cervantes y por lo que hizo dinero, es que no sólo era autor, sino actor y empresario teatral, y Cervantes sólo autor. Shakespeare no aparece en ninguna de sus obras, en cambio Cervantes parece reflejar parte de su vida en el Quijote. Él era estimado en la sociedad inglesa por su gentileza y amenidad, y posteriormente por sus obras, algo que parece no disfrutó Cervantes.
De su ciudad, Shakespeare se fue a Londres comenzando a trabajar en 1587 como actor dramático secundario en la compañía llamada Actores de la Reina y otras, y además como poeta popular. Años después, en 1592, sus obras teatrales se hicieron famosas e incluso las representó ante la Reina Isabel I y el rey Jaime I. Él conoció la fama y la riqueza en vida y obtuve ingresos suficientes para vivir bien y comprar propiedades en su pueblo, y hasta ser propietario con otra persona de la Compañía Teatral y el Teatro El Globo, donde actuaba. No se conocen retratos sobre cómo era físicamente con excepción de un busto puesto en la iglesia de su pueblo.
En sus obras hay, sobre todo, retratos psicológicos de los hombres y mujeres de sus dramas, que representaban personajes llenos de pasiones humanas. Estos estaban poseídos de contrastes, fuerzas y debilidades, de amor y odio y abarcaban todos los niveles sociales: esclavos, bandidos, pastores, plebeyos, cortesanos, guerreros, reyes, cuerdos y locos. Al igual que en las antiguas tragedias griegas, un héroe está en el centro de los hechos y sus problemas son los que originan los sucesos alrededor de los cuales gira la obra. Aunque da énfasis al sexo masculino, en algunos casos como en Otelo, Hamlet; Macbeth, etc., las mujeres se equiparan a los héroes como Julieta en Romeo y Julieta y Cleopatra en Antonio y Cleopatra.
Sus tragedias hablan del bien y del mal en el mundo, de lo justo y lo injusto, de la honestidad y la corrupción, de los celos, el amor, la alegría y la tristeza. A través de sus personajes proporciono al público una serie de matices variados de la vida. Por ejemplo, en Otelo, este es un noble moro al servicio de la república de Venecia que se enamora de Desdémona hija de un senador, la cual le corresponde y se casan perdidamente enamorados, en contra de la opinión de su padre. Pero entre sus ayudantes hay uno Yago, su alférez que es la maldad hecha persona; es decir el diablo mismo, el cual siembra la desconfianza sobre que su esposa le es infiel y ciego de ira Otelo la mata. Aquí el autor, nos hizo ver que la maldad en muchos casos no tiene ni necesita causa, sino que es intrínseca en algunos seres dominados por el demonio. Hamlet es una tragedia sombría y compleja que afecta a un príncipe inmaduro, que todo lo arriesgó y perdió por satisfacer una venganza. De hecho, es responsable de ocho muertes incluida la suya propia.
Muchos conocen su famoso monólogo que varía un poco según la traducción que se haga y en el que Hamlet dice:
Ser o no ser es el dilema (la cuestión)
¿Cuál es más digna de acción del ánimo: sufrir
los tiros penetrantes de la fortuna
injusta u oponer los brazos a este torrente
de calamidades y darles fin con
atrevida resistencia? Morir es dormir.
¿No más? Y por un sueño, diremos, las
aflicciones se acabaron y los dolores
sin número...
En sus obras se nos presenta casi como un psicólogo por la profundidad de los retratos psicológicos de los hombres y mujeres de que hace gala en sus dramas, personajes que representan todas las pasiones de los humanos y, por supuesto, además, como un poeta y dramaturgo extraordinario. En cierta forma hay un mensaje en sus obras, ya que en ellas habla acerca de que el destino no puede ser obviado o alterado por el hombre. En sus dramas, ese destino se cumple debido a venganzas por celos, ambiciones, odios o envidias, en realidad son un reflejo de la vida real. Otras tienen mucho de la verdadera historia del sitio donde ocurren, pues cultivó el drama histórico aparte de la comedia. Las últimas obras fueron La tempestad, escrita en 1611, ahí habla de una maravillosa y mágica isla donde llegan unos náufragos y suceden cosas fantásticas, y en colaboración con John Fletcher escribió el drama histórico Enrique VIII, en 1613.
En sus últimos años casi no escribió tragedias: Pericles, Cimbelino, Un cuento de invierno, Los dos nobles compadres, y la Tempestad, eran todos romances, una forma seria de la visión cómica del mundo. En el año 1613 se encendió el teatro El Globo en parte de su propiedad. En el siniestro se perdieron algunas obras suyas y al parecer eso lo afectó bastante como para que en poco tiempo se retirara del arte escénico, sin volver a escribir ninguna obra más. En realidad, la mitad de sus obras fueron impresas póstumamente.
Es una coincidencia extraña, pero la muerte de ambos genios Cervantes y Shakespeare (a los 52 años) se registra en la misma fecha, el 23 de abril de 1616. Ben Johnson un famoso poeta y amigo escribió esta poesía póstuma dedicada a Shakespeare en su entierro.
La figura que aquí vez colocada
fue de Shakespeare la efigie amada.
Contendió contra natura el dibujante
para exceder la vida palpitante.
¡Oh, si en bronce su ingenio dibujara
tan bien cual supo diseñar su cara!
El pintor habría entonces rebasado
cuanto al bronce fue siempre trasladado
Pero, pues no ha podido, ver en la prensa
No su pintura, sino su obra inmensa.