Posiblemente pocas personas se han sobrepuesto a tantos problemas como los que tuvo Abraham Lincoln desde niño, como fueron: su extrema pobreza, la falta de educación formal y una serie de fracasos en el campo de los negocios y la política que este campesino autodidacta sufrió, sobre todo si consideramos que al final logró ascender a la cumbre de la política. Aunque logró ser elegido para la Cámara de Representantes (congresista) de Illinois y de los Estados Unidos, tuvo dos derrotas anteriores, así como otra para senador, e incluso una derrota para ser elegido vicepresidente a lo largo de los 55 años de su vida. Solamente en el aspecto jurídico tuvo un éxito relativo como abogado en Illinois.
En 1860 logró que el Partido Republicano lo eligiera como candidato a la presidencia de Estados Unidos en la Convención de 1860. Pero antes, en las dos primeras votaciones, quedó de último e increíblemente en la tercera votación, fue elegido y de ahí llegó a presidente. Es difícil atribuir al azar ese cambio de suerte en sus últimos años y la fama que alcanzó posteriormente. La realidad es que todo se debió a su tremenda fuerza de voluntad y además era muy estudioso, astuto e inteligente, aunque a veces sus acciones no confirmaban esto.
Como él mismo señalaba, era un pobre campesino que se autoeducó a través de los años, pero todos sabían de su sencillez, honestidad, franqueza y perseverancia para sobrellevar problemas y salir adelante. Lincoln afirma que su tenacidad venció lentamente a los hados hasta darle la oportunidad a un ser humano bueno, en llegar, a pesar de muchas dudas, a ser un político sabio en sus años finales. Como él creía que la democracia no debía basarse en meras opciones, sino en propósitos morales, esto le gustó a la gente y por eso lo eligieron.
Hoy uno sabe que llegar a presidente requiere una inversión de centenares de millones de dólares y los presidentes quedan muy comprometidos con diversas personas y empresas. Cuando a él le preguntaron: ¿cuánto le costó a usted en términos monetarios llegar a presidente? Él contestó: yo era una persona pobre y en la escuela me enseñaron a leer, escribir y contar, nunca fui a un colegio, y no fue sino en mis últimos años como abogado que hice un pequeño capital, que gasté en la campaña. Cuando gané me di cuenta de que carecía en absoluto de dinero para pagar mis deudas al almacenero y al carnicero y mucho menos para comprarme un traje decente. La realidad es que los que me ayudaron lo hicieron en forma altruista y por amistad.
Una vez alcanzada la presidencia, la oposición del Partido Demócrata y sobre todo la de los estados sureños defensores de la esclavitud (pues los pobres negros eran necesarios para su agricultura) se hizo violenta, y como no se logró un acuerdo, estos estados se escindieron para crear los Estados Confederados de América, iniciando la guerra contra el Gobierno de Lincoln y los estados del Norte en 1861, con un ataque al Fuerte Sumter. A esa guerra se le llamó la Guerra de Secesión. Un conflicto muy sangriento y con perdida de cientos de miles de estadounidenses de ambos bandos. Cuando ya la guerra era favorable al Norte, Lincoln hizo su Proclama de Emancipación de la esclavitud en 1863. Y buscando reunificar el país tuvo una política de generosa reconciliación nacional.
Fue reelegido presidente en 1864, y el 14 de abril de 1865 el general en jefe de los confederados, Robert E. Lee, se rindió, poniendo fin a la guerra. Y lamentablemente cinco días después de la rendición, Lincoln fue asesinado por John Wilkes Booth, un actor de teatro, fanático de la causa perdida del sur, en una representación teatral.
En la campaña lo acusaron de hereje porque no pertenecía a ninguna iglesia: en su familia eran cristianos bautistas, pero él nunca se unió a una iglesia, ni profesó creencias religiosas conocidas. Sin embargo, tenía un buen conocimiento de la Biblia y siempre invocaba al Señor, y creía en un ser superior y divino que guía al mundo. De hecho, siempre dijo que sin la ayuda del Ser Divino no podría triunfar, pero con esa ayuda no puedo fracasar. Durante la guerra civil en Estados Unidos, en su periodo presidencial, señalaba la siguiente: Yo le pedía a Dios ayuda para triunfar, pero le señalaba a mis ministros mi angustia por lo siguiente: «Nosotros por nuestra parte, rezamos al Señor para que sea nuestra la victoria porque creemos tener la razón, pero los del bando contrario le rezan también pidiéndole la victoria porque creen estar en lo justo. ¿Qué pensará el Señor de nosotros?».
Era conocido como una persona seria y triste; sin embargo, siempre tuvo buen humor y le encantaba contar chistes. El que más le gustaba era uno que se refería a su persona y que decía: el honorable Abe Lincoln es sin duda el más infortunado de los políticos que hayan intentado nunca surgir en Illinois. En todo lo que emprende políticamente parece condenado al fracaso, y, sin embargo, continúa adelante.
Lo que más le preocupó al inicio de su gobierno fue salvar la unión entre el norte y el sur, y evitar así la guerra, más que abolir la esclavitud, que era la causa de la desunión, aunque no aceptaba más Estados esclavistas. Sin embargo, una casa dividida no puede prosperar y eso los llevó a la guerra. Para él, su mejor discurso fue el muy corto de Gettysburg, sobre todo su final, cuando señaló que los muertos de la guerra no habían muerto en vano, y que esta nación, bajo la protección de Dios, nazca nuevamente a la libertad, y que el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la Tierra.
Su mujer, Mary Todd, le dio cuatro hijos varones y muchos problemas, pues era celosa y agresiva, algo que él reconocía. Sí, decía, eso me hacía sufrir y me ponía en ridículo. Cuando murió, la autopsia demostró que tenía un tumor cerebral, eso explicó los trastornos de su conducta; lástima que él, su familia y amigos, no lo supieron para haber sido más tolerantes con ella. De sus hijos solamente uno llamado Robert llegó a adulto.
Se ha dicho que existe cierto paralelismo en la vida de Lincoln con la de Darwin, ambas figuras de la humanidad, aunque podrían ser sólo coincidencias y son estas: ambos nacieron en el mismo año y el mismo día, 12 de febrero de 1809. Perdieron a sus madres en la infancia temprana. Ambos contribuyeron a provocar una revolución mundial: la de Lincoln, política: la liberación de los esclavos y mantener la unidad de Estados Unidos en democracia y libertad; la de Darwin, científica: nada menos detalló cómo se produjo la evolución de los seres vivos en la Tierra. Ambos padecían de crisis de depresión nerviosa, considerados algo hipocondríacos. Ambos tenían muchas dudas religiosas. Ninguno fue un niño genial, sino que en la madurez fueron productivos, eran reservados y cuidadosos al emitir una opinión. Los dos eran valientes y arriesgaron su prestigio para defender sus ideas. Pero hubo diferencias: Lincoln nació pobre y su familia era campesina y él tuvo muchos problemas para formarse intelectualmente, en realidad fue autodidacta. Darwin nació en una familia rica de gran tradición cultural y tuvo educación universitaria. Darwin escribió libros. Lincoln, artículos y cartas, pero era mejor orador haciendo discursos y tratando de mostrar los aspectos morales de la vida que había que tomar. Darwin fue mejor escribiendo largos temas científicos y demostrando que, contrario a lo que se pensaba, la vida no es estática, sino que las especies, incluyendo el hombre, cambian y evolucionan, sobreviviendo las que mejor se adaptan a los problemas del ambiente.
En una oportunidad le preguntaron en la campaña: ¿qué nos puede decir sobre la propiedad privada? Su respuesta fue: yo pienso, al igual que Aristóteles, que es un bien positivo; demuestra que, si alguien se hace rico, otros pueden lograrlo, y por eso es un estímulo para la industria y las empresas que son fuente de trabajo. Por ello, quien no posee una casa, no debe destruir la del que tiene una, sino trabajar con diligencia para construir la propia.
Otra pregunta que le hicieron era si él estaba en contra de la lucha de clases. Su respuesta: sí, en primer lugar, porque yo soy la prueba de que una persona de origen humilde y pobre podía superar esa condición en nuestro país. No se puede lograr la prosperidad de un país desalentando la economía prudente. No se puede fortalecer a los débiles debilitando a los fuertes. No se puede ayudar al asalariado restringiendo al patrono, y no se puede lograr la hermandad entre los hombres alentando el odio de clases, ni se puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos, y no se puede evitar una calamidad gastando más de lo que se gana.
Lincoln es el ejemplo de ser humano que nunca tuvo temor de fallar, si caía, se levantaba y volvía a caminar, ya que confiaba en su destino.