Las estatuillas de la cultura Capulí que representan varones están sentadas en taburetes, tienen la cabeza pequeña y el rostro enmarcado por una melena corta, ojos almendrados, mentón ligeramente hacia delante, tronco largo y manos sobre las rodillas o portando instrumentos musicales. Como única prenda de vestir lucen un taparrabos cuyos extremos ciñen a la cintura. A veces llevan una banda terciada entre hombro y cintura, que en ocasiones remata en una pequeña bolsa.
Las estatuillas que representan mujeres son fisonómicamente similares a las de varones, pero poseen una larga cabellera, visten una falda que cae desde la cintura hasta los tobillos y siempre aparecen sentadas en el suelo. Los alfareros representaron a estos individuos masticando coca. Esta era consumida tal como lo hacen hoy los indígenas en los Andes: masticando un puñado de hojas secas hasta formar un bolo que presiona sobre la mejilla produciendo una notoria protuberancia en la cara.
La bolsa que llevan en bandolera puede haber servido para guardar las hojas. El hecho de que muchos “coqueros” aparezcan sentados en taburetes, señala su alto rango social y el hallazgo de máscaras de “coqueros” sobre el rostro de difuntos, sugiere que el significado asociado a este estimulante acompañaba a los muertos notables en el más allá. Claramente la coca fue un recurso sumamente importante en la sociedad Capulí.