El chamanismo entre los antiguos Taínos se expresaba principalmente en la ceremonia de la cohoba, donde los chamanes y hombres importantes de la comunidad inhalaban polvos psicoactivos por la nariz para modificar sus estados de conciencia.
Sentados en sus duhos o taburetes de madera, introducían primero una espátula en sus gargantas, purgando el estómago y purificándose así para recibir la sustancia alucinógena. Maderas duras de las Antillas y costillas de manatí, un mamífero acuático que sólo vive en el Caribe, servían para confeccionar estas espátulas “vómicas”. El ritual de la cohoba tenía por objeto contactarse con las divinidades o cemíes para diagnosticar enfermedades y predecir el futuro. Los cemíes eran representados en madera, piedra o hueso, generalmente como esqueléticos hombres hincados.
La tendencia a personificar individuos con cuencas oculares vacías y torso con costillas y columna vertebral destacadas, se relacionaría con trances, visiones y otras experiencias producidas por el consumo de alucinógenos. Los “trigonolitos” o figuras talladas en piedra, en cambio, han sido interpretados como cemíes propiciatorios de la fertilidad agrícola, especialmente de la yuca, principal cultivo de este pueblo. Los españoles vieron enterrar “trigonolitos” en los campos donde se cultivaba este tubérculo.