Cuenca de los Andes siempre ha sido una ciudad de encuentros: literarios, artísticos, cinematográficos. No es casual que la ciudad de los cuatro ríos albergue la bienal de arte contemporáneo, el festival de cine internacional y el certamen de poesía más importantes del Ecuador.
El Festival de Cine La Orquídea es una apuesta por proyectar lo mejor del cine nacional e internacional a un público que cada vez es más numeroso. La primera edición del festival, siete años atrás, recibió 15.000 asistentes. Este año fuimos más de 50.000.
Pero el festival no solo es eso. La Orquídea se ha convertido en el lugar referencial de encuentro y de diagnóstico de la industria cinematográfica del Ecuador. Productores, directores, actores y exhibidores del país y del mundo, dialogando, debatiendo, haciendo propuestas y preparando estrategias para que nuestro cine se siga viendo dentro y fuera del país.
Esta edición ha sido probablemente la mejor en términos de invitados: Por los pasillos del hermoso convento de San Luis se pasearon figuras de la talla de Francis Ford Coppola (El padrino), Sebastián Leilo (Una mujer fantástica), o los actores mexicanos Dario Yazbek (La casa de las flores) y Damián Alcázar (Narcos) que además dio un taller de actuación.
Pero sobre todo se agradece la programación de películas y eventos. Las joyas del festival: Clímax de Gaspar Noé, Nuestro tiempo del mexicano Carlos Reygadas y Chavela de Catherine Gund y Daresha Kyide. O rarezas como el documental de Emir Kusturica sobre Pepe Mujica, El Pepe, una vida suprema y Shoplifters del japonés Hirokazu Kore-eda. El público además, tuvo el raro privilegio de ver el clásico Nosferatu de F.W Murnau con una orquesta sinfónica en vivo.
Escuchando a Francis Ford Coppola
El cine, como la poesía, es una experiencia. Francis Ford Coppola pertenece a ese selecto grupo de artistas que han conseguido llevar nuestra experiencia como espectadores a niveles estratosféricos. No hablo solamente del Coppola épico de la trilogía de El padrino o Apocalypsis now, sino también de dramas más intimistas como La conversación o Rumble fish.
En Cuenca llueve y truena con ferocidad, pero todos escuchamos hipnotizados a Coppola:
«Si algo hace de los Estados Unidos una gran nación son los inmigrantes. Todo el mundo en este país es mexicano-americano, ucraniano-americano, ruso-americano. Tenemos lo mejor de todo el mundo, muchos talentos que con frecuencia no son apreciados en sus propios países pero que encuentran en los Estados Unidos un lugar para desarrollar su talento. Google está fundada por un ruso-americano y Apple por un sirio-americano. Los inmigrantes son el motor de América».
Los periodistas le hacen preguntas de todo tipo:
¿Qué opina sobre Netflix y las nuevas tecnologías al servicio de la distribución digital de películas?
Estamos en un proceso en el que las compañías de tecnología están empezando a comprar estudios de cine. Lo que me asusta de Netflix es que utilizan inteligencia artificial para averiguar el tipo de películas que pueden ser más lucrativas. Y eso es totalmente antitético a lo que debería ser el cine para mí. No creo que puedes quitar el riesgo de las películas. No puedes hacer una obra de arte sin riesgo. No puedes hacer un bebé sin sexo. Es necesario. Y estos métodos de algoritmo están creando un montón de películas sin riesgo
¿Hasta qué punto los escándalos sexuales han afectado la imagen de Hollywood?
No estoy seguro de entender las verdaderas dimensiones de los escándalos sexuales en Hollywood. Sé que muchos hombres importantes han utilizado su poder de una manera inapropiada y creo que su castigo es justo. Por otro lado no sé a donde irá esto. En mi corazón me gusta la idea de hombres y mujeres juntos. Porque necesitamos todo el talento adulto representado por hombres y mujeres para resolver los problemas del mundo. Tenemos que hacerlo juntos. Y estos escándalos no hacen más que generar división entre hombres y mujeres. Me preocupa esta división, no me gusta para nada.
Ídolos cansados
Tengo en la mano una copia de American Zoetrope: All story, una antología literaria que armó Coppola a finales de los noventa con muchos de los mejores textos que han sido publicados en la revista literaria del mismo nombre. El libro, que es una joya que encontré en una librería de viejo en Buenos Aires hace muchos años, tiene textos de autores como Salman Rushdie, David Mamet y Javier Marías. Y es que Coppola es un director que siempre soñó con ser escritor.
En cuanto termina la rueda de prensa, algunos de los asistentes nos acercamos a estrechar la mano del viejo Francis. Cuando llega mi turno le pido que me firme mi copia del libro. Sin mirarme me contesta: «Si te firmara el libro a ti, tendría que firmárselo a todo el mundo» y sigue de largo.
¿A esto es a lo que se refieren cuando dicen que a veces es mejor no conocer en persona a los ídolos? Está cansado, piensas. Es la altura, piensas. Y ves a Coppola alejarse entre la multitud con la copia de tu libro sin firmar en la mano.
En Cuenca sigue lloviendo y queda mucho cine por ver.