Una exposición dedicada a dos referentes de la fotografía contemporánea, cuya obra revolucionó los cánones del medio artístico en la segunda mitad del siglo XX. Dividida en dos grandes salas, la exhibición contrapone los estilos de ambos artistas a través de una selección de 34 fotos –la mayoría de gran formato–, pertenecientes a la colección del Museo Astrup Fearnley de Oslo. Se incluyen las series más representativas de sus carreras producidas desde mediados de los años setenta hasta la fecha, como Cowboys, Girlfriends y Spiritual America –con Brooke Shields– de Richard Prince y Untitled Film Still y History Portraits con los célebres autorretratos de Cindy Sherman.
Cindy Sherman y Richard Prince surgieron del movimiento conocido como la Pictures Generation (Generación de la Imagen), que comenzó a gestarse a mediados de los años 70 en la escena neoyorquina, constituido por artistas que trabajaban con la idea de la apropiación de imágenes, objetos, estéticas e ideas de la cultura popular y de los medios masivos de comunicación. Son maestros de la crítica social y de la transformación en el medio fotográfico.
Estos artistas revisitan a numerosos predecesores –entre ellos, Marcel Duchamp y Andy Warhol–, tanto en la reivindicación del objeto cotidiano como en la problematización de la propiedad intelectual y la autoría, ya que cuestionan la idea de originalidad y la definición tradicional de arte.
Sherman desarrolló las célebres apropiaciones de personajes que se transformaron en su marca de autora, creando escenas basadas en referencias a la estética popular e ideas del sentido común, en particular ciertos estereotipos femeninos tomados del cine, las revistas, la publicidad y las artes. A lo largo de su carrera, Sherman ha utilizado y manipulado imágenes inventando nuevos tipos de imaginarios que cuentan historias sobre la vida de las mujeres en nuestras sociedades de un modo extraordinariamente original. Con la ayuda de maquillajes y prótesis y una gran habilidad para crear un amplio rango de personajes, Sherman utiliza su propio cuerpo como soporte y material y fija esos personajes en el medio fotográfico.
Prince pone continuamente en crisis las categorizaciones y el rol tradicional del artista a través de la producción de una mitología sumamente personal. Durante la década de 1970, trabajó con los contenidos de las revistas de moda y sociedad, catalogó sus clichés y estereotipos y transformó esa iconografía en el material de su propia obra. Al re fotografiar las imágenes de esas publicaciones centrándose en algunos elementos particulares, cuestionó la noción de propiedad intelectual, un gesto artístico radical para la época. Heredero de Marcel Duchamp y Andy Warhol, Prince produjo sus “re fotografías” después de que el pop atrajera el interés de la crítica por la cultura de masas: como una representación cínica de la realidad y una aguda exploración de las costumbres vernáculas norteamericanas.