Su edad ronda los siete años. Estaba sentado sobre una túnica gris con las piernas flexionadas y su rostro -en dirección al sol naciente- apoyado sobre las rodillas.
Un manto de color marrón y rojo cubría su cabeza y mitad del cuerpo.
Como todos los hombres de la elite incaica llevaba cabello corto y un adorno de plumas blancas, sostenido por una honda de lana enrollada alrededor de la cabeza.
Está vestido con una prenda de color rojo; tiene en sus pies mocasines de cuero de color claro con apliques de lana marrón; posee tobilleras de piel de animal con pelaje blanco y en su muñeca derecha lleva puesto un brazalete de plata.
Sus puños están cerrados; el rostro no es visible y sus párpados están semi cerrados. Así como la Niña del rayo, posee una ligera deformación intencional del cráneo.
Como parte de su ajuar se encontraban cuatro grupos de objetos en miniatura representando caravanas de llamas conducidas por hombres con finas vestimentas, representando esto una de las principales actividades masculinas.
Las hondas eran usadas por los hombres con fines rituales; con ellas lanzaban piedras a las lagunas después de la estación seca para atraer a las lluvias.