La victoria del delfín abulense de Aznar, Pablo Casado, ha llegado y con fundamento. Para todos los seguidores del centro derecha es un soplo de esperanza, para el PP es la renovación, y para muchos seguidores de Ciudadanos que no comulgaban con Rajoy. Digo más, Casado es el séptimo de caballería para aquellos que no quieren que España se disgregue en pedacitos, lo dejó meridiano en su discurso.
Pablo Casado es el nuevo presidente del PP, su exposición de los hechos traspasó esa línea borrosa que dibujan los políticos cuando quieren ganar los votos de los afiliados, no echó la red para pescar todo lo posible, hizo notable la ideología liberal conservadora sin avergonzarse de creerlo y quererlo para el Partido Popular. Recuperó los valores del PP del año 2011, sí, ese que ganó la mayoría absoluta.
No negando el protagonismo que ha tenido Mariano Rajoy en la recuperación de la economía y el empleo, Casado deja claro el protagonismo de la familia, del derecho a la vida, de la natalidad, de la Constitución, de España misma. No quiere más neutralidad ideológica, ni pasar de perfil ante los graves problemas del independentismo, no aguanta la izquierda y sus movilizaciones con olores a repúblicas bananeras.
Y efectivamente, esto ha gustado mucho a los compromisarios y los militantes. Tanto que los candidatos derrotados en la primera vuelta a la candidatura de Casado dieron a este una victoria de más de 15 puntos y 450 votos. No es el fin de la vida política de Soraya Sáenz de Santamaría, ya que Casado quiere integrarla a ella y a su equipo en su nueva estructura. Ha caído el ciclo de las oscuridades en el PP, así lo resumía, y toca la recuperación de ideas.
Solo tengo dudas de si Casado será la cara visiblemente maquillada, y será la estructura de bambalinas del PP la que moverá los hilos. No se le ve tímido, pero muchos de ustedes entenderán que el caso Gürtel ha dejado muchos cadáveres. Es joven y de momento no relacionado con la corrupción, trae ilusión y defiende la derecha escorada a centro. No entiende la extrema derecha y no la respeta, y eso es un punto a su favor.
No le asusta hablar de las prioridades de nuestro país, y algo muy importante, está deseando destruir a la izquierda antisistema y sus proyectos divisorios. En serio, hay demasiados partidos con programas vacíos, ya es impensable hablar del bienestar de los ciudadanos. Hablo de los partidos NiNi, así les llamo, son los que no van a ninguna parte, los que te ofrecen mandar el país y todo lo conocido a hacer puñetas, pero curiosamente a cambio no te ofrecen nada, los grandes sofistas.
Casado ha ganado porque no se avergüenza de tener en contra a casi un 70% del abanico político en nuestro país. No se quiere parecer a su adversario, no quiere ser amigo de todos. De hecho ha dejado en evidencia la estrategia confusa de Soraya ante Sánchez y Podemos, no quiere un patriotismo que pida permiso.
Su idea es oponerse a los independentistas catalanes, quiere ir en contra la criba nacional, no se va a entregar al dialogo con el sector critico de su partido, no quiere ser amigo de Ciudadanos si esto significa desviarse de sus valores. Él representa todo aquello que añoran los votantes del PP, los que decepcionados votaron en su momento a Ciudadanos.
No lo va a tener fácil pero ha trabajado muy cerca de Aznar muchos años y esa es una gran escuela para lo bueno y lo malo. Espero que Casado no se quede sin aire, debe gobernar para sus votantes y no para el aparato del Partido Popular, debe gobernar para que el PSOE se hunda en su propia moción de censura.
Después del triunfo de Pablo Casado... ¿cómo de rápido cambiará Rivera?