Mis alumnos y en general la gente que me rodea padece mis preguntas sobre temas históricos. Lo hago como una forma de descubrir el grado de conocimiento que tiene el pueblo venezolano (caraqueño principalmente), pero también para estimular la curiosidad sobre el mundo que nos rodea, en especial por nuestra ciudad. En este sentido hace poco escribí en el pizarrón: «¿Qué es un bóer?».
La estatua del fundador de los «scout»
Nadie respondió y mucho menos cuando les dije que existieron unas guerras con ese nombre, y que en Caracas había una estatua en honor a uno de los oficiales británicos que participó en ellas. Su extrañeza fue inmensa, pero les di otro dato que sabía los ayudaría a descubrirlo: su nombre fue Robert Baden-Powell (1857-1941). En una sección de más de 30 estudiantes seguían sin saber nada, en otra sección una sola alumna dijo: «Él es el fundador del movimiento Scout», y yo respondí: «¡así es!», agregando que en Caracas tiene una estatua que queda en una plaza en Campo Alegre (municipio Chacao) a una cuadra del Centro Comercial El Lido, la cual fue inaugurada con la presencia de su viuda Lady Olave en 1964.
Baden Powell fundó dicho movimiento después de su experiencia en la defensa de la ciudad de Mafeking (Sudáfrica) durante la Segunda Guerra Bóer (1899-1902). Al decir Sudáfrica todos piensan en el gran Nelson Mandela (1918-2013) representado por Morgan Freeman en la película Invictus (Clint Eastwood, 2009), pero ni idea de la historia de la minoría que representaban los descendientes de europeos en esta región, salvo que crearon el apartheid. Pero hubo un tiempo en que dicha minoría despertó una gran admiración en el mundo al desafiar a todo un imperio.
Pido disculpas por tantas vueltas para llegar al tema de los bóeres, pero he querido demostrar cómo historias que parecen tan lejanas a nosotros son solo distantes en apariencias. De manera que una vez conocida no pude ver a los niños venezolanos vestidos de scouts como algo simplemente peculiar, porque su uniforme me recordaba a los soldados británicos que enfrentaron a los bóeres a principios del siglo XX.
El origen de los bóer
Boer (castellanizado «bóer») es una palabra holandesa y afrikáans que significa campesino, y que se tiende a relacionar con los descendientes de los colonos holandeses, alemanes y franceses que fundaron dos repúblicas independientes al noreste de la ciudad del Cabo en el siglo XIX. Al desarrollar su propia lengua: el afrikáans, y ser mayoritariamente calvinistas, forjaron una gran cohesión la cual se fortalecería en medio de una épica muy parecida a la conquista del Oeste en los Estados Unidos, con carretas e «indios» (aborígenes de la zona) incluidos.
Sus primeros antepasados fundaron la ciudad del Cabo (que será el puerto de escala más al Sur de África) en 1652 y desde ese entonces comenzaron a llegar los colonos. Holanda aprovecharía los conflictos entre España, Francia y Portugal para convertirse en una potencia marítima que tendría al siglo XVII como su siglo de oro. Al principio los Boers solo tenían como objetivo abastecer a la Compañía holandesa de las Indias Orientales, pero por ser ganaderos van migrando al interior, en busca de pastos y haciéndose autónomos. Poco a poco, debido a la intolerancia religiosa en Europa a los grupos más radicales del protestantismo: los calvinistas, llevará a que muchos de ellos migren principalmente a Norteamérica y en menor número al Sur de África. En esta última aceptarán el dominio lingüístico de los holandeses aunque de la mezcla nacerá una nueva lengua o dialecto, hecho que contribuirá significativamente a la consolidación de su identidad.
Para principios del siglo XIX serán más de 15.000 y ante el creciente dominio británico que sustituyó al holandés en torno a la región del Cabo (que obligaba a abolir la esclavitud y asumir las instituciones y cultura inglesa) decidirán en 1834 buscar un lugar más allá de los ríos Orange y Vall. Las familias Boer bajo el liderazgo - de lo que parecen patriarcas bíblicos - llevan a cabo su propio éxodo en busca de la Tierra prometida, ellos la llamarán: Die Groot Trek. Previo al envío de varias expediciones exploratorias surgen dos grupos que se dirigirán al Noreste. Se enfrentarán a diversas dificultades, al Imperio zulú, aunque ya en decadencia, y al Imperio británico que se empeñaba en perseguirlos por considerarlos sus súbditos. A los zulúes los derrotarán bajo la jefatura de Andries Pretorius (1798-1853) en la Batalla del río sangriento (1838) y en 1852 en la Convención de Sand River: Reino Unido reconocerá la autonomía de la República de Transvaal (fundada por Andries Pretorius (1798-1853), por ello la capital llevará su nombre y que posteriormente se llamará de Sudáfrica) y dos años después a la República de Orange. Ambas repúblicas prosperarán y por ello Gran Bretaña anhelará dominarlas.
Las Guerras Bóer
De modo que la prosperidad de las dos repúblicas bóer atrajo la ambición del Imperio británico y de muchos que llegaron en fuertes corrientes migratorias. Las mismas eran de origen inglés pero también de otras regiones del gran Imperio (indios, etc.), y nativos africanos. Reino Unido se percibía como protectora de todos ellos frente a la política racista y elitista de los Boer, y le interesaba el dominio de la creciente riqueza minera (diamantes, etc.) de la zona.
En 1875 el Imperio británico propuso la confederación bajo su dominio de las diversas unidades político-territoriales de Sudáfrica, siguiendo el ejemplo canadiense de 1867. Y aprovechando la amenaza de los nativos a la República de Sudáfrica la ocupó militarmente. Al resolverse la amenaza no se retiraron y los bóer se levantaron en armas en 1880 generando la Primera Guerra Bóer. Paul Kruger (1825-1904) sería su líder, y por medio del sistema de comandos (guerrillas) pusieron en armas a la inmensa mayoría de los hombres bóer entre los 16 y los 60 años. Cada comando estaba conformado por granjeros que traían sus propias armas y se autoabastecían, y elegían sus jefes por votación. En pocas semanas lograron sitiar las guarniciones británicas y vencer cualquier intento de apoyo desde el exterior. La más famosa batalla fue la de Majuba Hills (27-II-1881), generando la leyenda de un ejército de campesinos que vence a una fuerza profesional que tenía el apoyo de la mayor potencia del mundo. En agosto de 1881 se firmó la Convención de Pretoria que reconocía la autonomía de las repúblicas pero dentro de la Commonwealth y dejando las relaciones exteriores en manos del Imperio.
En 1886 se descubriría oro a unos 50 kilómetros de Pretoria y las corrientes migratorias tomarían mucha más fuerza, de manera que para finales del siglo la población de blancos no Boer empezaron a igualarlos en número teniendo a la ciudad de Johannensburgo como su centro. Una vez más el Imperio Británico comenzaría las presiones para controlar una región que poseía un tercio de la producción mundial de oro, proteger a los inmigrantes blancos (y en un segundo lugar a los no blancos) que provenían del resto de su Imperio y asumir una posición de mayor dominio ante el desarrollo del imperialismo: nueva etapa colonial que significó una fuerte competencia entre todas las potencias europeas e incluso no europeas, estimulada por la expansión de la Revolución Industrial.
En el contexto anteriormente descrito, los bóer creyendo que podría volver a vencer al Reino Unido sitiarán 3 guarniciones fronterizas ubicadas en ciudades (en una de ellas estaba Baden-Powell dándole a los adolescentes funciones de logística, dejando a los adultos las de defensa exclusivamente) desde octubre de 1899 hasta principios de 1900 dando inicio a la Segunda Guerra Bóer (1899-1902). En esta ocasión sus guerrillas tuvieron un éxito inicial apoyados por las nuevas armas (ametralladoras y artillería), pero el Imperio supo usar sus inmensos recursos para doblegarlos ocupando sus principales ciudades y haciendo huir a los gobiernos de las dos Repúblicas Bóer.
A partir de agosto de 1900 hasta 1902 los bóer resistieron con sus famosos comandos, pero los británicos llevaron a cabo un nuevo tipo de guerra: la guerra total. Arrasaron las haciendas y confinaron a las familias de los Boer en campos de concentración en los cuales moriría un tercio de los apresados en especial niños. Crearon pequeñas fortificaciones que cortaron las comunicaciones de las guerrillas, de manera que no les quedó otra que negociar su rendición. Todo el territorio (repúblicas y colonias) fueron confederados y pasaron a ser un dominio Británico llamado Sudáfrica. En los tratados se les prometió una vez más un grado de autonomía que los bóer sabrían astutamente aprovechar hasta tener el dominio político interno durante todo el siglo XX y lograr su independencia en 1960, y desarrollando el terrible sistema del apartheid que excluiría a la población negra de sus derechos. La Segunda Guerra Bóer fue una importante muestra de lo que serían las guerras del siglo XX con su gran capacidad de destrucción y en la misma participaron personajes tan importantes como Mahatma Gandhi y Winston Churchill.
En la película Invictus que recordamos en nuestra primera entrega, Mandela dice que para poder vencer a su enemigo (los bóer) debía comprenderlos. Para ello aprendió su idioma e historia, historia que expresa una fascinante lucha de un pueblo por conservar su identidad pero destruyendo los derechos y la historia del diferente con el cual compartía el mismo territorio. Lo mejor conocido de los bóer es su triste legado de racismo y odio, y así la cultura popular los ha conocido especialmente en el cine. Nosotros quisimos resaltar otro aspecto que nos parece sumamente atractivo y que todavía está por estudiarse y mostrarse al mundo.