Una experiencia de dos ciudades en China nos alerta sobre las orientaciones iniciales en el fenómeno de la gobernanza de la urbe. Es más, nos advierte de las tensiones en que se desarrollan las transiciones de la estructura productiva. Orientaciones sometidas a la transición hacia el sector servicios, rasgo eminente de la economía del siglo 21, y su inserción en la economía global. Es el caso de dos ciudades que veremos a continuación: Shenzhen, una ciudad policéntrica y Lanzhou una ciudad fantasma.
¿Podremos extraer de estas experiencias los elementos centrales para la reproducción social del trabajo?
Shenzhen
Un ejemplo interesante de las múltiples funciones de una ciudad policéntrica se da en el caso de Shenzhen en China. En 1979 Deng Tsiao Ping, transformó Shenzhen de una aldea tradicional, regida bajo regulaciones de la época de Mao Tse Dong, en una zona económica especial; polo de desarrollo policéntrico en un ambiente de libre mercado, orientado por el Estado, con un crecimiento anual de 40% de la región. Deng dio el impulso a empresas de producciones de bajo costo pero tengo la seguridad que no vio lo que iba suceder. Sólo sabía que la estrategia de Mao estaba profundamente errada.
Los teóricos occidentales creen ver en eso una opción capitalista. A mi entender eso va más en la interpretación de Elinor Ostrom de ciudad policéntrica, donde la intención del proyecto fue la de ascender en la pirámide tecnológica; mediante producciones eficientes en ingeniería, producción y transporte de electrónicos. A partir de esos desarrollos se busca la inserción en los mercados globales1.
Estos desarrollos no son lineales: implican ensayos de inserción en los mercados, con hiatos y brechas que deben superarse y que en muchos casos involucran opciones geopolíticas. Existen algunas semejanzas con el desarrollo de los televisores en EEUU, carrera que empezó en los años 20, se interrumpió durante la guerra para, en un impulso definitivo, salir a la venta en la posguerra.
La idea en China fue la de crear centros de innovación y productividad destinados a elevar espectacularmente la calidad de vida, facilitar la gestión de externalidades entre ellas el medio ambiente, el empleo y la calidad de vida es decir, reconvertir lo existente y desarrollar nuevos campos de actividad y mercado.
Según datos de la investigación de J. Lyons y Y. Xie (2016 diciembre 28 p. B8. The Wall Street Journal Americas, El Mercurio, Santiago. Chile) el crecimiento de la industria manufacturera de Shenzhen fue de 8% en el período 2012-2014, mientras que el de los sectores de software e investigación científica fue de 16%. Según los mismos autores esto ha traído como consecuencia desde 2010 un alza generalizada en los sueldos. Por lo cual muchas fábricas de ropa y juguetes emigraron a regiones de China de menor costo y a países como Vietnam. Esto se habría producido así mismo en sectores de la electrónica de consumo. En otros casos el alza de costos se habría neutralizado con plantas automatizadas que emplean robots.
Entrevistados en terreno por Lyons y Xie, señalan que si los empleos vuelven a EEUU –referencia a la política anunciada por el presidente Trump– sería para operadores capaces de manejar 1.000 robots en una fábrica automatizada, lo cual pone un interrogante acerca de la naturaleza de los empleos que se demandarían en EEUU –: «trabajos para nerds informáticos, no para la gente que votó por Trump», según el entrevistado (Ibidem)2
En el proceso de urbanización se advierten círculos virtuosos de competitividad en las ciudades y financiamiento de infraestructura social. Una nueva forma de gobernanza de las ciudades podría aflorar combinando ámbitos productivos y otros que tradicionalmente han sido tratados como costos sociales del desarrollo, o Bienes Públicos generalmente ignorados por las empresas privadas. ¿Podrá esta experiencia incorporar al salario de los trabajadores ítems importantes de Bienes Públicos, definiendo con ello un salario social?
Creo ver en la infraestructura social que se bosqueja en Shenzhen una respuesta a esta inquietud. Precisemos. Creo ver la localización efectiva de los grandes impulsos de la tecnología y un Estado dispuesto a asumir costos y regulaciones para la construcción de un nuevo mercado laboral. Ciencia y tecnología que no sería posible sin una base de Bienes Públicos esenciales.
Lanzhou
En la Nueva Área de Lanzhou en la provincia de Gansu, se proyecta hacer de una región occidental pobre una zona de plena actividad económica con un fuerte gasto en infraestructura destinado a convertirse en un eslabón más del llamado Cinturón Económico de la Ruta de la Seda. La inversión se cifra en US$ 10 mil millones para la construcción de caminos, vías férreas y un aeropuerto.
- Infraestructura en Lanzhou
El proyecto de Lanzhou contempla el desvío de un brazo del río Amarillo destinado a crear una ciudad rodeada de lagos y ríos. El proyecto prevé una zona libre de comercio y centro logístico destinado a beneficiar la ubicación de la ciudad en la nueva Ruta de la Seda. Se espera que en 2030 la ciudad tenga un millón de habitantes, con empleos proporcionados por parques industriales para la manufactura de equipos y autos, para la petroquímica y la medicina china tradicional.
Contrariamente al ejemplo anterior de Shenzhen, que ya existía como una aldea rural tradicional china, el proyecto de Lanzhou se estableció en un área proyectada donde la ubicación no parece contar con la unanimidad de quienes opinan sobre el proyecto.
Yan Yuejin del E-House China R&D Institute en Shanghai opina que Lanzhou es una ciudad muy importante en la Ruta de la Seda «pero está encerrada entre dos montañas con un río que se extiende a través de ella». Para llenar las vacantes en las actividades que se proyectan se necesitaría «un espacio más amplio». Agrega, que se podría «al menos desarrollar una agricultura moderna aquí» (S. Denyer, 2016 mayo 3, El Mercurio. The Washington Post. P. A6).
Otra opinión, no menos escéptica en relación al proyecto, es la del profesor de economía de la Academia China de Gobierno, Ding Wenfeng quien comenta que “se está copiando el viejo modelo de desarrollo sin tomar en cuenta la realidad local”. Eso significa que se estaría “invirtiendo en la industria pesada cuando la capacidad a nivel global está excedida, y construyendo infraestructura cuando debería estar reduciendo su deuda” (Denyer, 2016 p. A6).
- Rutas comerciales
Los planes para la ciudad se sustentan en la revitalización de la Ruta de la Seda, la antigua ruta comercial por el desierto entre Oriente y Occidente, con la creación de una red comercial desde Asia a Europa a través de rutas terrestres3.
Un caso de reactualización de la Ruta de la Seda se ve en el potenciamiento de relaciones entre China e Irán. En 2016 con la visita del presidente de China, Xi Jinping, a Teherán se firmaron 17 acuerdos que incluyeron la construcción de dos centrales nucleares en Irán. Se espera que en los próximos diez años el volumen comercial y de cooperación supere los US$ 550.000 millones.
El interrogante es si acaso estos intercambios internacionales se integrarán al nivel de los desarrollos locales.
En síntesis, la política de la Ruta de la Seda, se sintetiza en el discurso del Presidente Xi Jinping al pronunciarse en el Foro de Davos (2017, enero) por la globalización y el libre comercio. En el fondo no hacía sino recordar los elementos claves de la globalización es decir, vías comerciales bidireccionales de alcance mundial e integración de los mercados financieros. Esta visión histórica se ha prolongado a través de los siglos.
Notas
1 Se cita la producción de impresoras 3D, drones y robots. Según la Shenzhen Rapoo Technology, el producto insignia es la serie Xiro de cuadricópteros de marca Xplorer, cuyo costo se sitúa entre US$ 330 y US$ 699. Son producciones en sociedad con un desarrollador de drones de Beijing.
2 Cf. J. Lyons y Y. Xie (2016 diciembre. Op. cit.), entrevistas realizadas en la Universidad de Beijing en Shenzhen y a la empresa Foxconn proveedor de Apple de origen taiwanés.
3 En la Antigüedad las caravanas desde el territorio este del Imperio Han cruzaban imperios y reinos en su ruta hacia el occidente. Era la Ruta de la Seda. En ese largo camino los comerciantes afrontaban el pago de impuestos y el asecho de bandidos dispuestos a obtener su parte en las mercaderías, telas y especias que transportaban. En el siglo II d.C., esta ruta atravesaba el Imperio Kushan y el reino de Sogdiana, territorios que hoy ocupan Irán, Pakistán y China. Más al occidente las caravanas se transitaban por el Imperio Parto, (Irak actual), territorios que al oeste limitaban con el Imperio Romano en el Asia Menor, Turquía contemporánea. Sin embargo, tanto desde los imperios Kushan como Parto existían rutas marítimas alternas por donde se aventuraban los comerciantes que buscaban intercambiar sus mercaderías en los numerosos puertos del Gran Mar Eritrea (océano Índico). Desde Kushan las caravanas accedían a los puertos de ese mar. En la ruta al occidente el Imperio Parto también accedía a puertos en el Gran Mar Eritrea y del Golfo Pérsico. Para alcanzar el mar Rojo, las naves contornaban las costas de Arabia para de esa manera arribar a Alejandría en Egipto. Los numerosos puertos que existían en la ruta hacia el mar Rojo eran mercados apreciados por los comerciantes donde se intercambiaban mercaderías que finalmente eran transportadas hacia Roma o Grecia vía Alejandría. Relatos de la época sobre la vía marítima informan de piratas que asechaban el paso de las naves por el mar Rojo desde los puertos de Eudaemon y Muza en el Yemen actual. En 115 D.C., el emperador Trajano, avanzó con sus legiones hacia el Este en la ruta que Alejandro había transitado cuatro siglos antes hacia la India. Su proyecto era la conquista del Imperio Parto y de esa manera eliminar la intermediación del comercio con el Imperio Han. A su muerte en Selinus, (al sureste de Turquía), Adriano su sucesor, se replegó hacia las fronteras del imperio que en aquella época llegaba hasta el Asia Menor. Este relato se basa en la excelente novela histórica de Santiago Posteguillo. La Legión Perdida. El sueño de Trajano. Trilogía de Trajano volumen III. Ed. Planeta. 2016. Las fuentes especializadas del relato de Posteguillo sobre la Ruta de la Seda son las siguientes: Anónimo, The Voyage around the Erythraean Sea; Doval, G., Breve historia de la China milenaria; Fundación CV y MARQ (eds.), Señores del Cielo y de la Tierra: China en la dinastía han 206 a.C. – 220 d.C.,; Gomá, D., La Ruta de la Seda: el tráfico entre China y Roma; Marco Simón, F., Pina Polo, F. y Remesal Rodríguez, J. (eds), Viajeros, peregrinos y aventureros en el mundo antiguo; Pernot, F., La Ruta de la Seda: Desde Asia hasta Europa tras la huella de aventureros y comerciantes; Thubron, C., La sombra de la Ruta de la Seda.