6 de cada 10 madres españolas esperan a pasar los 30 años para tener su primer hijo. La tasa de natalidad es de las más bajas de toda Europa, con 1,34 nacimientos por mujer
España es el país europeo que más sufre el drama de la natalidad. Ocupa, junto a Italia, los peores puestos en el ranking de fertilidad y nacimientos, lo que supone un grave problema interno. Y no solo desde el punto de vista económico, por condenar al país al envejecimiento, también social, porque muchas familias quieren tener hijos, pero las condiciones laborales no se lo permiten.
Eurostat publicó los datos de natalidad de los países de la Unión Europea correspondientes al año 2016. Los resultados son muy preocupantes. España es el país con menor tasa de fertilidad del continente. El número de nacimientos por mujer (si todas las mujeres viviesen durante toda su vida fértil y respetando la tasa de fecundidad promedio de cada edad) es de 1,34 hijos. Esto deja a España muy lejos de la media europea, donde la tasa de fertilidad alcanza los 1,6 hijos. Y todavía más lejos de los países punteros, como Francia, Suecia o Irlanda, donde supera el 1,8.
Los datos ponen en evidencia que España se sitúa a la cola de la UE en natalidad, y también del resto del mundo. Las mujeres tienen pocos hijos y, además, posponen mucho la maternidad, lo que complica que puedan aumentar las tasas de natalidad. En Europa, la mitad de las madres tienen su primer hijo antes de los 30 años, pero en España apenas son un tercio del total, el dato más bajo de toda la Unión Europea.
La gran mayoría de las mujeres en España espera a superar la barrera de los 30 años para tener su primer hijo. De hecho, el 60% de las madres lo tienen entre los 30 y los 39 años. España también ostenta el liderato en el ranking de madres que más esperan a tener su primer hijo: el 6,6% de las mujeres lo tiene a partir de los 40 años, una cifra a la que ni siquiera se acercan en el resto de países europeos.
Al retrasar tanto tiempo la maternidad, el número de años en los que las mujeres son fértiles desde su primer hijo se reduce mucho, por lo que la tasa de fertilidad difícilmente puede aumentar. La fórmula para que las mujeres tengan más hijos pasa por adelantar su maternidad, pero sin medidas para mejorar la conciliación y elevar la renta de los jóvenes, será imposible lograrlo.
La media de edad en Europa para tener el primer hijo son los 29 años, mientras que en España se retrasa hasta los 30,8 años, esto es, casi dos años más tarde. Y la distancia con los países punteros es incluso superior. En el caso de Francia, la edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo es a los 28,5 años; en Bélgica, 28,8 años y en Alemania, a los 29,4 años. Los países del Este de Europa adelantan incluso más la natalidad, hasta los 26,0 años en Bulgaria; 27,2 años en Polonia o los 27,3 años de Lituania.
Las familias españolas cada vez retrasan más su maternidad. La edad media del primer hijo, los 30,8 años, es el peor dato de toda la serie histórica. Se trata de una tendencia negativa instalada durante décadas y que se ha agravado con la crisis. Hasta 2008, las mujeres tenían su primer hijo antes de los 29 años, pero desde entonces el deterioro de la natalidad se ha ido acelerando. Dato que muestra que los problemas económicos han incidido claramente sobre el número de nacimientos.
Sin familias numerosas
En España es poco frecuente, y cada vez menos, que haya familias numerosas. Los problemas de conciliación laboral, los salarios y la cultura influyen decisivamente en que las familias españolas tengan pocos hijos. En el año 2016, el 50,3% de los niños que nacieron eran el primer hijo de la mujer, por encima del 46,2% de media de la Unión Europea.
Por el contrario, apenas el 8,7% eran el tercer hijo y solo el 2,8% fueron el cuarto o siguientes. Esto significa que la proporción de hijos que nacieron en familias numerosas en Europa fue casi el doble que en España. Los problemas de natalidad de España contrastan con los de Finlandia, un país que es un pionero en fomentar las familias. Más de la mitad de los niños que nacieron en Finlandia en 2016 tenían hermanos (esto es, no fueron el primero), al revés que en España. Además, el 14,5% fueron el tercer hijo y el 10,1% fueron el cuarto o superior. Datos que muestran que no solo es posible que haya muchas familias, sino también más numerosas. Sin embargo, es necesario que se fomente el entorno adecuado para la natalidad.
En el caso de Finlandia, por ejemplo, las familias reciben primas por cada hijo menor de 17 años residente en el país. Además contemplan subsidios parentales, ayudas a la educación, guarderías, ropa, etc. Medidas que facilitan que las familias jóvenes puedan lanzarse a tener hijos si lo desean.
Además de la falta de ayudas al fomento de la natalidad, España tiene el problema de las condiciones del mercado laboral. Para comenzar por el nivel de paro del país, que es el segundo más alto de la Unión Europea solo por detrás de Grecia. En España, el 25% de los hogares tiene algún miembro en el paro y más del 9% tiene a todos los activos en paro. Esto significa que de ningún modo podrán asumir el reto de formar una familia.