El fogoso dirigente estudiantil estalinista- maoísta de la Universidad de Lisboa, José Manuel Durão Barroso, no imaginó en los conturbados años de la revolución portuguesa de 1974-75, que tres décadas más tarde presidiría la Comisión Europea entre 2004 y 2014, cargo para el cual fue elegido por el Parlamento de Estrasburgo, dominado por partidos conservadores y democratacristianos.
Cuarenta años más tarde, en julio de 2016, el político portugués es contratado para ocupar el cargo de presidente no ejecutivo de Goldman Sachs International con el propósito de hacer lobby para este inmenso banco de inversiones estadounidense, uno de los grupos con valores financieros más grandes del mundo, que en diversas ocasiones ha sido acusado de ser uno de los principales responsables de fomentar y encauzar la crisis para beneficiar a los sectores ricos.
«Un vaso de cerveza con un amigo» justificó el finlandés Jyrki Katainen, vicepresidente de la Comisión Europea, al periódico EU Observer, que el pasado 20 de febrero informó sobre la reunión que mantuvo en octubre del año pasado con Durão Barroso, actual alto cuadro de Goldman Sachs, que ha causado dudas, reservas y críticas tanto del Parlamento Europeo como de la propia Comisión.
Un encuentro «impropio y poco recomendable», comentó sobre la noticia de EU Observer la eurodiputada socialista portuguesa Ana Gomes.
Debido al malestar creado por el reclutamiento de Durão Barroso en Goldman Sachs, el actual presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker ya había anunciado el 5 de noviembre de 2016, poco después de ser conocida la contratación de su antecesor por el citado banco, que va a pedir cambios en el código de conducta de la Comisión Europea. Uno de ellos será el aumento del «período de espera» hasta poder aceptar empleos en el sector privado, de 18 meses a tres años.
Tras la polémica con la ida de Barroso a Goldman Sachs, Juncker dice que leyó el actual código de conducta de la Comisión y concluyó que «el documento tiene que ser cambiado». Pero, incluso con un cambio en las reglas, «el derecho no tiene respuesta para todo», dejando entrelíneas una crítica a la decisión de Barroso por cuestiones éticas.
Por su parte, la Comisión de Ética de la Unión Europea consideró que la contratación de Barroso en Goldman Sachs no constituye una violación de las normas de integridad europeas, pero que sin embargo le faltó «sensatez».
Juncker ya había explicado que su predecesor pasaría a ser recibido en la Comisión no como antiguo presidente, sino como «representante de interés» de un banco de inversiones norteamericano y que, por lo tanto, estaría sujeto a las mismas reglas de otros representantes. En la sede de Bruselas «no habrá tapete rojo» para él, garantizó.
José Manuel Barroso ocupó el piso 13 del Edificio Berlaymont por diez años, de 2004 a 2014, una década durante la cual tuvo que gestionar la crisis económica y financiera que atravesó Europa desde todos los lados, crisis ante la que, por lo que ahora ya se sabe, el Goldman Sachs Bank no es extraño, recordó la eurodiputada Gomes.
En julio de 2016, Goldman Sachs anunció que el expresidente de la Comisión Europea se unía al banco de inversión como asesor y presidente no ejecutivo de las actividades internacionales.
¿Sin escrúpulos?
Mientras que la Unión Europea estaba luchando por salir de la crisis económica y el brexit ya era sopesado, el expresidente de la Comisión Europea consideró útil y oportuno unirse a Goldman Sachs, consideraron los eurodiputados críticos.
En opinión de parlamentarios de diversos grupos del hemiciclo de Estrasburgo, de esta forma Goldman Sachs se beneficiaría de un «acceso privilegiado» a los principales líderes de la UE , organismo que bien conoce, al haber presidido la Comisión Europea por una década, lo aprovecharía para ejercer presión (lobbying) en favor del banco.
La larga marcha política de Durão Barroso, que se inició con la lectura del Libro Rojo durante los años de la Revolución Cultural de Mao Tse-Tung y textos de Iósif Stalin, concluyó en marzo de 2003, consagrándose como uno de los grandes amigos europeos con los que George W. Bush podía contar sin reservas para invadir Iraq, acción decidida en la cumbre de Azores junto los entonces primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente del Gobierno español, José María Aznar.
En las dos elecciones de Durão Barroso para presidir la Comisión, no sólo pesó su pertenencia a la dominante familia del PPE, sino su probado «atlantismo», reforzado por su especial vínculo con Washington.
Estreno político durante la Revolución de los Claveles
Su bitácora política se inició en la revolución militar democratizadora de 1974. Bajo el pseudónimo de Camarada Abel, era el responsable estudiantil del Movimiento de Renovación del Partido del Proletariado/Partido Comunista Portugués-Marxista Leninista (MRPP/PCP-ML), un largo nombre para una minúscula organización extremista que tildaba al resto de la izquierda de «revisionista», «social-fascista» y «vendida al imperialismo».
En un ensayo de mayo de 1975, Abel sostiene que «donde quiera que estemos, basta que se pronuncie la palabra Stalin y de inmediato un poderoso campo magnético aísla en la derecha a toda especie de oportunistas, uniendo férreamente en la izquierda a los verdaderos comunistas y los auténticos revolucionarios. Esta es una de las tesis fundamentales de la directiva de nuestro movimiento: ¡QUE VIVA STALIN!, una contribución enorme al patrimonio científico del Marxismo-Leninismo-Maoísmo».
El período maoísta-estalinista, que se prolongó por un lustro, fue cancelado de su biografía oficial de la UE. Los documentos de la Comisión informaron que su carrera política comenzó en 1980, cuando ingresó al Partido Social Demócrata (PSD), que pese a su nombre, hace parte de la familia conservadora del Partido Popular Europeo (PPE).
Durão Barroso, el político más destacado de los ultraizquierdistas arrepentidos y reciclados, era el número dos de Arnaldo Matos, descrito en la época como «el gran dirigente, educador del proletariado portugués». La mayoría de ellos, defensores acérrimos del reconocimiento a la figura histórica e ideológica de Stalin, se desplazaron directamente hasta la derecha, sin escalas intermedias.
Entre su ingreso al PSD en 1980 y la culminación de su recorrido ideológico en 2003 en Azores, Durão Barroso acumuló una vasta experiencia internacional desempeñando un papel crucial en la firma de la paz que en 1992 puso fin a la primera guerra civil de la excolonia portuguesa de Angola, en su calidad de secretario de Estado de Relaciones Exteriores, lo que más tarde le significó ascender a ministro de esa cartera, hasta que su partido fue derrotado por los socialistas en 1995.
De vuelta al poder
Regresó al primer plano de la política cuando ya como presidente del PSD ganó las elecciones legislativas de abril de 2002 y asumió como primer ministro de Portugal.
Un triunfo que le permitió desplazar a los socialistas del Gobierno, pero que no le abrió automáticamente las puertas del poder, ya que solo obtuvo una mayoría relativa. Para ocupar la jefatura del Gobierno, concertó una alianza con el Centro Democrático Social, expulsado del PPE en 1992, debido a sus posturas de derecha nacionalista y antieuropeas, pero posteriormente readmitido en el club conservador en julio de 2004.
A nivel nacional, esta alianza no llamó la atención, porque muchos ardientes militantes del maoísmo no se diluyeron en los mitos de su pasado revolucionario, sino que con un sentido práctico de los nuevos tiempos, lograron reaparecer con fuerza y hoy se destacan como grandes figuras del poder, ocupando lugares destacados del Estado, la justicia, el mundo empresarial, periodístico y académico.
Entre los más destacados se cuenta José Lamego, exsecretario de Estado de Relaciones Exteriores del Gobierno encabezado por António Guterres, actual secretario general de la ONU. Pese a las críticas de los socialistas, Lamego aceptó la invitación de Washington e hizo parte de la Autoridad Provisional de la Coalición en Iraq (Administración estadounidense entre abril de 2003 y junio de 2004).
La jueza María José Morgado, Fiscal General del Estado adjunta, otra destacada ex militante del MRPP/PCP-ML, a diferencia de otros exultraizquierdistas de la época, en 1977 abandonó la política, dedicándose a partir de entonces exclusivamente al sector judicial.
Al asumir Durão Barroso como primer ministro de Portugal en 2004, la alta magistrada recordó que en 1977, cuando decidió abandonar el MRPP, el camarada Abel, su joven colega universitario, presentó una moción titulada: Abran fuego contra la renegada María José Morgado.
En la oportunidad, la jueza Morgado explicó que el sentir generalizado de todos ellos se veía marcado por la temperatura de la época, cuando el maoísmo era considerado una buena escuela: «éramos un grupúsculo de fanáticos testarudos que nunca causamos daño a nadie, pero que, felizmente, no tomamos el poder». (MD-25.03.18)