Sábado 9 de diciembre en Bogotá. El frío que venía de las montañas se sentía fuerte a eso de las 5 de la tarde. Durante el día había caído una lluvia torrencial y había miedo entre organizadores y asistentes de que el agua cayera luego de las 6, cuando ya se esperaba que la gente estuviera sentada en el Teatro al Aire Libre la Media Torta. No llovió más y las personas llegaron. Se dio inicio a la Noche Frankestein Vol. 2, una de las actividades del festival Bogoshorts en la que se proyectaría Twilight Zone: The Movie (1983, la película de la reconocida serie estadounidense y que tuvo cuatro cortos dirigidos por John Landis, Steven Spielberg, Joe Dante y George Miller). El frío se sintió, pero importó más ver cómo un duende destruía un avión en pleno vuelo o cómo un niño hacía lo que quería con la realidad gracias a sus poderes mentales. Luego vino la agrupación The Kitsch para ponerle ritmo a la noche, salieron cortos de ropa y llenos de energía. De nuevo, el frío no importó.
Del 5 al 12 de diciembre se desarrolló el Festival de Cortos de Bogotá, más conocido como Bogoshorts. Un evento que durante 8 días convocó a 37.203 personas, tuvo 232 funciones en 14 espacios de la capital colombiana, en los que se presentaron 506 cortos. Lo temas son tan variados como la cantidad de piezas visuales: un casting porno, una familia que ocupa un edificio abandonado, una hija encuentra los diarios de su padre y descubre que es una persona diferente, el descubrimiento de una caja negra en un poblado en Irán, el desplazamiento en Colombia y en otras partes del mundo, una app que dice cómo ser feliz, un robot gigante pilotado por Trump, un mash up de imágenes de Scarlett Johansson y muchos otros temas más.
Durante esta, la versión número 15 de Bogoshorts, se proyectaron cortos de Rumania, Japón, Venezuela, Singapur, Grecia, Francia, Irán, Reino Unido, España, Brasil, Portugal, Canadá, Líbano, Catar, Estados Unidos, Argentina, India, Alemania, Cuba, Nueva Zelanda, Ucrania, Suiza, Serbia, Israel, China, Letonia, Estonia, Finlandia, Taiwán, Corea del Sur, Países Bajos, Eslovenia, Bélgica, Noruega, Egipto, Turquía, Perú, Austria, Chile, Uruguay, Georgia, Italia, Albania, Croacia, Hungría, Dinamarca, Bosnia y Herzegovina, Bolivia, Hong Kong, Suecia, Costa Rica, Australia, Colombia —claro— y Polonia.
Varias de las piezas polacas hicieron parte de la sección World Tour, junto a otras de Croacia y Taiwán. Se trata de un acercamiento a las miradas de ciertos países, gracias a la colaboración de festivales de esos territorios o instituciones que promueven la producción cinematográfica. Bogoshorts hace lo mismo con los cortos de Colombia, parte de la producción nacional va a otros eventos, como el Festival de Cine de Kaohsiung (KFF, por sus siglas en inglés).
Al mismo tiempo, desde Bogotá se pudo explorar Ciudad de México, la protagonista de la sección Viva LA CIUDAD. Gracias a una alianza que el Festival de Cortos de Bogotá logró con la plataforma Cinema 23 y los Premios Fénix, se presentaron las Crónicas Chilangas, un compendio de documentales, animaciones y ficciones cortas que muestran a la capital mexicana desde diferentes partes. También se incluyeron piezas del festival DocsMX, de México.
Bogoshorts contó con dos secciones que se destacaron por su originalidad: Fanático Freak Fantástico (F3) y la Competencia de realidad virtual. La primera está diseñada para que se presenten los cortos que llevan la fantasía a sus límites. La segunda fue la categoría incluida en los premios del festival que presentaba a los creadores que ya están llevando la cinematografía a la realidad virtual; quienes quisieron ver los cortos que competían debieron hacer su reserva en el Espacio Odeón, sede del Bogoshorts Film Market, el lugar de los negocios del evento.
La presencia de los directores colombianos de nombre se dio gracias a la sección «También los enanos empezaron pequeños», en la que se presentaron cortos de referentes del cine colombiano actual, como Víctor Gaviria (La mujer del animal, Rodrigo D: no futuro, La vendedora de rosas, y Sumas y restas) o Natalia Santa (La defensa del dragón).
El cierre del festival —aclarando que dejo mucho por fuera, como los cortos para niños, la unión de los cortos con la gastronomía o los eventos académicos— fue la Noche de Santa Lucía, como se le llama a la entrega de premios, 24 en total. El nombre viene por la estatuilla que se entrega durante dicha gala, nombrada así por Lucía de Siracusa, quien podía ver aún siendo ciega, de acuerdo a los relatos.
Entre los cortos ganadores en las categorías para las piezas colombianas, se destacaron: el corto de ficción Madre de Simón Mesa Soto, donde actuó Yurani Anduquia, ganadora como Mejor actriz. El corto de animación Lupus de Carlos Gómez Salamanca obtuvo la Santa Lucía al mejor en su categoría y al mejor afiche. El cortometraje Lulita recibió el premio a Mejor montaje (Cecilia Schurupp) y a Mejor dirección de arte (Guadalupe Acevedo). La película documental Señorita María, la falda de la montaña de Rubén Mendoza fue el largometraje premiado este año.
Los cortos ganadores en la competencia internacional fueron Through My Street de Piet Baumgartner de Suiza (de la canción del mismo nombre de Rio Wolta) como mejor videoclip, Wiezi (Vínculos Estrechos) de Zofia Kowalewska de Polonia como mejor corto documental, Bloodless (Sin Sangre) de Gina Kim de Corea del Sur y Estados Unidos como mejor corto de realidad virtual, Written, Unwritten (Escrito, No Escrito) de Adrian Silisteanu de Rumania como mejor corto de ficción, Vacío de Carmen Rojas Gamarra de Perú y España como mejor corto experimental.
Martes 12 de diciembre en la tarde. En la Biblioteca Nacional de Bogotá se proyectó Ayotzinapa 26, un compendio de cortos producido por 26 creadores de diferentes partes del mundo y gracias a la colaboración de Amnistía Internacional. El tema central de las piezas audiovisuales es la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Ramón Isidro Burgos de Ayotzinapa, en el municipio de Iguala de la Independencia, el estado de Guerrero. Las protestas de la gente alegando saber que ocurrió con los estudiantes, las historias de los familiares y de los amigos, así como algunos cortos experimentales, son maneras en las que se cuenta como varios mexicanos se resisten a que este hecho quede en el olvido. Ese día el frío sí se sintió.