Partidocracia, Ideología y Fanatismo = PIF.
Plutocracia, Obsesión y Fundamentalismo = POF.
¡PIF, POF! ¿Se ha puesto a pensar en cómo PIF nos lleva a POF?
Empecemos por explicar que, aunque en la mayoría de los países nos consideramos democráticos, es decir, gobernados por una democracia, ¡en la práctica no lo somos!
Democracia directa
Ya que la verdadera democracia, la democracia directa, esa formada, a partir de los vocablos δῆμος («demos», que puede traducirse como «pueblo») y κράτος («krátos», que puede traducirse como «poder», o «gobierno»), o sea, la de la definición clásica del «Gobierno del Pueblo», esa que más tarde, durante la Revolución Francesa se extendió a «Por el Pueblo y Para el Pueblo».... ¡No nos representa!
¿Por qué? Porque prácticamente en ningún país del mundo, la decisión soberana es tomada directamente por el Pueblo.
Es verdad que en algunas de las democracias modernas existen plebiscitos y referéndums vinculantes, así como elecciones primarias. Esto es, hay participación ciudadana en algunos de los procesos de toma de decisión de Gobierno. Lo que se traduce en que hay «democracia participativa». Y en muy pocas, hasta la facilitación de iniciativas populares y la participación directa en la votación de leyes. Concepto que se conoce como «democracia líquida».
Lo cierto es que, la gran mayoría, aún está muy lejos de alcanzar o de llegar a ser, democracia directa. Esa en que la soberanía la ejerce el Pueblo a través del voto popular. Esa en que, el voto popular, a través del plebiscito o el referéndum, es el nombra y remueve presidentes, senadores, alcaldes, congresistas, diputados, etcétera.
Democracia representativa
Lo cierto es que, en la gran mayoría de nuestras democracias, lo que existe «democracia indirecta o representativa». O sea, cuando la decisión de Gobierno es tomada por personas (políticos) a los que el Pueblo escogió como sus representantes. ¡No por el propio Pueblo!
Y he ahí, precisamente, el meollo del asunto, porque los políticos no representan a personas. No representan al Pueblo. ¡Representan a partidos políticos!
En otras palabras, representan la Partidocracia, representan ese «monopolio de nominaciones», que ejerce «control sobre los representantes electos». Es decir, que ejerce control sobre usted.
¿Cómo? ¡Mediante la manipulación de la Ideología a través del Fanatismo!
¿Por qué? ¡Porque la ideología lleva al fanatismo y viceversa!
Suena redundante, ¿verdad? ¡Tristemente no lo es!
Desde las antiguas guerras y luchas por el poder hasta los actuales conflictos modernos. Todos y cada uno han sido por la misma causa: ¡Ideología!
Ideología: política, religiosa, económica, póngale usted el adjetivo. Ideología.
De nuevo, ¿por qué? Porque ese «conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, (dentro) de un movimiento cultural, religioso o político, etc.», puede desembocar en ¡Fanatismo!
Y ese «apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias opiniones, especialmente religiosas o políticas», es justo lo permite que el conflicto, la sinrazón y el desvarío, mediante el uso de la fuerza y la imposición, prosperen y fructifiquen.
Y si no lo cree así, tenga en cuenta que ningún líder político o religioso llega al poder por sí mismo. Para eso, hace falta que la gente le crea. Más importante aún, hace falta que la gente lo siga.
En otras palabras, necesita fanáticos que lo sigan y lo apoyen en su ideología. Y la transmitan a otros. Porque para ser mayoría, hay que convencer a esa mayoría, a seguir nuestra ideología.
Y, ¿cómo se convence a un fanático de seguir una ideología? Formando un partido político, un movimiento religioso, etcétera. Y consiguiendo prosélitos a base de carisma, retórica y demagogia.
Es así como PIF (Partidocracia, Ideología y Fanatismo) se convierte en POF (Plutocracia, Obsesión y Fundamentalismo).