Santiago Delgado es un artista formado en CalArts (California Institute for the Arts), con una praxis que va desde la pintura y el grabado hasta el vídeo. Además carga a sus espaldas más de diez años de experiencia docente en la universidad publica de la Comunidad Valenciana (Universidad Miguel Hernández de Elche), lo que le ha facilitado el acceso directo a los procesos creativos de muchos artistas, ya desde su formación, y a los que todavía sigue en sus carreras y con quienes mantiene una relación personal muy enriquecedora.
Su primer trabajo fue como asistente del Coordinador de Exposiciones de Los Angeles Contemporary Exhibitions (LACE), el primer centro de arte contemporáneo en el mundo dirigido enteramente por artistas. Desde la infancia empezó a pintar, al óleo. La pintura fue, y sigue siendo, la disciplina de las bellas artes que más le atrae y en la que se considera más versado.
Aunque produzca vídeo, ha inaugurado una especie de subgénero al que llama video-pintura.
«Los criterios artísticos que informa la pintura los extrapolo a casi todas las demás facetas de mi trabajo como director de Studio Lisboa 018 y casi diría que de mi vida personal».
¿Cómo se originó la idea de Studio Lisboa 018?
La idea surgió casi por azar y muy poco a poco, en el periodo de ocho meses. En una visita a ARCO Madrid, recién llegado de otra muestra de arte algo menos relevante, me di cuenta de que había muchísimos artistas que por circunstancias no estaban representados allí y que me hubiese encantado ver en un contexto que a mi entender les hacia justicia y que además estimularía sus carreras y producciones.
También, por casualidad, y sin mucho interés por mi parte, cogí la representación en la Península Ibérica de una multinacional europea recién creada que se dedicaba al montaje de ferias de arte exclusivamente. Una noche estas dos circunstancias colapsaron en el embrión de lo que es hoy Studio Lisboa 018.
Al poco tiempo, pasé esta idea por el tamiz de varias asociaciones de artistas contemporáneos y empecé también a contrastar opiniones con algunos galeristas. La respuesta fue bastante alentadora y me decidí embarcarme de lleno en el proyecto. Al principio mi propósito de feria no era nada ambicioso. Quería realizar una feria local, con los artistas que conocía casi personalmente y en un ámbito casi íntimo, pero por circunstancias logísticas y de viabilidad, el proyecto acabo siendo internacional y, he de confesar, más grande de lo que a mi personalmente me gustaría.
¿Cómo se diferencia esta feria de otras?
Al igual que en su génesis, el concepto base de Studio Lisboa 018 y que la hace diferente a casi todas las ferias que conocemos, surge casi como un puzzle que se compone él solo. Studio Lisboa 018 es una feria de artistas para galeristas, a diferencia de la gran mayoría de ferias que están integradas por galeristas y que tienen como su target a los coleccionistas.
Como decía antes, sin pretenderlo, encontramos un nicho dentro de toda la estructura del mercado del arte que no estaba cubierto en la Península Ibérica. En UK y Francia si existen ferias de similares características pero no en España o Portugal. Mi experiencia personal, mis afinidades con ciertos agentes-actores dentro del mundo del arte, y mis contactos, me llevaron naturalmente a plantearme este concepto de feria que a posteriori ha resultado ser un complemento a la ordenación de mercado que existente, prestando un doble servicio a artistas (que ven sus carreras proyectadas y enfocadas en la dirección adecuada) y a galeristas, sobre todo emergentes, a los que ahorramos en gran medida su «trabajo de campo» al presentarles directamente, en un entorno propicio y en un espacio de tiempo concentrado, una selección de artistas de probado valor y talento. En definitiva, ofrecemos un servicio tanto a galeristas como a artistas y somos, como decía antes, un complemento necesario y de utilidad. Lo que definitivamente no somos es competencia de las ferias de galeristas.
Háblanos un poco de los artistas que van a participar en la feria.
Son muchos y variados, en edad y por sus praxis, pero hay una cosa que todos tienen en común, todos poseen un legítimo interés por el arte y unos criterios que los hacen futuribles. Contamos con estrellas del arte contemporáneo en America del Norte y en España, como Máximo González, o celebridades nacionales como Eduardo Lastres, también con pintoras de larguísima trayectoria y calidad excepcional, como Elena Aguilera, o jóvenes talentos con un futuro más que prometedor como Perceval Graells y emergentes fulgurantes como Javier Montero Varas o David Delgado. También tenemos artistas de solera como Miguel Bañuls y así podría seguir un buen rato.
Pero en realidad la pregunta no debería ser sobre los artistas sino sobre las obras. La participación en Studio Lisboa 018 es por invitación directa y el criterio de selección es la obra y no el currículum. Es verdad que una larga trayectoria generalmente se refleja en una obra excepcional, pero también hay jóvenes talentos que de forma innata consiguen llegar a unas conclusiones muy acertadas. En general, la gran mayoría de los artistas participantes tiene un sólido currículum y una larga trayectoria, ejemplo de ello son Ramón Urban, María Dolores Mulá, et cetera.
Aunque hay una cosa que sí los caracteriza a todos, son artistas con talante y energía, con las cosas muy claras y con ganas de abrirse camino o perseverar en el suyo propio. Una de las cosas maravillosas que estoy seguro que pasará es que se crearán unas sinergías espectaculares al reunirlos todos en un pabellón y que todos tengan la oportunidad de apreciar las obras de los demás de manos de sus congéneres. Estoy seguro que a nivel personal Studio Lisboa 018 va a ser una fiesta.
¿Cómo hay que percibir el arte contemporáneo y por qué no es correcto intentar entenderlo?
Primeramente hay que decir que el arte no es una competición y que tampoco es algo exclusivo de un grupo cerrado. Evidentemente hay especialización, gente que lleva mucho tiempo en esto y que poseen un entendimiento que tenemos que reconocer como más acertado o superior. El arte contemporáneo está ahí para todo el mundo, amateurs, aficionados, incluso para la gente que no tiene ningún interés en él. Las obras se muestran indiscriminadamente a todo el mundo y precisamente por esto surge este debate de cómo hay que entender el arte, porque hay cosas que son de difícil asimilación por un sector del publico. Si a esto añadimos que por lo general un buen artista no crea para un público determinado, y muchas veces ni siquiera pare ella o él mismo, la cosa se pone más cruda todavía.
Cuando dices «¿por qué no es correcto intentar entenderlo?» estás casi dando en el clavo por paradójico que pueda parecer. Hay que especificar que ese «entender» se refiere al entendimiento discursivo y textual. Muchas obras se pueden explicar con palabras y tienen desde luego un claro significado cerrado. Pero tu pregunta intuyo que se refiere a ese tipo de producciones, como muchas de las de Anish Kapoor, que te dejan perplejo y no sabes cómo explicarlas. En el mejor de los casos solo puedes verbalizar tu emoción ante la obra, emoción que obviamente será diferente a la de otra persona. Por tanto, ese «entendimiento» como algo cerrado y que va a ser compartido y aceptado por una sociedad, no va ser posible en una gran mayoría de casos.
Entre todos los artistas es ya un hecho aceptado y una garantía de calidad en la obra el hecho de que esta no tenga un significado cerrado y que por el contrario sea un estimulo para la producción infinita de múltiples significados que reverberen eternamente. La emoción es más potente que el discurso. Yo diría que no hay que entender sino sentir. En su libro ¿Que Es La Filosofía?, Gilles Deleuze y Felix Guattari demuestran de una manera absolutamente científica por qué necesitamos el arte y es precisamente porque el lenguaje es insuficiente para representar conceptos filosóficos de un nivel superior. Desde Ludwig Josef Johann Wittgenstein a principios del siglo XX el lenguaje se nos presenta ya como una herramienta imprecisa.
¿Quién decide el precio de una obra de arte?
Ah... el sórdido tópico de las monedas. La respuesta aquí tampoco es fácil, sobre todo cuando hablamos de arte contemporáneo. Si me quisiera escaquear diría simplemente que el Mercado regula los precios, y así de un plumazo me quito el mochuelo de encima.
Pero voy a intentar arrojar algo de luz en este importante y complejo asunto. Tenemos que reconocer que el valor de las cosas en nuestra sociedad es aleatorio y absurdo en muchas ocasiones. El oro no sirve para casi nada y el valor del dinero está fijado en relación a él, a algo casi inútil. Bueno, y creo que ahora es peor todavía porque hay más dinero que reservas de oro. Por lo que creo saber, las reservas de oro no avalan el dinero que circula. Estamos ya en la pura especulación. Los mercados de valores, las bolsas, no son muy diferentes de los casinos, los inversores arriesgan basándose en ciertos criterios especulatorios y casi diria yo que muchas veces ficticios.
En el caso del arte hay unos procedimientos claros que dan valor a la obra, tanto cultural como económicamente. El valor de una obra de arte le viene dado, sobre todo, por el aporte teórico que hace a su propia epistemología, en principio, y a la teoría cultural general de una sociedad. Las obras de arte trabajan en el beneficio de las sociedades, aportan ideas, avanzan conceptos que resuelven conflictos. Es esa capacidad performativa el principal valor de las obras de arte y sobre el que a posteriori fijan un valor económicos las instituciones y los museos, pero también los coleccionistas.
Date cuenta de que estamos, en el caso del arte contemporáneo, ante un producto hipercomplejo, al filo de la innovación más absoluta, y que tiene que encajar en uno de los sistemas culturales más conservadores de nuestra civilización. Y no solo eso, este sistema cultural está basado en un discurso de carácter historicista en el que todo ha de estar respaldado por una teoría cultural. Aquí ya tenemos el primer gran problema. ¿Si mucho de arte contemporáneo escapa al discurso, cómo vamos a integrarlo en museos y fundaciones, cómo vamos a poder explicarlo en las universidades o simplemente al gran público en los noticiarios o periódicos si es de tan difícil conversión a un discurso racionalista de orden textual?
Todo esto parece desalentador pero también puede ser algo maravilloso. Me gustaría ser el coleccionista que en los 90 compró una pieza de Agnes Martin por 5.000 dólares y este año la ha vendido por 5.000.000 de euros en Art Basel. Pero ahora hablando un poco más en serio. De una forma más pragmática si que es verdad que el mercado fija el precio de muchas obras de una manera aproximada. Hay que patearse muchas ferias y ver qué tipo de obras están más en el candelero. Luego hay que ver por cuánto se venden esas obras, ver en qué punto de sus carreras están los artistas y, sobre todo, cómo es el compromiso de estos para con su praxis. Si se puede asignar un valor económico bastante aproximado, esto no es misión imposible.
¿Cuáles son las particularidades del arte contemporáneo que estará en esta edición de la feria?
El proceso de selección ha sido principalmente la calidad y actualidad de la obra. He estado visitando las principales ferias de arte contemporáneo europeas durante los dos últimos años y puedo decir que esa particularidad que definiría el cuerpo de obras en Studio Lisboa 018 es su contemporaneidad. Este principio lo encontramos en piezas de diverso carácter y soporte. Estamos tratando de abarcar el máximo número de disciplinas artísticas siempre y cuando este elemento de contemporaneidad esté claramente presente. Estamos muy cerca de una de las grandes ferias europeas y tenemos que estar a la altura dentro de nuestras posibilidades y creo que lo vamos a conseguir.
¿Cómo ha influido la crisis en la relación a la compra y venta de arte contemporáneo en España?
Yo no hablaría de crisis en términos económicos, sino de cambios en las diferentes formas de comercialización del arte, de la leyes que lo regulan y sobre todo la idiosincrasia de los coleccionistas. Desde luego que la falta de liquidez y la redistribución de la riqueza han sido un factor muy importante en todos estos cambios trepidantes que se ha producido en los últimos 15 años, pero no ha sido el único o el principal motor de este cambio.
Los precios máximos de las obras siguen subiendo y los alcanzan obras contemporáneas. Hay galerías en NYC que parecen auténticos concesionarios de coches de lujo pero en esta ocasión de obras de artistas vivos a una media de millón de dólares y que tienen su departamento comercial con sus agentes de ventas y su departamento de marketing, et cetera. Para algunos no hay crisis económica y el arte sigue siendo una buena inversión.
Por otro lado, la no élite económica ha cambiado también; su cultura es menos crédula y se retroalimenta de sí misma. En este sector de la sociedad los artistas han dejado de ser individuos alejados de la realidad y están perfectamente integrados en un gran número, ya no son esos locos cradores al margen de casi todo si no que puede ser tu propio vecino. No solo se aprecia al artista como un individuo valioso para la comunidad si no que sus procesos creativos y sus obras están al alcance de mucha gente de forma directa.
Mi opinión es que el mercado ya no es solo de obras millonarias y se ha ampliado a un sector medio que todavía no está claramente visibilizado, entendido o cuidado por las instituciones públicas. Tenemos que olvidarnos de la idea de que un coleccionista es un individuo especial que posee docenas o cientos de obras e incorporar un nuevo tipo de coleccionista medio, que compra por placer y amor por las obras, con un presupuesto medio también y que quizá solo tenga cinco o seis piezas de su propiedad pero que las valora como algo personal e íntimo independientemente del valor económico. Sería muy beneficioso para todos el dejar de hablar de obras multimillonarias de grandes coleccionistas y poner en valor a este pequeño amante del arte.
¿Cuál es el perfil de las personas que esperas que se acerquen a la feria? ¿Coleccionistas? ¿Galeristas?
Esperemos que venga todo tipo de público. Nosotros hacemos campaña directamente para galeristas y ese es nuestro principal target. Normalmente vendrá prensa especializada, otros artistas, estudiantes de arte y amantes del arte en general. A pesar de ser una feria, ya desde este momento de selección de expositores, la estamos planteando más como una exposición colectiva que como una feria de muestras. Esto es, si de momento llevamos más pintores, vamos a buscar escultores. A fecha de hoy buscamos artistas digitales y obra en papel, porque queremos que sea un paseo agradable y enriquecedor donde los asistentes salgan con una buena sensación de haber visto obra variada y de calidad. Una cosa que poca gente reconoce a pesar de ser algo muy obvio, es el valor educacional de la ferias de arte. Queremos que Studio Lisboa 018 sea un regalo para esta maravillosa ciudad.
Para aquellos que estén interesados en iniciarse en el coleccionismo, ¿qué consejo les darías a los más noveles?
Primero confiar en su instinto, sobre todo. Después investigar esa obra que les ha llamado la atención. Ser valiente y confiar en uno mismo. El arte puede proporcionar un placer casi infinito si sabes contextualizarlo dentro de tu vida. No hace falta ser millonario o tener una colección gigantesca, un coleccionista es alguien que tiene más de una pieza y las ama. Lo importante es tener aquello que te ha conmovido y puedes incorporar a tu vida. Cuando empecé a coleccionar todo era una anarquía, mi pareja compraba litografías de Miró o Dalí y yo traía cosas de mis compañeros que compraba por 50 dólares. ¡Incluso traje un cuadro que me encantaba que encontré en la basura! No teníamos orden ni criterio, solo que nos gustase. Eso está bien, pero cabe alguna mejora. Conocer de primera mano la obra a través de lo que la o el artista te pueda explicar, es una gran ventaja. Otra cosa importante es conocer a esa artista y seguirle la pista no vaya a ser que su precio se multiplique exponencialmente y tú ni te enteres. Resumiendo, seguir el instinto y un poco de investigación y documentación.