Patria es el libro del que todos hablan. Es el libro que, con grandes dotes literarias, hace que Fernando Aramburu explique el problema del terrorismo etarra que tan presente ha estado en nuestro país durante décadas. ¿Cuántas concretamente? Casi seis: desde el año 1959, que se cita la fundación de ETA, hasta su desarme definitivo.
La novela de Aramburu relata las vivencias cotidianas de dos familias vascas enfrentadas, una víctima y otra catalogada como etarra o, lo que es lo mismo, una en la que un familiar, en este caso el hijo mayor, se une a la banda terrorista. La novela muestra hasta qué punto el conflicto toma una peligrosa dimensión y crea fracturas sociales, dolor personal y familiar. Patria expone, en otras palabras, una especie de «guerra civil» donde los ambos bandos tienen la sensación de ser atacados.
Entre las páginas de Patria se siente la impotencia de las víctimas y el dolor en sus lágrimas. Se siente la desesperación de una madre al saber que no volverá a ver a su hijo en libertad. Se siente la idiosincrasia que reina a petición de unos pocos, pero con la mirada gacha del resto. Se siente, al fin y al cabo, la cruda realidad de la situación en la que con tanto dolor a la espalda, ya no se puede cruzar la línea hacia el otro lado.
La realidad, sin embargo, impera. La víctima mortal de la novela es un empresario humilde, conocido por todos en el pueblo donde transcurre la historia, padre de familia, apolítico y euskaldún (vasco parlante). La víctima no adquiere tal condición por su prematura muerte a manos de la banda armada, sino que es víctima desde el momento en el que empieza a ser acosado económica y socialmente por ETA y las personas afines a ella.
Patria muestra una sociedad vasca dividida, injusticias e intolerancia ideológica hacia el contrario. Hace público también el modus operandi por el que la banda lograba captar jóvenes adeptos que, en un principio defensores de unas ideas por una Euskal Herria libre, terminan convirtiéndose en asesinos, dando la cara por una dirección que mucho les prometía y nada les daba.
Quizás, y ya desde una perspectiva más sociológica, Patria haya pegado tan fuerte en los lectores españoles porque cuenta una historia de la que muchos han hablado y pocos se han parado a contar; de la que muchos han opinado y nada nos han explicado. Cuenta, en definitiva, una realidad que solo con varias generaciones nuevas llegadas a la edad adulta y más lejanas al conflicto, podemos empezar a debatir.
Quizás Patria no sea más que el libro que muchos estábamos esperando leer. Un relato en primera persona de todo lo que ocurrió y todavía hoy está muy presente en el País Vasco. La brutalidad de los ataques y la sangre fría de los verdugos encogen el estómago a cualquier lector comprometido. Aramburu escribe sus capítulos con todo el respeto a las víctimas de ETA y a sus familias, pero también, sin lugar a dudas, brinda al sector terrorista una humanidad confusa, poniendo en sus bocas el arrepentimiento necesario para entender la problemática.
Además del tema abordado, no hay que imaginar que estamos ante un manual de política donde la teoría y las leyes sucedan sus páginas. Nada de eso. Se trata de una visión cotidiana y cercana al conflicto donde Aramburu nos hace sentarnos como uno más de la familia en la casa de Vitori o de Miren a observar el panorama y a reflexionar sobre su final.
La distribución de sus capítulos entrelazando las diferentes vivencias de los personajes hace que la intriga sea aún mayor, permitiendo al autor jugar con las vidas de todos los integrantes de cada familia.
Como se pueden imaginar, recomiendo fervientemente su lectura. El debate político, tan necesario en nuestro país, y los sentimientos a flor de piel, están al fin y al cabo tan presentes en la novela de Aramburu como en la vida misma. Juzguen por sí mismos.