Jacques Maritain escribió Arte y Escolástica para reunir los elementos de la doctrina tomista del arte, proyectar las bellas artes a la luz del pensamiento cristiano.
La escolástica es el método y sistema de filósofos cristianos, siguiendo la doctrina de Aristóteles, distinguiendo entre la filosofía, como la experiencia y el razonamiento; y la teología, como la revelación divina, la fe y el magisterio eclesiástico.
Esta escuela tiene como máximo exponente a Santo Tomás de Aquino, por eso se llama «tomismo». Maritain basó su pensamiento en el tomismo, conservando sus principios y valores, actualizándolo en sus posibilidades.
La escolástica establece que la inteligencia tiene funciones especulativas y prácticas. Sitúa en el orden especulativo las facultades de la inteligencia, cuyo objetivo es el conocer. Para el orden práctico se sirve del conocimiento para lograr una obra o una acción, así el arte se ubica en el orden práctico.
El orden práctico se divide en el obrar y hacer. La obra es el uso de la libertad, dentro de la moralidad. El hacer es la acción productiva conforme a las reglas y valores de la obra, buscando la perfección.
El arte se ubica en el hacer, es crear cosas capaces de emocionar el alma humana como una continuación de la creación de Dios.
El arte es imprimir una idea en una materia, es una cualidad de orden intelectual, es una virtud del entendimiento práctico, que debe conducir al verdadero bien, con cierta perfección de espíritu. El arte es ordenación de la razón, buscando los medios adecuados.
«El sabio es un intelectual que demuestra. El artista es un intelectual que obra».
El artista posee las leyes y no es poseído por ellas, no está obligado por ellas, sino que es él quién obliga, mediante ellas a la materia y a la realidad. En ocasiones el artista obrará contra las reglas, como si fuera por encima de ellas, según una regla más alta y un orden más escondido.
Santo Tomás de Aquino estableció las condiciones de la belleza, que son:
Integridad. Perfección.
Proporción. Concordancia en el orden y la unidad.
Claridad. El brillo, los colores, lo inteligible, la hermosura y el resplandor de la forma.
Jacques Maritain explica que la claridad no es conceptual en el arte, es algo luminoso y claro en sí, que puede parecer oscuro a nuestros ojos, por su causa o trascendencia, es como el misterio, que es donde hay algo más que saber..., así se puede definir también como el resplandor del misterio.
En estos momentos, cuando muchos entienden que el arte es lo extravagante o pasar al extremo de las cosas, porque es la tendencia de las almas modernas, Maritain sitúa la idea escolástica de lo bello, así el arte y la belleza se deben unificar para buscar una teoría completa, donde se pueden encontrar condiciones espirituales para una obra honesta, que es una virtud intelectual.
El arte es hacer, componer o construir, lo que da pureza, nunca debe ser imitación, pero sí buena imagen, es buscar la perfección en la obra expresada.
El artista debe estudiar y amar a los grandes maestros y a la naturaleza, no para imitarlos, sino para fundarse en ellos, inspirarse en las grandes obras del hombre y de la naturaleza, ser como discípulos de Dios.
Los artistas, sean músicos, poetas, escultores o pintores, pueden percibir sonidos y ritmos, palabras e ideas, paisajes y formas, que son secretos, sólo ellos pueden apreciar por su sensibilidad artística, y pueden convertir en una obra. Tienen un conocimiento y percepción extraordinario, ellos descubren lo que otros comúnmente no pueden comprender, su objetivo es brindar el gozo al espíritu humano.
Maritain aconseja que el artista debe dominar algo fundamental que es la fe, una dimensión más amplia que el simple conocimiento de lo material....la vida espiritual, que es el encuentro del arte con Dios, donde se puede abarcar el universo y encontrar las emociones necesarias para la inspiración espiritual, la creación de una obra, una cultura geocéntrica, con Dios como centro y fundamento.
El artista tiene que hacer muchos sacrificios para mantenerse activo en busca del objetivo final de su obra.
Existen muchas provocaciones y atractivos comerciales y de dinero, tentaciones sutiles y fáciles que invitan al cesamiento del hábito intelectual, llegando a disminuir y corromper al artista, esto puede evitarse con la moralidad cristiana.
Jacques Maritain es un modelo para los artistas que desean obrar con un sentido cristiano.
En Arte y Escolástica, Maritain trata los temas de: análisis del concepto metafísico de la belleza como un trascendental según Santo Tomás de Aquino; la doctrina de hábitos y virtudes intelectuales, una distinción ente la moral y la prudencia, las artes de fabricación y manuales, las reglas del gusto y la inspiración artística, las cualidades del arte religioso, distinguir ente el hacer y el obrar.
«No hagas literatura, música o pintura si no tengas algo que decir; no digas sino lo que has visto; las fuentes públicas no están para tu sed; la fuente de la obra no puede menos de estar oculta y ser personal».