El castillo de Santa Bárbara despunta desde lo alto de un promontorio de Alicante y revela partes de la historia de la ciudad.
La ocupación islámica de la península ibérica tuvo una duración de más de 700 años que moldearon el idioma y la cultura, dejando hermosas joyas arquitectónicas, algunas de las cuales se pueden disfrutar todavía hoy.
Aunque algunos de los sitios más representativos y famosos de este periodo se encuentran en el sur de España, en el oriente también podemos ver unos que realmente valen la pena la visita. Hoy te voy a hablar de uno de ellos: el castillo de Santa Bárbara de Alicante.
Este icono de la ciudad está en la parte más alta del monte Benacantil, que tiene unos 166 metros de alto junto al mar Mediterráneo, y que se puede ver desde varios puntos de la capital de la provincia de Alicante.
En las laderas de este monte se han realizado descubrimientos de artefactos que datan de la Edad de Bronce y de las épocas ibérica y romana. Sin embargo, la construcción como tal data de finales del siglo IX.
La construcción tiene una ubicación estratégica, ya que desde este punto se pueden tener vistas tanto del Mediterráneo y el litoral, como del interior, siendo de gran utilidad militar.
Este sitio fue tomado a los árabes por Alfonso de Castilla, quien se convertiría en el rey Alfonso X el Sabio, el 4 de diciembre de 1248, día de Santa Bárbara y de donde se sacó su nombre. A través del tiempo, el castillo ha tenido varias modificaciones y renovaciones, siendo las más importantes las del siglo XIII y la de principios del XVI.
Durante varias décadas y después de haber sido ocupada varias veces y haber sido usada hasta de prisión, esta construcción fue totalmente abandonada hasta que se volvió a abrir al público en el año de 1963. En este mismo año se abrieron al público sus dos ascensores que llevan a los visitantes por todo el corazón de la montaña hasta una altura de 142,7 metros de altura.
La forma más fácil de acceder al castillo es por la avenida de Jovellanos, justo enfrente de la playa del Postiguet, en donde está la entrada a los ascensores. También se puede llegar en coche hasta el tercer nivel más alto de la construcción, que es conocido como el Revellín del Bon Repós, en donde está el parking y el monumento al militar alicantino Félix Berenguer.
Desde el estacionamiento, puedes caminar hasta la parte más alta de la fortaleza que es conocida como La Torreta. Aunque la caminata puede ser un poco pesada, vale la pena encontrarse con las espectaculares vistas que ofrece sobre el Mediterráneo y la ciudad, así como sus alrededores.
En esta parte más alta de toda la construcción puedes ver su parte más antigua. En esta sección hay lugares como el Baluarte de los Ingleses, la Sala Noble, la Casa del Gobernador y el Parque de los Ingenieros. En un recorrido por allí también te puedes encontrar con cañones antiguos que te ayudarán a hacerte una idea de cómo funcionaba este lugar para la defensa.
Si bajas a la siguiente sección te puedes encontrar con lugares que fueron construidos y renovados principalmente a finales del siglo XVI, como el Baluarte de la Reina, el Cuerpo de Guardia y el Salón Felipe II.
Los visitantes que desean afrontar retos físicos y hacer ejercicio deciden tanto subir como bajar caminando desde el centro de la ciudad de Alicante. Afortunadamente para estos deportistas, los senderos en la ladera del monte están muy bien conservados y en varios tramos hay fuentes para beber agua y mantenerse así siempre hidratados, particularmente teniendo en cuenta el sol que brilla la mayor parte del año en la ciudad.
Vale la pena tomar una parte de una visita a Alicante para ver este sitio que se puede ver desde tan lejos y que no solo es Patrimonio Histórico de España, sino que es todo un símbolo de la ciudad y le da un toque histórico y romántico a Alicante desde las alturas