Buenos Aires, considerada por muchos como la “París de Sudamérica” gracias a la mezcla de estilos arquitectónicos, puede resultar algo abrumadora cuando se pisa por primera vez.

Existen un sinfín de actividades que pueden realizarse en la ciudad, y en ocasiones es difícil decidir adónde concurrir primero. En esta guía te mostramos 3 lugares en Buenos Aires que sí o sí tenés que conocer.

Corrientes, “la calle que nunca duerme”

Llena de bares, restaurantes y teatros la Calle Corrientes, tal como se la conoce, es sin duda un “must” en una primera visita a la ciudad.

Durante el periodo colonial recibió el nombre de “Paseo del Sol”, luego paso a llamarse “Nicolás Inchaurregui” y finalmente “Corrientes” a partir de 1822. Tomo la denominación de “Avenida” entre 1930 y 1936, cuando se produjo su ensanchamiento.

Nace en Puerto Madero y termina en el Barrio de Chacarita y debe su nombre a la primera ciudad del interior en apoyar a la independencia argentina.

A lo largo de sus 70 cuadras puede hallarse todo tipo de atractivos, como librerías baratas en las cuales encontrar ofertas en libros o revistas, o teatros como el Gran Rex, el Alvear o el Astral donde se puede ver alguna obra o espectáculo. De noche, al encenderse las luces, la calle se transforma recordando acaso, a las grandes ciudades como New York con sus carteles que iluminan la ciudad.

Con el obelisco de fondo las personas posan sonrientes y juegan a obtener la selfie perfecta, junto a este icono porteño.

Durante las décadas que van del 30 al 50, los bares, teatros y cabarets de la zona acogieron a grandes músicos. En la actualidad continúa siendo un punto de encuentro cultural muy importante.

Como curiosidad, en la esquina de Avenida Corrientes y Uruguay, se puede encontrar una estatua dedicada a los comediantes Alberto “El negro” Olmedo y Javier Portales.

Inauguradas en el año 2011, estas figuras que se encuentran sonrientes en un sillón son de resina epoxi y fibra de vidrio con estructura interna metálica y fueron realizadas por el artista Fernando Pugliese.

Representan a los personajes Borges y Álvarez encarnados por dichos humoristas en el programa “No toca botón” a mediados de los 80.

A la hora de hacer un alto y almorzar o cenar, no se puede dejar de conocer “Pizzería Guerrín”, uno de los grandes clásicos gastronómicos de la zona que fue declarada en 2011 como sitio de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad.

Fue fundada unos años antes que el Obelisco, en 1932, por los genoveses Franco Malvezzi y Guido Grondona, quienes llegaron al país en 1927. Con los años se convirtió en un icono de la ciudad de Buenos Aires.

En la actualidad cuenta con 92 años de vida y una gran concurrencia de gente, muchos de ellos turistas. Su propuesta culinaria abarca una gran variedad de pizzas.

En contraposición se encuentra “Sbarro”, la cadena de pizzas estadounidense que desembarcó en el país hace solo 3 años, en 2021, y cuya leyenda reza: “New York XXL Pizza”.

Si de establecimientos gastronómicos hablamos, no se puede dejar de hacer una visita por “El gato negro”, bar notable de la zona.

Luego de hacer una parada, es hora de llevar un recuerdo, ya sea para uno mismo o para regalar a nuestros seres queridos. Para ello se puede ingresar a las distintas tiendas que allí hay y elegir entre los distintos tipos de souvenir. “La Calle que nunca duerme”, lo tiene todo.

Como diría en su canción Memphis, la Blusera “Las luces se encienden en Calle Corrientes, se llena de gente que viene y que va”. Y tiene razón. Sin duda es un emblema de la ciudad lleno de vida que no se puede dejar de conocer.

El Ateneo Grand Splendid, la librería más linda del mundo

Este teatro/ librería, conocido en todo el mundo, cuenta con mucha historia que se remonta a principios del siglo XX, al año 1903, cuando se produce su apertura bajo el nombre de “Teatro Nacional”.

Sin embargo, no fue hasta 1919 cuando el edificio fue rebautizado, recibiendo el nombre de “Splendid Theatre” tras ser adquirido por el inmigrante austríaco Mordechai David Glücksman, más conocido como Máx Glücksman en su llegada al país tras escapar luego de la Primera Guerra Mundial.

Con la ayuda de los arquitectos Peró y Torres Armengol llevó a cabo su remodelación ese mismo año. La construcción de una platea y cuatro hileras de palcos fueron parte de la propuesta.

En el año 1924 nace “Radio Splendid” cuya emisión se realiza desde el mismo edificio y el tango, protagonista de aquella época, dio lugar al paso de distintas celebridades por el lugar.

Tal es el caso de Roberto Firpo, quien tiene una canción dedicada al Grand Splendid. Por otro lado, en una sala que en la actualidad no está habilitada al público, Carlos Gardel grabó algunos de sus tangos más exitosos. A fines de los 80 dejo de funcionar como teatro.

Si bien aquella etapa se dio por concluida, el cine que proyectó la primera película sonora en el país a fines de la década del 20 siguió en pie hasta 1999.

Con el correr de los años surgió una nueva propuesta para convertir este teatro/ cine en una librería. Fue entonces que en diciembre de 2000 y tras realizar trabajos de restauración, se inauguró la librería “Ateneo Gran Splendid.

Ubicada sobre Av. Santa Fe 1860, atrae a cientos de curiosos y turistas y cuenta además con alrededor de dos mil metros cuadrados con cuatro niveles en los cuales el visitante puede sumergirse para hallar un buen libro.

Hay desde temáticas infantiles, películas y discos ubicados en distintos rincones del subsuelo, hasta obras literarias clásicas, ensayos y libros de ficción, entre otros. El Ateneo Gran Splendid se adapta a todos los públicos.

En cuanto a su arquitectura, posee una imponente cúpula con frescos de 20 metros de diámetro que representa la paz realizada por el italiano Nazareno Orlandi en 1919 justo al terminar la Primera Guerra Mundial.

Tiene varios palcos que el público puede utilizar para leer y detrás de su antiguo escenario cubierto por un telón de terciopelo color bordó el visitante puede hallar un bar en el cual disfrutar de un buen café.

La elegancia, y el estado de preservación del Ateneo Grand Splendid, la hicieron en 2008 acreedora del título “La segunda librería más hermosa del mundo” en una lista elaborada por el periódico británico The Guardian y en el año 2009 el Museo de la Ciudad de Buenos Aires le otorgo la distinción “Testimonio vivo de la memoria ciudadana”.

Sin embargo, estas no fueron las únicas menciones que obtuvo. En 2019 fue reconocida por National Geographic como “La librería más linda del mundo” y el pasado año fue premiada por el sitio Trip Advisor en los premios “Traveller´s Choice 2023” alcanzando el puesto número 1 en el ranking de atracciones de la ciudad de Buenos Aires.

Como curiosidad final se puede destacar que fue escenario de películas como Arrebato (2014) y La ira de Dios (2022). Incluso recibió la visita del escritor peruano Mario Vargas Llosa.

El Jardín Japonés: de Japón a Argentina con amor

Si lo que se busca es conocer un poco más acerca de la cultura japonesa en un entorno rodeado de mucha naturaleza, llegar hasta el Jardín Japonés es sin duda, la opción más acertada.

En el año 1961, el entonces presidente Arturo Frondizi visitó Japón, convirtiéndose en el primer Presidente Argentino en hacerlo de manera oficial. Como consecuencia de ello, surgió el tratado de Inmigración en el cual Argentina le otorgaría igualdad de derechos a migrantes japoneses que llegaran al país con oficios.

En este contexto, nació el Jardín Japonés, ubicado en el barrio porteño de Palermo e inaugurado el 17 de mayo de 1967 por la colectividad japonesa, para luego ser donado por intermedio de la Embajada del Japón, a la Municipalidad de Buenos Aires como agradecimiento.

Al ingresar, sobre un césped verde y dando la bienvenida al público, se puede observar un arco torii color rojo. En la tradición sintoísta, estos arcos representan puertas que dan paso a otro estado de consciencia.

Se dice que aquellas personas que los atraviesan manifiestan un cambio en su estado espiritual, ya que dicha acción representa la frontera entre lo profano y lo sagrado.

A medida que se avanza por el predio se puede encontrar todo tipo de curiosidades: una de ellas, una tienda en la que comprar recuerdos típicos de Japón como galletas de la fortuna o tarjetas de la suerte que pueden colgarse en una pizarra en el parque con los deseos escritos por los visitantes tan solo unos metros más adelante.

Existe un rincón denominado “Portal de la Cortesía” / patio de los recuerdos, en honor a los inmigrantes okinawenses en Argentina, en el cual se pueden ver distintas placas conmemorativas, como así también imágenes exhibidas de las distintas regiones de ambos países. Se dice que gran parte de la inmigración japonesa en Argentina proviene de Okinawa.

Los puentes son, sin duda, algunos de los elementos más representativos de la cultura. Los hay de distinto tipo.

Uno de ellos es el llamado “Puente de Dios” que representa el camino al paraíso. Otros puentes que allí hay son el zigzag conocido como el puente de las decisiones y el Truncado que lleva a la isla de los remedios milagrosos. Todos ellos rodeados por un lago artificial con peces koi.

El lugar posee una gran variedad de vegetación autóctona de Japón, entre las cuales se encuentran las azaleas y el sakura (cerezo japonés).

Al igual que en la tierra del Sol Naciente, en Argentina también se produce la floración de los cerezos. Esto ocurre desde mediados del mes de julio hasta principios de agosto, lo cual lo convierte en un momento único para visitar el jardín.

Si de propuestas gastronómicas se trata, el visitante puede disfrutar del espacio de Arte Culinario en el cual deleitarse con sabores típicos de la región.

Antes de finalizar el recorrido, no se puede dejar de visitar la Campana de la Paz Mundial que llego desde Japón en 1998. Desde entonces, los 24 de septiembre, Día Internacional de la Paz, la campana vuelve a sonar en un evento que convoca a una gran cantidad de público.

Buenos Aires tiene propuestas para todos los gustos y bolsillos. Teatros, gastronomía, majestuosas librerías y mucha naturaleza son solo algunas de ellas. Sin duda, visitarla solo una vez, no será suficiente.