Esta primavera fue testigo del hecho histórico del atraque del primer crucero procedente de Miami en las costas de Cuba en 40 años. Y en breve aterrizará el primer vuelo comercial directo estadounidense desde 1961. Por lo que se ve, la idea comercial es mandar más de cien vuelos diarios a la isla. Como todos sabemos, desde que Obama y Raúl Castro han reanudado las relaciones diplomáticas, los planes para la isla no escasean. La cadena hotelera Sheraton también se une al carro y será responsable de la gestión de varios hoteles.
Cuba va a cambiar, eso lo sabemos todos. En los meses próximos se enfrentará a hordas de turistas que aunque en un principio querrán conocer la cultura típica del país con sus costumbres, sus usos y sus comidas, pronto desearán que hayan McDonald's a la vuelta de la esquina o complejos hoteleros de lujo con piscina a pie de playa.
Esto es ley de vida, vivimos en un mundo cambiante, y por ello es necesario conocer el contexto de las cosas para poder entenderlas mejor. De origen cubano es el colectivo Los Carpinteros, los cuales a través de su arte hablan de numerosas cuestiones acerca de posiblemente todo: utilizando pintura, escultura, instalaciones y diseño, combinan a la vez formas fácilmente reconocibles con temas que preocupan -o debieran preocupar- a la sociedad, tales como la herencia de la guerra fría -lecciones de historia que no se deben olvidar-, las divergencias entre las vidas de las clases acomodadas y las pobres, el sistema penitenciario o la herencia cultural, por citar algún ejemplo. Y esto lo trasladan al ejercicio plástico y al arte figurativo desde distintos puntos de vista y distintas perspectivas como el humor, por su puesto en su versión inteligente, en la ironía; la literatura, y también su teoría; la tradición y su subversión, por tratar con algunos ejemplos igualmente. También la subversión del significado, ya sea cambiando la escala, o cambiando la función, apropiando iconos o formas imbuidas en un pensamiento para cambiarlas de lugar.
Sus componentes fueron en un principio Alexandre Arrechea, Marco Castillo, y Dagoberto Rodríguez, no obstante el primero dejó el grupo en el 2003. El hecho de realizar el trabajo en equipo supone la concepción de que la creación de arte no es un hecho aislado sino que es una actividad a compartir tanto en el proceso de creación como de realización, en el que por necesidad hay más personas envueltas.
Realizan ejercicios de arquitectura que dan que pensar en la función de estos edificios, y plantean numerosas situaciones al cambiar elementos de la ecuación de realidad. Todo esto aplicado a su obra permite ver cabezas de destornilladores gigantes y de ladrillo, ¡que empiece el concurso para averiguar su función! Vienen a juego con unos clavos gigantes ya utilizados. Y jugando a un ejercicio de imaginación cualquiera puede intentar dar uso a estas creaciones, pero también hacen piscinas en miniatura. No sólo modifican la escala, tomando procesos de trabajo tradicionales, sino que también crean muebles extraordinarios, con forma de granada, o casas en equilibrio sujetas por cuerdas. Qué fragilidad tiene la vivienda para algunos. Impecables ejercicios de marquetería hablan del trabajo físico, manual, y del buen hacer, de la profesión y de la habilidad. Estanterías derretidas cuestionan su función.
Crean miniaturas con mensaje, "El pueblo se equivoca", sobre un pequeño edificio de madera levantado sobre columnas, no como la de LeCorbusier, claro, más solemne. Carteles para el país de Liliput con dichos como "Me cago en el corazón de tu madre". Convierten camastros en autopistas o en montañas rusas, guitarras unidas a fases lunares, o simplemente, mal realizadas y sin función, depende de la poesía que haya en cada uno. Una fila de trajes con un agujero en medio, barbacoas con forma de estrella, chimeneas de madera, o sillones cocina. Lo cierto es que su obra es extensa. Y abarca numerosos temas a desarrollar. O sobre los que pensar.
Sus explosiones contenidas en el espacio son espectaculares, para los habitantes de esta década de superhéroes y cine de superhéroes (sólo un apunte cinematográfico: van a exprimir no ya a Marvel o DC, sino a todo lo que pueda rezumar mínimamente a esta nueva religión, aunque Stan Lee no se debe quejar) son como vivir junto a un maestro controlador del espacio y del tiempo, o como estar dentro de una de estas tomas tan chulas de película en las que el tiempo se congela, pero sin efectos especiales.
Viajan a menudo exponiendo en numerosos países, lo cual les lleva a enriquecer su obra, por la diversidad cultural que encuentran sobre todo respecto a su país, tan diferente en muchos aspectos a Europa, o Latinoamérica, con lo que se les ha llegado a considerar artistas itinerantes, una itinerancia que les lleva a reinvertarse cada vez.
La historia se reescribe día a día en este mundo cambiante, y no se debe olvidar que sin pasado no hay presente. Yo por si acaso, y antes de que la cosa siga cambiando, mañana me voy a Cuba.