En una sociedad que valora y exalta la juventud hasta extremos irracionales, cabe preguntarse si basta con ser joven y vital o además hay que parecerlo. La demanda de productos y técnicas enfocadas al cuidado facial se ha multiplicado en los últimos años, lo que ha provocado que los profesionales de la salud y la estética atiendan cada vez con mayor frecuencia a personas en busca del mito de la “eterna juventud”. No existen los milagros pero sí podemos combatir los signos del envejecimiento de manera eficaz.
Con el paso del tiempo la piel comienza a evidenciar signos propios del envejecimiento como la formación de líneas de expresión y arrugas, manchas, tono apagado o pérdida de elasticidad. Aunque cada persona es diferente y la alimentación y los factores genéticos son determinantes, cumplir años con una piel bonita no es complicado. “Lo fundamental –explica el Dr. Pablo Boixeda, Jefe Clínico de la Unidad de Dermatología y Láser Dermatológico del Hospital Ramón y Cajal y Director Médico de la Clínica Bioláser– para cuidar la piel como cualquier otro órgano del cuerpo es hacer una vida sana y mantener una adecuada hidratación. Además, una ingesta adecuada de frutas y verduras parece disminuir el riesgo de cáncer cutáneo”.
Los antioxidantes tienen la virtud de combatir el fotoenvejecimiento, es decir, la liberación de radicales libres por la acción de las radiaciones ultravioletas, la contaminación y el humo del tabaco. “Por ello es importante incluir en nuestra dieta cantidades adecuadas de vitamina C y E –señala el Doctor Boixeda–, así como betacarotenos y selenio. Otros antioxidantes como el resveratrol (rico en las uvas) ayudan a proteger la piel”.
Más allá de la hidratación
La piel necesita reponer los activos que se van perdiendo con el paso de los años. Por eso, a la hidratación habrá que sumarle ingredientes que se ocupen de nutrir y reparar los tejidos dañados, así como de estimular la presencia de células jóvenes y sanas.
Los principios activos que toda crema debe contener son los denominados AHA alfahidroxiácidos (ácidos frutales) y los antioxidantes (vitamina C, coenzima Q10, vitamina E…). Los primeros tienen un poder humectante, exfoliante y flexibilizante.
En cuanto a los antioxidantes, tienen la virtud de combatir el fotoenvejecimiento. A partir de aquí, se pueden ir sumando componentes en función de nuestras necesidades. David Rodríguez Delgado, Técnico y Director Comercial de los laboratorios Cosmeclinik explica que “cada principio activo tiene una acción cosmética específica. Por esta razón, según la indicación para la que se ha ideado el producto, utilizaremos una combinación diferenciada”. Por ejemplo, el ácido glicólico y la vitamina A (retinol) han demostrado ser muy eficaces para darle vida a los tejidos. El ácido hialurónico llena los espacios interfibrales del gel colágeno provocando la retención de agua, como si se tratase de una esponja molecular. “Actualmente – continúa David Rodríguez Delgado– existen en el mercado productos que incluyen principios activos coadyuvantes que potencian el efecto ‘antiaging’. Están formulados con coenzima Q10, que tiene un efecto ‘antirradicales libres’ y energizante, así como con vitamina E, con un alto poder antioxidante e inhibidor de colagenasas. Además, incluyen un factor de protección solar total junto con principios activos hidratantes y emolientes, por lo que en un solo producto conseguimos un potente efecto antienvejecimiento”.
Cada piel necesitará que se le aplique un proceso activo u otro, en función de sus características y necesidades concretas. Lo recomendable en pieles deshidratadas es utilizar por la noche una combinación que contenga ácidos frutales en una concentración no inferior al 8 por ciento y, por la mañana un producto (crema o serum) con vitamina C y ceramidas para recuperar elasticidad y vitalidad.
El sol y sus efectos
Las radiaciones solares actúan en la piel como aceleradoras de su envejecimiento prematuro. Suponen una agresión cutánea irreparable y su efecto es acumulativo, aún cuando los tiempos de exposición hayan sido cortos o aislados. “Siempre es recomendable –comenta el Dr. Pablo Boixeda– utilizar factor solar. Las pieles más claras, lo que los dermatólogos denominamos como fototipos bajos (1-2), se queman con más facilidad, por lo que en ellos la protección debe ser más intensa. Y es especialmente importante en la edad infantil y en los pacientes con antecedentes personales o familiares de cáncer de piel”.
Es un error pensar que solamente deben utilizarse los factores de protección solar en verano. Por suerte, la cosmética actual cuenta con cremas hidratantes, nutritivas, antiarrugas o de tratamientos específicos que ya incorporan esta protección. “Una de las principales innovaciones en el campo del cuidado de la piel en los próximos años será la salida al mercado de filtros solares que no cubren la estrecha banda que permite generar vitamina D”, señala el Dr. Pablo Boixeda.
El factor de protección solar se calcula en función del tipo de piel y su color, de manera que a una persona con la piel más blanca le afectará más el sol que a una con la piel morena. La protección que incluyen los cosméticos actuales se indica mediante el Factor de Protección Solar o FPS seguido de un número impreso en la etiqueta del producto. El FPS orienta acerca del múltiplo de tiempo que se puede tomar sol sin peligro. Por ejemplo, en el caso de que una persona pueda permanecer 15 minutos bajo la exposición del sol sin riesgo de quemaduras, un factor de protección 8 le protegerá durante 120 minutos o 2 horas (8 x 15).
El sol es también uno de los culpables de la aparición de antiestéticas manchas cutáneas provocadas por las imprudencias cometidas al broncearnos.
Una vez hecho el daño podemos acudir a productos o tratamientos despigmentantes que resultan bastante eficaces. El Dr. Boixeda explica que “podemos utilizar láseres pigmentarios para eliminar con facilidad las manchas solares tipo lentigo solar, así como otros tratamientos como despigmentantes, pero siempre poniéndonos en manos de un profesional”.
El peeling es también un buen recurso para luchar contra las manchas más superficiales, que se pueden corregir mediante peelings superficiales con AHA, como el ácido glicólico o el ácido retinoico a baja concentración. Si las manchas son profundas, pueden aplicarse peelings más abrasivos pero, esto lo determinará siempre el médico o especialista.
El Fotorrejuvenecimiento o IPL facial es uno de los tratamientos más innovadores a la hora tratar manchas y devolver un aspecto saludable y joven a nuestra piel. Consiste en la aplicación directa de luz pulsada intensa sobre la zona a tratar con el objetivo de tonificarla y revitalizarla. Ayuda a mejorar la complexión, el tono facial, corregir irregularidades en la piel y arrugas, capilares rotos...
Zonas más sensibles
Son las que precisan un mayor cuidado y atención, especialmente en el caso de las pieles que superan los 35 años. El contorno de los ojos es probablemente la zona más frágil de la cara y también la más agradecida cuando recibe un cuidado óptimo. Patas de gallo, bolsas y flacidez por falta de colágeno y elastina, son los signos a tratar para lucir joven y bella. Es necesario aplicar siempre algún producto específico para el contorno de los ojos. Las marcas cosméticas lo saben y por eso “en la zona ocular utilizamos activos que mejoran la microcirculación y tienen una actividad reafirmante y tensora. En esta piel más fina y sensible no están indicados productos exfoliantes que además podrían irritar la piel especialmente sensible y/o la conjuntiva”, explica David Rodríguez Delgado.
El surco nasogeniano, el código de barras (arruguitas en el labio superior) y el óvalo facial, son también zonas especialmente sensibles que requieren un cuidado extra.
Siendo realistas, aunque es posible retrasar el proceso de envejecimiento nunca lo frenaremos, es inevitable “al menos de momento –puntualiza el Dr. Pablo Boixeda –, si bien es cierto que cada día hay nuevos avances en este sentido. Por ejemplo, ya existen en el mercado cremas personalizadas en función del estudio genético a través de la saliva. Estas cremas se irán perfeccionando a medida que descubramos todos los secretos del ADN”.
Uno de los tratamientos “estrella” en las clínicas de estética es la aplicación de la toxina botulínica tipo A para combatir las arrugas de expresión. Se trata de una proteína natural que provoca relajación muscular, bloqueando de forma transitoria los impulsos nerviosos. “Vistabel” –su nombre comercial en España– está indicado para el tratamiento no quirúrgico de las arrugas globulares, situadas entre ambas cejas y producidas por fruncir el ceño. El Dr. Boixeda asegura que “es útil en la eliminación de las arrugas de expresión, así como en otras indicaciones como por ejemplo eliminar el exceso de sudoración axilar. Esta técnica debe realizarse en manos de un buen especialista. Los efectos secundarios son poco frecuentes en buenas manos y se suelen deber a un exceso de paralización de un músculo determinado”.
Conviene recordar que la Agencia Española del Medicamento establece que la prescripción y administración de la toxina botulínica tipo A con indicación estética únicamente podrá ser realizada por médicos con la cualificación adecuada, con experiencia en el tratamiento y con el equipo apropiado.
¿Hay que pasar por el quirófano?
Existe la creencia general de que al llegar a una determinada edad sólo la cirugía estética puede ayudarnos a luchar contra el envejecimiento. En opinión del Dr. Boixeda “un lifting produce un tensado inmediato y en buenas manos, generalmente por un buen cirujano plástico, es muy eficaz. Pero existen procedimientos menos invasivos previos al lifting como los láseres, radiofrecuencia, los ultrasonidos y los hilos tensores entre otros, que son muy eficaces”.
La cirugía estética consigue muy buenos resultados a la hora de combatir el paso del tiempo, pero si nos decantamos por una intervención quirúrgica –por ejemplo un lifting–, tendremos que tener en cuenta que éste no lucha contra el envejecimiento propiamente dicho sino contra sus signos visibles. Es decir, al hacernos un lifting estamos recolocando nuestros rasgos para que vuelvan a estar lo más parecidos posible al momento en que éramos más jóvenes, pero ciertos problemas como la sequedad de la piel o el tono apagado de ésta, no desaparecerán.