Hagamos memoria: lo mejor de estar agripados, para muchos, era recibir los cuidados exhaustivos de mamá. La sopita de pollo, el ungüento en el pecho, los mimos o la posibilidad de pedir lo que sea con la certeza de que lo conseguirías solo porque tenías gripe.
Ahora volvamos a la realidad. Sí, esa cruel y brutal realidad que nos deja claro que ya pasamos esa etapa, y en la que lo más seguro es que, por tu agitada agenda, tengas que comprarte la sopa de pollo en el supermercado y recalentarla mínimo dos veces, porque entre el cansancio y la gripe te quedas knockout y la sopa en el microondas se enfría.
Y ni hablar del ungüento. Ahora que estamos adultos, nos dividimos en tres grupos: los que se mueren de asco con solo pensar en ponerse algo similar a un engrudo en la piel, los que compran todos los potingues para nunca usarlos y la brutal minoría, que son los que se los ponen. Y cuando digo minoría, hablo de uno en 20.
¿Y dónde dejamos los mimos? Si estás en una relación, existe la posibilidad de que tengas una persona que cubra esa vacante. Pero si vives en la soltería, olvídate de muchos mimos, porque fuera de envolverte como un burrito en las sábanas tan bien que no podrás salir más adelante y decirte a ti mismo que vas a mejorar, no hay mucho más que puedas hacer para cubrir ese aspecto.
La ventaja es que tendrás recursos para consentirte, aunque puede que no muchos. Con eso podrás comprarte ese gustito culposo que te permites solo porque estás enfermo. Fuera de eso, te dejo algunos consejos que te servirán para reducir el tiempo en el que estés con gripe.
Ten un botiquín: Es importante siempre tener a mano elementos básicos, como un termómetro, compresas de frio y calor, antihistamínicos y analgésicos. También hay otros elementos que sería bueno que guardaras en tu botiquín, pero estos son clave cuando comienzas a sentir los síntomas de la gripe.
Ve al médico: Una vez descartado el cansancio o las alergias (en lo personal, esta última es la que siempre me confunde), es tiempo de conversar con un especialista, así sea para que te mande un par de pinchazos con la aguja.
Compra la receta: Ya pasaste la peor parte. Si no puedes obtener los medicamentos por parte del seguro, haz tu mejor esfuerzo para comprarlos y tomarlos en las horas programadas. Hay muchas aplicaciones gratuitas que te pueden ayudar con esta tarea.
Agrega un par de remedios caseros: Desempolva el recetario de tu abuela o busca recetas caseras para mejorar la gripe, como el té de jengibre con limón y miel o el agua caliente con limón. De preferencia, tómalas con tus medicamentos antes de dormir. No sé qué pasa, pero la mezcla de esas tres potencias siempre logra que te sientas mejor a la mañana siguiente.
Protégete del frío: Si bien se sabe que los resfriados no se contagian por el frío, también es información conocida que el frío estimula la proliferación de los virus y las bacterias. Por esto, es importante que, para sentirte mejor, cuides la temperatura en tu entorno. También lo podemos ver como algo parecido al abrazo cálido de mamá.
Personalmente, adoro las mantas calientes que se conectan, los calefactores portátiles, las calcetas gruesas, los abrigos peluditos y las capuchas. Aunque, claro, no tolero bien el frío, pero es mi selección personal para estar tibiecita.
Regálate un adecuado descanso: Sé perfectamente que el día a día agobiante nos reduce el descanso apropiado, pero es importante quitar algunos puntos de la agenda para que un sueño reparador entre a escena. Cuando estamos con gripe, dormir bien es uno de los mejores antibióticos que podemos obtener.
Mantente Hidratado: Es importante beber muchos líquidos, ya que estos ayudan a mantener las vías respiratorias hidratadas y a eliminar toxinas. Y ojo, que aquí no cuentan las bebidas azucaradas o el café.
Reduce el esfuerzo físico: Esto significa que, si eres adicto al gimnasio, tendrás que darte un respiro de las pesas y las repeticiones. Camina un poco o corre lo suficiente para generar sudor y eliminar toxinas, pero recuerda que tu cuerpo está en proceso de recuperación y no es un buen momento para generar músculo. Deja la barra para la próxima semana.
Busca aliviar la congestión nasal: personalmente, lo que más me desagrada de estar con gripe es la congestión nasal (quizás porque padezco alergias nasales). Por esto, es grandioso limpiar las fosas nasales con sueros de solución salina y tomar antihistamínicos para reducir al máximo el constante goteo de la nariz.
Permite que el aire entre en tus pulmones: Ventilar tus espacios y recibir aire fresco son grandes aliados para la recuperación. Los virus se acumulan más en ambientes cerrados, y una habitación bien ventilada reduce su propagación y mejora la calidad del aire.
Recuerda que debes agregar vitaminas a tu rutina diaria, tengas gripe o no. Unas cuantas vitaminas nunca caen mal. Además, dar una breve caminata puede hacer maravillas al despejar la mente y reactivar tu sistema inmunológico.
El recuerdo de los mimos y cuidados de mamá siempre estará en la mente y el corazón de los que lo disfrutaron. Pero con estos consejos, lograrás que la vida adulta no esté tan llena de añoranza por aquella etapa en la que, estúpidamente, querías crecer. Como lado positivo, recuerda que es posible que la próxima gripe traiga consigo a alguien dispuesto a prepararte esa sopa de supermercado.