“¿Puede Jesús cocinar un burrito en el microondas tan caliente que ni siquiera él pueda comerlo?”
Homer Simpson
Peter Singer es probablemente el filósofo más famoso de nuestro tiempo y uno de los más radicales críticos de las religiones Judeo-Cristianas y los valores que éstas pregonan difundir junto con sus múltiples doctrinas a la humanidad. Este Doctor en Filosofía por la Universidad de Oxford no solo es conocido (y reconocido) por su trabajo en Ética y diversas áreas relacionadas, también es un defensor acérrimo de los derechos de los animales y continuamente participa en campañas alrededor del mundo para promover el vegetarianismo, en pro de sus ideas “anti-antropocentristas”.
Por otra parte, como se podría deducir, Singer es muy ateo catalogando la ética Judeo-Cristiana como irrelevante: “No es necesaria la postulación de un Dios que nos comande, porque nosotros mismos somos capaces de comprender la ética como un fenómeno natural” subraya. Una de sus principales razones para renegar del Dios-Cristiano es la existencia del sufrimiento y el mal en el mundo, que a su vez consistentemente, según mi parecer, es uno de sus argumentos cardinales en su lucha por los animales en todo el planeta; explico:
En los tiempos antiguos, cuando el problema del pecado original era tomado con más seriedad que hoy día, el sufrimiento de los animales presentaba una sonora dificultad para los pensadores paleocristianos. En el siglo XVII, Rene Descartes lo resolvió de tajo, simplemente negando que los animales pudieran ser capaces de experimentar el sufrimiento. Dijo que únicamente debiéramos interpretar sus llantos o quejas como una alarma de reloj que sabemos se encuentra ahí, y ya. Creo firmemente que las personas que viven o han tenido una mascota no encontrarían esta solución para nada aceptable, ni mucho menos prudente.
Los cristianos, según Singer, responden a la existencia del mal y del sufrimiento con la explicación del libre albedrío: Dios nos lo concede y, por tanto, Él no es responsable del mal que ocasionamos. Pero esta respuesta falla cuando hayamos el sufrimiento que generan los desastres naturales y las miles de vidas perjudicadas a causa de, por ejemplo, un terremoto, tsunami o un tornado.
Por otro lado, los cristianos se intentan justificar nuevamente afirmando que todos los humanos son pecadores y, por tanto, no tenemos una razón para no sufrir el mal periódicamente. Pero, entonces ¿qué pasa con los niños o recién nacidos que aún no han cometido pecado alguno?
Finalmente, los cristianos acuden al pecado original que han heredado todos los habitantes del planeta, el pecado de Adán y Eva, y aquí entra a colación lo que habíamos examinado sobre Descartes y su conclusión discriminatoria: ¿por qué han de sufrir también los animales?
Por último y para acabar con este tren de planteamientos y refutaciones filosóficas, los cristianos acaban cayendo en la argumentación de que no deberíamos esperar comprender las razones de Dios por crear el mundo tal y como es. Para Singer, la evidencia de nuestro mundo caótico hace más fácil sostener que no hay un creador en realidad.
Como pueden ver, este tipo de explicaciones sobre el mal y la propia existencia de Dios pueden dar lugar a un debate sin fin para justificar numerosas versiones de las formulaciones teológicas y bíblicas derivadas de la eiségesis. Sin embargo, dada mi historia personal formada principalmente dentro del parámetro de las ciencias, me invita a explicarles el dilema conjurando a la lógica de predicados, a las paradojas y a las esquematizaciones, que ya se han señalado a lo largo de la historia, y simplemente deseo explicar consecuentemente. Véanlo como una nueva versión de expresarlo en términos de argumentos lógicos, (y los argumentos de varios científicos), sobre Dios y el mal:
(Los siguientes enunciados se han atribuido al filósofo griego Epicuro y son la referencia para esbozar el problema del mal).
- Si un Dios omnipotente, omnisciente y benevolente existe, entonces el mal no existe.
- Existe el mal en el mundo.
- Por lo tanto, un Dios omnipotente, omnisciente y benevolente no existe.
Este argumento es del tipo modus tollens y es válido lógicamente. Pues se establece de la forma:
P --> Q, ~Q / ~P
Sin embargo. a pesar de su lógica formal, no explica de manera clara y llana cómo una deidad poderosa y buena no quiera el mal, per se. En sí, no es muy claro que el primer enunciado sea la base de su esquematización. Sin embargo, hay otros esquemas que tienden a desarrollar esta idea inicial, bajo un panorama más completo:
- Dios existe.
- Dios es omnipotente, omnisciente y omnibenevolente.
- Un ser omnibenevolente no quiere el mal.
- Un ser omnisciente conoce todo acerca del origen y causas del mal.
- Un ser omnipotente tiene el poder de prevenir y parar el mal.
- Un ser que conoce cada aspecto del mal y quiere prevenirlo, prevendría la existencia del mal.
- Si existe un ser omnipotente, omnisciente y omnibenevolente, entonces la maldad no.
- El mal existe (contradicción lógica).
Ambos esquemas expuestos son dos formas de articular el problema del mal, desde el punto de vista de la lógica de predicados, y muestran proposiciones que llegan a una contradicción lógica, por ende no pueden ser todos los enunciados ciertos. Como se podrán dar cuenta, este debate lógico se extiende puntualmente más allá del problema de la existencia del mal propiamente hablando, y permite poner en tela de juicio la existencia de Dios como entidad omnipotente. Aquí es momento de explorar la frase del gran pensador y filósofo Homer Simpson, cuya cita inicial es el inicio de este texto; dicha frase es solo una forma muy hilarante de enunciar una paradoja de “poder absoluto”. Pero aunque no lo crean, esa frase tan tonta, pensarán, ha hecho cimbrar los cimientos más profundos de la religión católica, cristiana y judía. Se conoce comúnmente como “La paradoja de la roca” y comparte algunas similitudes con otra paradoja clásica, la de la fuerza irresistible. Empezaré describiendo esta última.
¿Qué pasaría si una fuerza irresistible actuara sobre un objeto inamovible? Una respuesta es que si existe una fuerza irresistible, por definición, no cabría la posibilidad de tener un objeto inamovible; y en forma equivalente, pero a la inversa, si existiera un objeto inamovible no habría ninguna fuerza irresistible. Esta paradoja nos dibuja el patrón para explicar la paradoja de la roca, aunque sus respuestas son justamente el tema de debate entre los lógicos, los creyentes y los lógicos-creyentes y no creyentes.
Finalmente esta es: ¿Puede un ser omnipotente crear una piedra tan pesada que ni él mismo sea capaz de levantarla? Si dicho ser puede crear esa piedra, entonces parecerá que deja de ser omnipotente. Por otro lado, si nuestro ser no puede crear una piedra que no pueda levantar, entonces por supuesto parecerá también que no es omnipotente.
La pregunta en sí misma es una paradoja, ya que la omnipotencia del ser hace que su propia omnipotencia sea imposible.
Si Dios puede realizar todo, entonces Dios puede eliminar su propia omnipotencia. Ergo, si Dios puede eliminar su propia omnipotencia, entonces Dios puede crear una piedra muy grande, eliminar su omnipotencia, y luego entonces no ser capaz de levantar la piedra. Muy racional ¿no?
Esta paradoja representa lo que en lógica se conoce como un reductio ad absurdum con la conclusión de que un ser omnipotente realmente no puede existir en el Universo. Según la lógica de predicados por supuesto.
Yo le puedo dar, por ejemplo, una pequeña variación al estilo de la de Homer Simpson: ¿Puede Dios crear un virus informático tan poderoso (y de altísima propagación) que Él no pueda eliminar con nada?
Si la respuesta es no: Dios no tiene habilidades de hacker/programador supremas y no podría desarrollar un malware altamente modular (y con una I.A de locura), que mantenga el ocultamiento de sus funciones, sea devastador en su payload, y proteja con ofuscación exagerada su código fuente; sobre todo si hablamos de que no puede ser eliminado, debe poseer una persistencia inquebrantable una vez lograda la infección.
Si la respuesta es si: Dios no tiene la habilidad de programar un antimalware lo suficientemente poderoso para quitar el virus y, peor aún, si lo hace manualmente, no tiene omnipotencia para safarlo en modo root de sus sistemas o de aplicar algún tipo de cracking technique/ingeniería inversa que le permita vislumbrar alguna debilidad en el sofisticado malware.
Ustedes elucubrarán que estoy juzgando la omnipotencia de Dios en base a una lógica de predicados compuesta por enunciados completamente tendenciosos y fantasiosos guiados por objetos y conceptos que no pueden existir para probarlo (como inamovible, virus indestructible, o super-pesado). Pero esto también puede ser contradicho con ejemplos muy simples y humanos. Por ejemplo, consideren un predicado igualmente lógico “Dios no puede hacer que lo ame con mi propio libre albedrío”. Dios ciertamente en su omnipotencia podría obligar a alguien a amarlo, aunque fuera en una sugerencia muy sutil, pero ese acto no sería un acto de libre albedrío. De esta manera, un simple enunciado y un solo individuo son capaces de poner en jaque y limitar la omnipotencia de Dios.
Como conclusión, todos los pensadores llevan intentando resolver el problema de la maldad y también si Dios en verdad existe, de muchas formas distintas. Epicuro escribió alguna vez “O bien Dios quiere quitar los males y es incapaz de hacerlo, o puede hacerlo pero no quiere; quizás ni quiere ni puede, o tal vez quiere y puede. Si quiere pero no puede, es débil, lo cual no concuerda con su carácter; si puede pero no quiere, es envidioso, algo que también está en desacuerdo con él; si no quiere ni puede, es tanto débil como envidioso, y por lo tanto no es Dios, pero si quiere y puede, que es lo único que resulta apropiado para Él, ¿de dónde vienen entonces los males?, o ¿por qué no los quita?"
Ciertamente no sabremos las respuestas a estas interrogantes “cósmicas” pero de toda la creación, del origen del mal y la lógica para entenderlas, yo me quedo siempre con una frase de Lulzsec (un famoso grupo de hackers) especialmente hecha para nosotros los computer guys:
“Si hay algún Dios... y si Él en realidad fue el creador omnipotente de todo, a nosotros los hackers nos dio únicamente el 1 y el 0. Y, con eso, conquistamos el Universo…”.