"No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla"
Voltaire, (1694-1778)
Capitán América: Civil War [Marvel, 2016] es la tercera película de Capitán América y comienza un tiempo después de los acontecimientos de Los Vengadores: Age of Ultron [Marvel 2015]. La cinta gira en torno a la controversia nacida por los ‘Acuerdos de Socovia’: un documento apoyado por 117 países que – grosso modo – reclama que el grupo de superhéroes conocido como “los Vengadores” actúe bajo la supervisión de las Naciones Unidas. Como la campaña publicitaria dejó bien claro: una parte de los Vengadores (capitaneada por Iron Man) está a favor; la otra (encabezada por Capitán América), no.
Los Acuerdos de Socovia (A.S.) son un documento presentado en el film de forma superficial como una iniciativa para controlar las acciones de los Vengadores, limitando su rango de acción, convirtiéndoles en individuos que actúan dentro de los márgenes legales internacionales. En resumen: pretende convertirlos en un equivalente de una unidad especial de los Cascos Azules.
De este modo, se pretende reducir el daño colateral causado por un grupo de individuos claramente inestables, que durante los últimos cuatro años ha infringido sistemáticamente las leyes; buena parte de los cuales tienen un pasado criminal (Viuda Negra, Hulk, Bruja Escarlata – y posteriormente Antman), se han convertido en superhéroes por venganza (Iron Man,- posteriormente también Spiderman) o formaban parte de una organización de inteligencia/militar americana (Hawkeye. Viuda Negra, Warmachine, Capitán América y Falcon)
La controversia por los A.S. aparece desde el momento en el que el secretario de estado americano presenta el documento apoyado con un vídeo de los grandes destrozos que han dejado atrás los Vengadores en las películas anteriores. El primer vídeo es del ataque alienígena de Nueva York [Los Vengadores, Marvel, 2012] - los destrozos en esta cinta difícilmente pueden ser atribuidos a una falta de supervisión de los Vengadores, ya que empezaron como parte de la Agencia de Inteligencia S.H.I.E.L.D. Por no hablar del hecho de que el Consejo de Seguridad pretendía bombardear Nueva York con un arma nuclear para acabar con la amenaza.
En el segundo se presentan los ocasionados durante la batalla final de Capitán América: Soldado de Invierno [Marvel, 2014], en el que se descubre que S.H.I.E.L.D. había sido infiltrado por una rama de criminales nazis conocida como HYDRA y se disponía a poner en órbita un arma de ‘protección preventiva’. Las consecuencias son la desaparición de la organización S.H.I.E.L.D. y por consiguiente la aparente desvinculación de los Vengadores del gobierno americano.
Los fans han encontrado estos videos como punto de anclaje para desacreditar los A.S. dado que, a excepción del tercer video – la destrucción de Socovia, ocasionados por un robot homicida creado por Iron Man [Avengers: Age of Ultron, Marvel, 2015]- ninguno de los vídeos realmente muestra la culpabilidad de los Vengadores. Las pruebas audiovisuales son de reacciones contra un mal externo y están apoyadas por el gobierno americano a través de su agencia de inteligencia SHIELD. Podrían haberse encontrado muchos otros ejemplos de acciones individuales, no aprobadas por ningún organismo gubernamental como por ejemplo el robo y uso de material gubernamental (el traje de Falcon) durante Capitán América: Soldado de invierno. Buena parte de las emocionantes carreras en cualquiera de las películas mencionadas, o incluidas en el Universo Cinematográfico Marvel (MCU) de la que forman parte. La violación de leyes internacionales (por ejemplo la entrada de forma ilegal en Wakanda durante Age of Ultron y la consiguiente destrucción de la ciudad) o la destrucción en Lagos causada durante la propia Capitán América: Civil War).
Este grupo de superhéroes auto-proclamados infringen sistemáticamente normas de tráfico, leyes nacionales e internacionales. Por no hablar de los millones en destrucción de infraestructura.
Pensad en la última huelga que hubo en el aeropuerto más cercano y en la cantidad de gente desplazada. Ahora añadir la desintegración de varios aviones, coches particulares y infraestructuras. Las batallas en las películas resultan muy atractivas con sus explosiones y efectos especiales, pero imaginad que uno de esos coches que la Bruja Escarlata tan casualmente arroja contra Iron Man durante la excelente batalla del Aeropuerto [Capitán América: Civil War] es el vuestro. Por no hablar de la cantidad de muertos causados por sus batallas – un tema que se trata repetidamente durante la película.
Así mismo esta es la película que mejor contrasta lo desastroso que resulta lanzarse a la batalla con solo parte de la información, pero eso es una discusión para otro momento.
Durante el filme, Capitán América se niega a firmar los A.S. con el endeble argumento de que “los políticos tienen agendas”, intereses personales y – valga la redundancia – políticos; lo cual nublará el juicio a la hora de actuar. Este argumento se presenta varias veces a lo largo de la cinta. El propio príncipe heredero de Wakanda T’Chala le da voz de la siguiente elocuente forma: “Dos personas pueden conseguir más que cien”.
No voy a defender la política como el paradigma de la limpieza, ni a insinuar siquiera que no haya corrupción ni agendas. La ambición, economía y demás son factores que dictan buena parte – sino todas – las decisiones de los líderes de éste nuestro mundo.
Pero de la misma manera que esto es innegable, también lo es el hecho de que son estas normas las que diferencian a los ‘héroes’ de los ‘villanos’. Son estas normas tan corruptas las que mantienen una semblanza de orden en nuestra sociedad. Negarse a cumplirlas incita al anarquismo. Luchar activamente contra ellas es terrorismo.
Mas, aunque no fuese ese el caso, ¿por qué debemos creer que la opinión de Capitán América está menos comprometida que la del resto? ¿Qué ha hecho él para demostrar que su compás moral es el único que realmente señala al norte?
En todas las películas en las que aparece el buen Capitán sus actos han sido impulsivos, dominados por un descarado desacato a la autoridad, marcadas principalmente por aquello que él creía correcto. En más de una ocasión se ha lanzado a la batalla con información deficiente, poniéndose en peligro a sí mismo y a todos aquellos a los que contagia con su don de gentes y su aparente rectitud. El Capitán actúa por su cuenta, sin tener en cuenta el funcionamiento real del mundo – durante una batalla, una forma de actuar así pone en peligro a sus soldados, en la vida real sus actos son violentos y ponen en peligro a inocentes que ‘pasaban por ahí’. Se le trata como líder de los Vengadores, pero, si fuese un buen líder escucharía a sus compañeros, actuaría explotando los puntos fuertes de cada uno de ellos, no desacreditándoles e ignorando sus consejos. No debemos olvidar que IronMan se ha pasado toda la vida metido en política y sabe cómo navegar las aguas de la burocracia.
La única diferencia entre Capitán América y un terrorista anarquista es que el título de la película es Capitán América y que el director ha situado la cámara sobre el hombro de este personaje.
Sin embargo, lo más triste de todo es lo contagioso que resulta su estrecho punto de miras. No estoy hablando del equipo que forma durante la película, sino de la banda de fans fuera de la pantalla. El hecho de que la gente defienda la existencia de un hombre como ese; que considere que sus acciones son adecuadas, me parece terriblemente peligroso. Porque Capitán América es un monstruo disfrazado de nacionalismo. Es la justificación de la violencia en lugar de la diplomacia. La invasión de países sin querer aceptar luego las consecuencias. Justicieros y mercenarios que atacan nuestra sociedad que, si bien dista mucho de ser perfecta, lo hace lo mejor posible.