En los tradicionales balances de fin de año, donde se registran las personalidades fallecidas durante 2024 en Chile, figura el nombre de Silva Infantas, intérprete fundamental del folclor que a mediados del siglo pasado puso su voz a los registros musicales de poemas patrióticos de Pablo Neruda.

Fue en 1955 cuando el grupo “Silvia Infantas y Los Baqueanos” fue convocado por el compositor y director de orquesta Vicente Bianchi para la grabación de tres temas inspirados en el Canto General, una de las obras cumbres de Neruda publicada en 1950 en México y que circuló ese mismo año en Chile en una edición clandestina.

Tonadas de Manuel Rodríguez, Canto a Bernardo O’Higgins y Romance de los Carrera fueron éxitos de ventas. Silvia Infantas, actriz y cantante, ya conocida en aquellos años, ganó más fama, adquirió perfiles propios en el folclore chileno y cosechó aplausos en giras por América Latina y Europa.

Si bien no fue cantautora y recopiladora a la altura de Violeta Parra y Margot Loyola, su calidad de intérprete la hizo merecedora a varios galardones, entre ellos, a sus 92 años, el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, que le entregó el año 2016 la mandataria Michelle Bachelet.

Nacida el 14 de junio de 1923, Silvia falleció el 19 de junio de 2024, cinco días después de su cumpleaños número 101.

Tonadas de Manuel Rodríguez fue el más famoso de los tres temas, dedicado al mítico guerrillero que combatió la ocupación española durante la Reconquista (1814-1817) y murió asesinado en mayo de 1818, ya alcanzada la Independencia, en Tiltil, una localidad cercana a Santiago.

Esta canción fue muy difundida en Cuba tras la muerte en Bolivia de Ernesto Che Guevara en 1967, en una asimilación del destino y trascendencia de ambos guerrilleros, aunque Hasta siempre comandante, de Carlos Puebla, fue el tema que pasó a la historia como una suerte de himno universal de conmemoración del Che.

En Canto a Bernardo O’Higgins Neruda rescató la figura del llamado Padre de la Patria no solo en su dimensión de guerrero y gobernante, sino también del héroe despreciado por la oligarquía de la época, como hijo natural de Ambrosio O’Higgins, un irlandés al servicio de la corona española, que fue gobernador de Chile y virrey del Perú.

José Miguel Carrera encabezó entre noviembre de 1811 y octubre de 1814 el gobierno provisional en el denominado periodo de la Patria Vieja. Obligado a exiliarse en Argentina durante la Reconquista, se convirtió en rival de O’Higgins y del prócer argentino José de San Martín y murió fusilado en Mendoza en septiembre de 1821.

En El Romance de los Carrera, así como en los poemas dedicados a Rodríguez y O’Higgins, Neruda apeló a un fervor patriótico que pasó por alto las luchas intestinas de los patriotas en el nacimiento de la República. Su Canto General, con sus 15 secciones, 231 poemas y más de 15.000 versos es un canto épico a América Latina revestido de antiimperialismo.

Neruda terminó este poemario en el exilio. Senador del Partido Comunista debió abandonar Chile clandestinamente en 1949, perseguido por el entonces presidente Gabriel González Videla, que un año antes puso fuera de la ley a su partido. El poeta, que en 1945 había sido reconocido con el Premio Nacional de Literatura, inició su exilio en París y luego residió en Nápoles y Capri.

Pudo regresar a Chile en agosto de 1952. Conocido hasta entonces por su producción poética romántica a través de los 20 poemas de amor y una canción desesperada (1924) y luego en su veta épica y política, con España en el corazón (1937) por ejemplo, la sociedad con Vicente Bianchi y Silvia Infantas le abrió las puertas de la música popular.

La musicalización de los poemas patrióticos de Neruda bien podría considerarse como una de las raíces del cambio en el folclor chileno, concentrado hasta entonces en tonadas y cuecas desprovistas de sentido social, que cantaban loas idílicas sobre romances y paisajes, con escasas referencias a la explotación de los campesinos.

Más tarde, gracias a Violeta Parra y a la influencia del argentino Atahualpa Yupanqui, el Movimiento de la Nueva Canción tomó partida de nacimiento identificado con la protesta social, con aportes posteriores de Patricio Manns y los grupos Inti-Illimani y Quilapayún.

Los cantos a Manuel Rodríguez, Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera fueron el inicio de una cadena interminable de adaptaciones de poemas del Premio Nobel de Literatura 1971 a la industria musical, que se prolongó y se sigue prolongando después de su muerte en septiembre de 1973.

El musicólogo e investigador español Fernando González Lucini hizo una exhaustiva recopilación en todo el mundo de las composiciones musicales inspiradas en sus letras en el Canto General. El listado es interminable. Solamente de las Tonadas de Manuel Rodríguez identificó 48 versiones.

Mikis Theodorakis grabó en 1980 el álbum que lleva precisamente por título Canto General, con ocho temas inspirados en este poemario. En 1970, el desaparecido grupo Aparcoa, representativo del movimiento de la Nueva Canción, montó también el Canto General, en un trabajo conjunto con el propio Neruda en los textos y Asunción Requena en la música.

Tal vez en términos musicales habría que reconocer como la obra mayor a Las alturas de Machu Picchu, que el grupo chileno de rock progresivo Los Jaivas grabó en 1980. El poema corresponde a las primeras secciones del Canto General, donde Neruda recreó con maestría, sensibilidad y emoción a la América precolombina y sus culturas.

La relación del poeta con la música se había hecho extensiva al teatro. En 1967 se estrenó en Santiago la cantata Fulgor y muerte de Joaquín Murieta. El compositor Sergio Ortega musicalizó el texto de Neruda y la parte teatral fue dirigida por Pedro Orthous.

En 1966, Ángel Parra, hijo de Violeta, se asoció con Neruda para producir el álbum Arte de Pájaros, inspirado en el poemario del mismo nombre. El disco alterna los recitados de Neruda con las canciones cantadas por Parra. Los temas describen aves de la fauna chilena. Una de las canciones más encantadoras debe ser El picaflor (o colibrí) escrita por Neruda en clave de fábula.

Los cultores de la música romántica también pudieron echar mano a las poesías nerudianas y en especial a los 20 poemas de amor y una canción desesperada. Si bien el Poema 20 (“Puedo escribir los versos más tristes esta noche…”) ha sido el más famoso a través del tiempo, en cuanto a musicalización es superado por el Poema 15, impugnado últimamente por feministas radicales por aquello de “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”.

Se registra como primera versión musical la del cantante Arturo Gatica en 1968 con acompañamiento de la orquesta de Vicente Bianchi. Víctor Jara grabó el Poema 15 en 1972 y Mercedes Sosa lo registró en 1976. Se conocen también versiones del músico experimental Andreas Bodenhofer y del cantautor Fernando Ubiergo, además del español Paco Ibáñez.

El año 2004, con ocasión del centenario del nacimiento del poeta, dieciocho artistas se unieron para grabar el álbum Neruda en el corazón. Allí nos encontramos con una nueva versión del Poema 15 en una sugerente versión tanguera de Adriana Varela. Ana Belén aportó una interpretación más de Tonadas de Manuel Rodríguez y Joan Manuel Serrat musicalizó y cantó el Poema 20.

Joaquín Sabina hizo una adaptación de Farewell bajo el título Amo el amor de los marineros y Lucio Dalla interpretó La brutta (La fea), único tema en italiano. Julieta Venegas grabó para este álbum A callarse. Una interesante versión roquera de este poema extraído del libro Estravagario.

La veta de Neruda es una cantera interminable para los músicos.