El Carnaval es esa época del año en la que nos vestimos de lo que no somos, en muchos casos de lo que nos gustaría ser, de aquellos seres a quienes admiramos. Otras veces Don Carnal decide que seamos la critica a la situación actual, del político que se lleva el dinero de todos como suyo propio, de la situación o de aquello que no nos parece correcto.
Pero hay en un lugar donde el Carnaval tiene otro sabor. A tradición y a tierra, a herencia y a folklore. Ese lugar es Galicia, sobre todo en Ourense, y algunas zonas de León. Y tiene un nombre propio: Entroido. Incluso en épocas de prohibición, este Carnaval se continuo celebrando desafiando la tradición a cualquier modo político. Hoy la importancia del Entroido es tal que ocho carnavales gallegos exhiben con orgullo la calificación oficial de "Fiesta de Interés Turístico". Y más de 175 municipios de Galicia han declarado festivo el Lunes o Martes de Carnaval o el Miércoles de Ceniza. Una celebración por todo lo alto a la que cualquiera puede unirse. Quien lo desee puede participar en la fiesta, con la única particularidad de acudir disfrazado.
Además es una fiesta en la que también esta muy presente la gastronomía, con productos típicos que anteceden al ayuno de cuaresma. El cerdo y la reciente matanza que se ha realizado llevan a degustar los productos que tienen nombre propio en algunas zonas. Botelo, codillo, soa, androlla… son solo algunos de estos productos que hacen sentarse alrededor de la mesa a vecinos, a familiares y amigos para degustar juntos los productos. Y es que aunque algunos ya no habiten en esos pueblos, vuelven sin dudar al calor del hogar, que calienta su alma y su estómago en una fiesta que dura sin fin.
Muchos proceden de pequeños municipios como Manzaneda, en el suoriental de Galicia. Manzaneda está a 650 metros de altitud y se encaja entre el río Bibei y la Serra de Queixa. Es aquí, rodeado de montañas, donde se conserva el Folión más tradicional y el colorido que aporta la Mazcara que baila al son atronador de los tambores y da la peculiaridad a esta celebración. Llega a su culmen el Martes de Entroido, cuando el sonido atronador de las gaitas y bombos da sabor a la fiesta. Quien encarna la Mazcara es siempre un gran bailarín y más con un gran tocado en la cabeza. Pero cada lugar tiene su peculiar personaje. Como A Veiga con el boi.
Uno de los mejores actos es la cena de compadres y comadres, los jueves anteriores. En el jueves de comadres, más popular, solo pueden salir las mujeres o...los hombres vestidos de mujeres. Una celebración por todo lo alto que da un ambiente especial al aire que se respira en los lugares donde se celebra.
Coronado por un arco iris de papel llega el boteiro de Viana do Bolo. Un monstruo salvaje y primitivo, unos blancos colmillos en una cara tiznada. El boteiro viste de todos los colores imaginables, aunque sus pantalones serán rojos y sus botas negras. Su estatura se prolonga más allá de su cabeza con una llamativa y artificiosa pantalla, un tocado de cintas de seda multicolor que se mantienen en imposible equilibrio durante todas sus evoluciones.Y el boteiro no para quieto, pues salta y corre constantemente de un lado para otro.
Estos son algunas de las peculiaridades de una zona del Carnaval, del gallego, sobre todo en el suroeste. Un carnaval que rompe toda ley y regla y que tiene las suyas propias, pero lo mejor es vivirlo. Contemplar a los bailarines con sus tradicionales trajes haciendo sonar los aperos y ver como el pelo se convierte en escarpias cuando los foliones hacen sonar sus fuertes tambores.