Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo entero hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia y cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos. Se cree que este índice aumentará a medida que países desarrollados como Japón envejezcan. Con estas cifras, hay un dato revelador del estudio que puede ayudar a conocer más aspectos de la enfermedad: el alzhéimer no destruye memorias específicas, sino que las vuelve inaccesibles.
El estudio realizado en Japón a cargo de Susumu Tonegawa, quien obtuvo en 1987 el premio Nobel de Fisiología y Medicina, ha abierto un rayo de luz contra el alzhéimer. Después de realizar varias pruebas en ratones, los investigadores han concluido que una de las consecuencias más graves de esta enfermedad podrá ser tratada en un futuro.
El equipo de Tonegawa utilizó ratones genéticamente modificados que muestran síntomas similares a los de los humanos que sufren alzhéimer, una enfermedad degenerativa del cerebro que afecta a millones de adultos.
Para la investigación, los animales fueron puestos en cajas por cuya superficie inferior colocaron corriente eléctrica causándoles una descarga desagradable, pero no peligrosa, en sus extremidades. Los ratones sin síntomas de la enfermedad volvían al mismo recipiente 24 horas después con un comportamiento temeroso, anticipando de esta forma la desagradable sensación. Los ratones con alzhéimer no reaccionaban de la misma forma, lo que indica que no guardaban memoria de la experiencia.
Para conseguir que los animales afectados con alzhéimer volvieran a mostrar un comportamiento temeroso como ocurría con el otro grupo de animales, los investigadores utilizaban una repetición de estímulos lumínicos, con los que se aumenta el número de espinas dendríticas, necesarias para su recuperación.
La técnica utilizada para estimular a los animales se llama optogenética y consiste en insertar un gen especial en las neuronas para hacerlas sensibles a la luz azul y luego estimulan partes específicas del cerebro. La optogenética se usó previamente en tratamientos psicoterapéuticos para enfermedades mentales como la depresión mental y el trastorno de estrés postraumático (PTSD).
La investigación ha estado patrocinada por el *RIKEN-MIT Center for Neural Circuit Genetics, quien ha sido pionero en demostrar que el problema del alzhéimer no es la memoria, sino su recuperación.
Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, si se sigue por este camino y se consigue una tecnología adecuada, se podría conseguir en un futuro la cura para el alzhéimer. Un hecho que podría mejorar la vida de millones de personas y evitar nuevos posibles afectados por la enfermedad.