La publicación de los nominados a los premios Óscar 2016 ha generado gran polémica al evidenciar ausencia de diversidad étnica en la Academia. Por segundo año consecutivo, entre los 20 nominados a actor y actriz no hay un solo afroamericano, situación que ha motivado la protesta de actores como Will Smith, Jada Pinkett, y el director Spike Lee. A esta ola de críticas se sumaría el actor George Clooney, quien en una misiva dirigida a la revista Variety afirmaría: “Los artistas negros tienen un punto de reclamación justo cuando sostienen que la industria no les está representando de forma adecuada, y para los hispanos es incluso peor”.
No es la primera vez que los premios Óscar son señalados como racistas por la limitada presencia de diversidad étnica en cuanto a sus nominados, menos aún entre sus premiados. Desde su existencia hasta la venidera 88 edición, de 1.760 nominados solo 25 de los actores y actrices han sido afroamericanos, es decir, menos del 1,5%. Ante esta situación, en la pasada edición se hizo popular en las redes sociales el hashtag #OscarsSoWhite (Oscars tan blancos) la cual ha sido retomada este año, aunado a la negativa de reconocidos afroamericanos miembros de la industria del cine a asistir a una ceremonia en la que han sido invisibilizados y discriminados de forma repetida y sistemática.
No obstante, la visibilización de las desigualdades sociales y su expresión especifica en el racismo no tardó en ser sancionada, pues cualquier intento de vindicación promovida por la población afroamericana rápidamente es cuestionada, considerada un acto de resentimiento social, complejo e inclusive justificada con frases como: “Si los afroamericanos son menos en los Óscar es porque son una minoría”, “No son nominados porque no son suficientemente buenos”, “Los negros deben actuar y dirigir mejor si quieren ser nominados”. Pero además de ello, el cuestionamiento de las desigualdades con frecuencia ha de generar reacciones entre el grupo privilegiado, ante el cual cualquier protesta de racismo ha llegado a ser acusada de “racismo inverso”, “racismo contra los blancos” y entre las cuales podemos señalar las declaraciones del actor Michael Caine, quien afirmaría: “Hay muchísimos actores negros. Al final, no puedes votar por un actor porque sea negro. No puedes decir le voy a votar, no es muy bueno, pero es negro”, y los comentarios de la actriz Charlotte Rampling quien señalase: “No podemos saber si fue el caso, pero quizás los actores negros no merecían llegar a la lista final”.
Ahora bien, son diversas las causas de esta representación inequitativa. Entre ellas es posible señalar en primer término la invisibilización por parte de los Óscar de los actores y actrices afroamericanos, la negativa de postularlos y menos aún de premiarlos; sin embargo, más allá del hecho de que la academia en su mayoría está constituida por hombres blancos y solo 2% de los miembros son negros y otro 2% latinos, este fenómeno puede explicarse como consecuencia del racismo estructural que aún persiste en nuestras sociedades y el cual puede ser definido como las actitudes y conductas intencionadas o voluntarias que operan como un obstáculo para que las personas que pertenecen a un grupo social estigmatizado o son víctimas de prejuicios persistentes puedan acceder en igualdad de condiciones a los mismos beneficios, privilegios y derechos.
El problema realmente radica en que la industria cinematográfica se encuentra controlada de forma casi absoluta por personas blancas. Son ellos los directores y productores quienes deciden qué actores formaran parte del elenco, pero sobre todo son quienes deciden que roles ocuparan los afroamericanos en estas películas. Los afroamericanos continúan siendo minoría en los productos cinematográficos, son pocas las películas que protagonizan, generalmente los personajes que representan salen de escena en los primeros minutos de la trama, pocos de ellos tienen diálogos y cuando protagonizan o representan papeles de importancia será reproduciendo roles estereotípicos entre los que destacan el de esclavos, criminales y pandilleros, prostitutas, drogadictos, personas violentas, empobrecidas o sin hogar, sirvientes, policías corruptos, entre otros.
Este hecho ha quedado en evidencia en los últimos años cuando los pocos actores y actrices nominados o premiados lo han sido por sus actuaciones en roles estereotípicos como sería el caso de la actriz Lupita Nyong'o, quien se alzó con el Óscar a mejor actriz de reparto por su representación de una esclava en la película 12 años de esclavitud, y quien a recibir el premio pronunciaría en su discurso “No se me escapa que tanta dicha en mi vida se debe al sufrimiento de otros”.