Hace unas semanas, servidora viajaba en tren de Alicante a Valencia para asistir a una entrevista de trabajo. En un momento determinado del trayecto, divisando por el cristal del vagón el seco paisaje mediterráneo, me vino a la mente una revelación: hubiera tardado el mismo tiempo, dos horas de reloj, en irme a Londres. A lo mejor -pensé, atando cabos- debería hacerlo.
Según la estadística del INE a 1 de enero de 2015, cerca de 100.000 españoles residen actualmente en Reino Unido, aunque la Oficina de Estadística Británica calcula que son en torno a 200.000. Solo entre 2013 y 2014 se marcharon, principalmente con destino a la capital británica, más de 12.000 españoles, un 12% más que el año anterior. Y lo que más sorprende es su edad: entre 20 y 34 años.
A falta de los datos oficiales de 2015, se prevé que el flujo de talento y juventud emigrada a Reino Unido siga la misma línea ascendente. Las islas británicas, en especial la hermosa Londres, sigue siendo uno de los destinos soñados para los españoles. Por su historia, por las oportunidades laborales, por el aprendizaje del inglés y por la cercanía. Un par de horas de avión y ya estás en España.
Pero las últimas noticias que vienen de Reino Unido pueden poner freno al sueño inglés. Las duras negociaciones que el prime David Cameron está sosteniendo con el Consejo Europeo y su férreo compromiso de celebrar un referéndum de permanencia en la UE en la segunda mitad de 2016 complican el horizonte. Sin duda, la salida de Reino Unido de la UE -el bautizado como brexit- cambiaría por completo el concepto de libre circulación de europeos en tierras británicas. Pero además, incluso si los británicos decidieran seguir en la Unión, Reino Unido quiere poner condiciones a los trabajadores europeos: los que se instalen en el país deberán esperar cuatro años para poder beneficiarse de las prestaciones sociales, como los subsidios familiares o de vivienda -los llamados tax credits-.
Un subsidio que, por otra parte, solo reciben cerca de 84.000 europeos residentes en el Reino Unido en la actualidad. Pero para el gobierno de David Cameron, estos tax credits suponen un efecto llamada que aumenta la presión migratoria sobre su país. ¿Discutible, quizá? Los propios laboristas, partidarios de permanecer en la UE, lo han puesto en duda.
Lo cierto es que la UE, con sus concesiones a Londres, ha puesto en jaque el mayor principio de construcción de la Unión, el de la libre circulación de los europeos en los propios países europeos. Reino Unido es el segundo país de la UE que mas inmigración recibe, después de Alemania. Dos destinos, Inglaterra y Alemania, que históricamente han sido el punto final del viaje migratorio de cientos de miles de españoles. ¿Está usted pensando en emigrar? Pues a lo mejor debe darse prisa.
PD: Al final no me dieron el trabajo. Y me hubiera costado lo mismo el billete de avión a Londres.