Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz, Sitges, Venecia o Brasil, entre otros muchos países o localidades, tienen marcado este mes de febrero en rojo y es que llega unas de sus mayores fiestas: los carnavales. Un periodo en que grandes y pequeños lo viven diferente, pero con la misma ilusión.

Para los más pequeños es una auténtica fiesta. Brujas, princesas, monstruos o superhéroes son sólo algunos de los disfraces más solicitados. La escuela es el punto neurálgico de las actividades con jornadas lúdicas, pasacalles y, sobre todo, muchas risas con los compañeros y amigos de la clase. ¿Quién no mira hoy en días fotografías suyas y encuentra una disfrazado? La simple visión y recuerdo de ese momento aún hace arrancarnos una sonrisa.

Para los adultos es volver a su infancia. Con el disfraz puesto, uno pierde la vergüenza y se apunta a cualquier bombardeo. Son momentos en qué el mundo va al revés y todo, bueno, mejor dicho, casi todo, está permitido. Una fiesta popular que la mayoría de gente celebra con los amigos y donde disfrazarse en grupo es sinónimo de risas, buen ambiente y mucha diversión.

Mención aparte merecen distintas localidades o países del mundo donde el Carnaval es un emblema y todo el mundo se vuelca en él. En estos casos, ir de turista y vivir los carnavales desde fuera es todo un privilegio y una experiencia única.

Las Palmas de Gran Canaria

La primera referencia directa al Carnaval de la isla canaria data del S. XVI, en concreto del 1574, con el baile de máscaras y disfraces celebrado en la casa del canónigo Pedro León, con motivo del matrimonio de Matías Cairasco.

A partir de esta fecha, son distintos los documentos que acreditan distintos bailes de máscaras, sobre todo en el S.XVI, donde la presencia de italianos era alta y su afición a los bailes de máscaras más que conocida. No es hasta el S.XIX cuando esta fiesta da un primer paso con las apariciones de las primeras entidades socio-culturales con capacidad para convocar fiestas con motivos diversos, complementadas por las primeras cabalgatas de carrozas y carros alegóricos acompañados por las máscaras.

Un primer paso que se vio frenado con la Guerra Civil Española y la posterior dictadura. En este periodo, el Carnaval fue censurado, pero los vecinos de la localidad supieron mantenerla de forma clandestina bajo el nombre de ‘La fiesta del invierno’. Entonces, las convocatorias eran en los clubes sociales y deportivos, que estaban emergiendo en esta época.

No fue hasta el 1976 cuando se recuperó la fiesta en la calle. A partir de este año, la celebración va creciendo y profesionalizándose cada vez más. El Carnaval ha pasado a ser la fiesta de mayor impacto social y económico de la isla de Gran Canaria y uno de sus principales atractivos turísticos. Una celebración que ha sabido adaptarse a las nuevas demandas de ocio, diversión y espectáculo de una sociedad mediática, conservando todo su sabor popular. Al tiempo se ha convertido en una fiesta capaz de reinventarse a sí misma según el signo de los tiempos con la incorporación de nuevos actos y eventos.

Este 2016, las fecha señalada en rojo es del 29 de enero al 21 de febrero. Casi un mes de celebración, con concursos, de comparsas, murgas de disfraces, pasacalles, etc. Sin duda, es encontrar la fecha ideal y dejarse llevar por el clima de fiesta de las calles de la ciudad.

Cádiz

Su explosión es mucho más reciente que la de sus compatriotas canarios. Sin embargo, esto no significa que no sea una de los más importantes de la Península Ibérica. Los concursos de coros, comparsas, chirigotas y cuartetos son los actos principales del Carnaval de Cádiz, que este 2016 tiene lugar del 4 al 14 de febrero. Unos actos que se rellenan con actividades gastronómicas o el espectáculo de castillos de fuegos artificiales, entre otras muchas.

Las calles se adornan para la ocasión. Las luces acaban de dar el toque para que la fiesta sea completa. Los primeros documentos que hacen referencia a este evento datan del S.XVI. En ellos, el historiador gaditano Agustín de Horozco expone que en tiempos de Carnaval las gaditanas arrancaban las flores de las macetas para lanzárselas unas a otras a modo de broma.

A partir de este momento, los altibajos en las celebraciones, las censuras y los intentos para que no se celebraran fueron constantes. No fue hasta el S. XX, concretamente en 1977, que se consolida como fiesta. A partir de este momento su proyección ha ido en aumento hasta hoy en día, donde incluso se retransmite por televisión.

Sitges

A pesar de tener más de 100 años de historia, es el último que ha cogido renombre entre los carnavales, sobrectodo en Cataluña. Del 4 al 10 de febrero del 2016, los pasacalles y concursos llenan las calles de esta localidad catalana.

Tiene un estilo peculiar donde las plumas adquieren protagonismo en los disfraces, intentando asemejarse al de Brasil. Un desfile acompañado de música a alto volumen para que todos aquellos que quieran se unan a la fiesta. Y es que dormir, en estos días de fiesta, está prohibido.

Como en el resto de Carnavales, durante la Guerra Civil Española y la posterior dictadura, perdieron visibilidad, para volverla a ganar a finales del siglo XX.

Tres sitios dentro del territorio español con un denominador común: hoteles llenos y fiesta asegurada. No es recomendable dejar nada al azar; por lo tanto es conveniente hacer la reserva de hotel, vuelos o lo que haga falta lo más pronto posible.

Ya fuera de España cabe mencionar:

Venecia

Del 23 de enero al 9 de febrero, las calles y canales de Venecia regresan a los siglos XV y XVI, años de esplendor de los bailes de máscaras. No hace falta ir disfrazado, sólo con pasearse por sus calles, o mejor dicho, la Plaza San Marco, se podrá contemplar los majestuosos vestidos que lucen los nativos para la ocasión. La cámara de fotos será un elemento imprescindible y es que en más de una ocasión, grandes y pequeños nos quedaremos con la boca abierta al contemplar os los majestuosos vestuarios. En ocasiones, unos vestidos y trajes que están todo el año produciéndose para mostrarse sólo unos días.

Desfiles, concursos y fiestas son la base de la programación de estos días de fiesta en la ciudad italiana. Para los más atrevidos, los talleres de maquillaje de la plaza San Marco ayudaran a los turistas a sentirse parte de esta fiesta de la ciudad.

Como muestra de la importancia del Carnaval para la ciudad, se declaró como festividad por el Senado de la República de Venecia en 1296, aunque las primeras manifestaciones escritas de su celebración son del año 1094. Sin embargo, fue en el siglo XVIII cuando el carnaval veneciano alcanzó su máximo esplendor. A él acudían viajeros y aristócratas de toda Europa, en busca de diversión y placer.

El Carnaval de Venecia es único en el mundo y su tradición se remonta al S.XI. Durante siglos fue la vía de escape de los ciudadanos para evadirse del gobierno veneciano. Con Napoleón el Carnaval quedó prohibido por miedo a que se generaran conspiraciones y no se recuperó hasta 1896. El Carnaval es totalmente distinto al del resto del mundo.

El único hándicap, los precios. Hace falta reservar, tanto vuelos como hoteles, con muchísima antelación. Y es que para estos días los precios se disparan y, en muchas ocasiones, cuesta encontrar alojamiento.

Brasil

Las escuelas de Samba son las encargadas de poner la fiesta en el Carnaval de Brasil. Desde diferentes ciudades, principalmente Rio de Janeiro y Salvador de Bahía, estas instituciones son el motor de todos los pasacalles y fiestas que se organizan del 5 al 10 de febrero en el país suramericano.

Los trajes de plumas, el baile y la música son los ingredientes principales de esta celebración que, a pesar de las posibles semejanzas con el resto, es totalmente distinta y espectacular.

Las celebraciones de Carnaval fueron llevadas a Brasil por navegantes españoles y portugueses que se mezclaron con la cultura afro-brasileña, adquiriendo su carácter especial, y se asocian con desfiles con carrozas, disfraces, bailes populares y excesos. Como en todos los otros sitios, tampoco se escapó de la censura y prohibiciones.

Distintas opciones para pasar unos días de diversión y desconexión. ¿Qué opción escoges?