Entre las propuestas artísticas de los primeros meses de 2016, la capital italiana ofrece tres muestras inéditas: una antológica del movimiento CoBrA, un centenar de obras del francés Toulouse-Lautrec, provenientes del Museo de Bellas Artes de Budapest, y MetaMateria, un proyecto de síntesis entre arte e industria.
El Grupo CoBrA, los innovadores
Era el 8 de noviembre de 1948 cuando los artistas Angers Jorn, Karen Appel, Constant, Corneille, Christian Dotremony y Joseph Noiret se reunieron en el café del Hotel Notre Dame, en el corazón mismo de París, y dieron vida al primer movimiento de vanguardia internacional de la posguerra. Aunque no coincidían en todo, por lo menos en algunos puntos estuvieron de acuerdo: rechazar la fría racionalidad del abstractismo geométrico, negar la retórica del realismo socialista y, finalmente, disociarse del modernismo dulzón y formalista propuesto por los artistas del postcubismo.
El Movimiento CoBrA, que se desarrolló entre 1949 y 1951, debe su nombre al acrónimo formado por las iniciales de las ciudades de proveniencia de sus fundadores – Copenhagen, Bruselas, Amsterdam – que tuvieron la valentía de romper definitivamente con el pasado irrumpieron en la escena mundial con la fuerza del gesto y el poderío del color, que emerge en las pinturas, esculturas, publicaciones fotos y filmados.
A casi siete décadas de la fundación de este movimiento, la Fundación Roma propone en el Palacio Cipolla, en el corazón de Roma (Via del Corso 320), la muestra “CoBrA, una gran vanguardia europea (1948-1951)”, que durará hasta el 3 de abril, conduce a un viaje exhaustivo a través de la explosiva producción de los artistas de este movimiento, que se desvincularon de los cánones tradicionales para emprender un camino completamente nuevo trazado por el uso alegre del color y una naturalidad gestual específica y totalmente innovadora.
El acrónimo CoBrA dio expresividad icónica a la actitud agresiva – y en muchos aspectos incluso revolucionaria – del grupo que representó el punto de partida del que se desarrollaron importantes caminos personales, como lo demuestra la exposición.
Asimismo, la imagen simbólica del reptil no fue solamente una coincidencia ya que, parafraseada idealmente a la imagen de la serpiente bíblica, se convirtió al mismo tiempo en profética en el momento en que se ubicó como elemento indispensable para el rescate de la expresión estética, y, en general para el arte en sí mismo.
Hay obras de diversos museos del mundo, entre ellos el Stedelijk Museum de Amsterdam, el CoBrA Museum de Amstelveen, el Centro Pompidou de París, el Statens Museum for Kunst de Copenaghen; la colección de Peggy Guggenheim del museo homónimo de Venezia, la GAM (la Galería cívica de arte moderna y contemporánea de Turín), a las que se agregan las obras de la colección privada de Pierre Alechinsky, el último exponente viviente del movimiento junto a Karl Otto Götz.
Toulouse-Lautrec, el pintor de la “Belle Époque”
“¡No importa, haré un buey!”: tenía tres años Henri de Toulusse-Lautrec cuando dio esa respuesta a sus pasmados padres que trataban de explicarle que no podía dejar su firma en el libro de visitas del bautizo de su hermanito, por una razón tan simple como categórica: no sabía escribir.
Quizás fue la primera expresión de la propensión del artista que, gracias al diseño, llegaría a ser un testigo privilegiado de su propio presente, según comenta el Superintendente a los Bienes Culturales de los museos Capitolinos de Roma, Claudio Parise Presicce, en el catálogo de presentación de la Exposición “Toulusse Lautrec, la colección del Museo de Bellas Artes de Budapest” que hasta el 4 de mayo de 2015 propone gran parte de la obra gráfica del pintor francés en el Museo del Ara Pacis, (en Lungotevere in Augusta), que surge en las ruinas del altar que el emperador Augusto dedicó el año 9 a.C a la “Pace Augustea”.
Son alrededor de 170 litografías, algunas verdaderas joyas de edición muy limitada, firmadas y numeradas por el artista. Hay afiches artísticos y publicitarios, algunos de enormes dimensiones, que demuestran el hecho de que Toulusse Lautrec está considerado como el maestro más famoso de afiches y estampas de fines del siglo XIX y principios del XX; también se exponen ilustraciones, tapas de libros, de discos, entre ellos la colección que el pintor dedicó a su amiga cantante, actriz y escritora Yvette Guilbert.
La exposición está dividida en cinco secciones temáticas a partir de las obras de los primeros años de su producción artística, según las enseñanzas de su maestro René Princetau hasta llegar a la obra del primer período parisino, donde se advierte con fuerza la influencia del barrio de Monmartre con Léon Bonnat y Fernand Cormon. Es un recorrido que desde el realismo de los estudios académicos desemboca en las influencias humorísticas y vanguardistas de los Artistes Incohérents, para llegar hasta las obras postimpresionistas realizadas tras el encuentro con Théo van Rysselberghe y con la pintura de Seurat, Gauguin o Van Gogh.
En la primera sección, Noches Parisinas, encontramos las obras del conde Henri Marie, Raimond de Toulusse Lautrec Motffa (su nombre completo) recién llegado de su natal Albi, en el sur de Francia, maravillado con el ambiente bohemio de Montmartre al que se abandona con el ardor de sus 17 años. En este barrio no solamente encuentra una casa, sino también sus temas inspiradores, entre ellos los principales lugares de la vida nocturna, los café concierto, los cabarets, los teatros, reflejados en obras como Al Moulin Rouge La Goulue y su hermana, El inglés en el Moulin Rouge, entre otros.
La segunda sección, Las Divas, dedica una especial atención a la célebre estrella del cabaret parisino Jane Avril, que gracias a un gusto sofisticado y sensible es capaz de apreciar el arte del joven pintor, que la plasma mientras visita un café concierto en el afiche de 1893, Diván Japonés. En la tercera sección, Las mujeres de la noche, nos adentramos en un prostíbulo, otro de los temas recurrentes del pintor, que entre 1892 y 1895 pasaba semanas enteras en uno de ellos, ubicado cerca del Teatro de la Opera: se dedicaba a observas a las jóvenes mientras descansan, se maquillan, juegan al naipe. En esta sección se expone una serie de cromolitografías, Elles, considerada una de las obras mejores del artista que retrata con increíble empatía los momentos más íntimos de la vida del lugar.
En la cuarta sección, En el teatro, encontramos los programas que el artista ilustró y alguno de sus diseños para escenografías. Literalmente embrujado por la actriz Marcelle Lender, no vaciló en usar como modelo su pecho para una litografía, Busto de Mademoille Macelle Lender, realizada audazmente en ocho colores y que representa una obra maestra en la historia de esta técnica. La última sección, Con los amigos, permite conocer algunos aspectos de la vida privada del artista: la pasión por las carreras de caballos en Longchamps, El Jinete, los paseos diarios al bosque de Boulogne, Paseo al campo, la atracción por una desconocida sentada en una silla de playa en una nave, Paseo en Yate.
La Metamateria, arte e industria
Materiales de recuperación industrial transformados en composiciones abstractas, lugares de esfuerzo físico como las fábricas que llaman la atención de la experimentación del arte, el obrero visto como símbolo de los cambios sociales y medioambientales en una Italia que en los años del boom económico está radicalmente cambiando su rostro.
MetaMateria es un proyecto síntesis entre arte e industria, testimonio de una gran página cultural y económica que abraza medio siglo de historia nacional. La metamorfosis de la materia, su cambio desde un producto rigurosamente práctico e instrumental a forma del espíritu es lo que le da el título a un camino cuyo objetivo es analizar la relación entre la cultura y la industria a través de las obras y los testimonios directos de cinco artistas contemporáneos: Eugenio Carmi, Luigi Gheno, Beverly Pepper, Arnaldo Pomodoro y Sinisca.
La muestra “MetaMateria – da materia d’industria a materia d’arte”, patrocinada por Fintecna Spa, grupo CDP, y Gmgprogettocultura, se podrá visitar en el Auditorium Via Veneto, (via Veneto 89, Roma), y se podrá ver gratuitamente, previa reserva, hasta el 30 de abril de 2016. (+39 0642126630 correo electrónico: metamateria@fintecna.it)
Gracias al aporte de cinco protagonistas de una estación cultural extraordinaria, se ha documentado, recompuesto y recuperado, la experiencia de un fenómeno totalmente italiano. Según el director general de Fintecna, Riccardo Taddei “los tiempos están maduros para reproponer este modelo: en este preciso momento histórico el Patrimonio Cultural constituye no sólo la ocasión para hacer cultura de empresa, sino también para llegar al único recurso posible para Italia”.
A las importantes obras del proyecto “Metamateria” se agregan las obras gráficas y de pintura de la muestra anterior “Ingenios de Arte, recopilación completa de las portadas de Civiltà delle Macchine”, testimonios artísticos entre ellos relacionados por un denominador: la experiencia en la fábrica.
“Nuestro modelo - explican Sabrina Fiorino, Claudia Canalini y Nicoletta Provenzano curadoras de MetaMateria – es el de Civiltà delle Macchine, la revista empresarial cultural del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), en la que artistas e intelectuales, tras haber visitado las fábricas, reflexionaban sobre los cambios que estaban ocurriendo en Italia en esos años….se preguntaban acerca de los cambios en la vida, en la industria, en el paisaje, participaban en mesas redondas junto con grandes pensadores, científicos y premios Nobel, para realizar luego un artículo y una portada…nuestro gran desafío es unir el arte a la industria, y re-encargarle a los artistas la comunicación, apoyando el arte contemporáneo en Roma”.