El Belarus Free Theatre, traducido como Teatro Libre de Bielorrusia, es un grupo de teatro que opera bajo la clandestinidad en medio de un clima de represión y censura en la llamada “última dictadura de Europa”. La represión que se fragua en este país ha supuesto el exilio para varios de los integrantes del Teatro Libre de Bielorrusia. Sin embargo, estos artistas desterrados no se olvidan de su país natal, y desde sus nuevos hogares siguen alimentando un teatro underground bielorruso que proteste y despierte las conciencias de los espectadores.
Aleksandr Lukashenko ha sido el único presidente que ha liderado este país europeo desde el año 1994. Lukashenko ha revalidado su mandato en cuatro ocasiones. Sin embargo, lo ha hecho gracias a unas elecciones fraudulentas que le han valido muchas críticas por parte de los observadores de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa. La última vez que acudió a las urnas sucedió en octubre de este año, y arrasó con un 83% de los votos. Sin embargo, es de ley recordar que ejercer la oposición en Bielorrusia puede suponer la cárcel. Eso mismo le pasó al ex candidato presidencial Sannikov, que fue detenido y encarcelado en diciembre del 2010 por incitar las protestas entre los ciudadanos.
El Belarus Free Theatre (BFT) expone los temas y reflexiones que no tienen espacio en las esferas públicas bielorrusas. Los actores dan voz a asuntos como la opresión, la dictadura, la cuestión de género, la homosexualidad, las minorías y el suicidio, entre muchos otros. Este grupo de artistas escénicos dedica sus obras a los temas marcados como tabú por el gobierno con un objetivo claro: provocar una auténtica reacción en el espectador. Una de las primeras obras de este teatro clandestino reflejaba la crisis existencial de una chica lesbiana, según recoge Periodismo Humano. “No nos dieron permiso para representarla porque, según decían, en Bielorrusia no hay lesbianas ni personas con psicosis, por lo que el texto no se ajustaba a la realidad”, señalaba Nikolai Khalezin, cofundador de este grupo.
Los actores que aún quedan en Bielorrusia ponen especial interés en que no les prohíban la escenificación de sus espectáculos. De igual manera, tratan de evitar a toda costa la presencia de policías infiltrados en sus “bolos”. Para reunir a los espectadores, les envían un mensaje de texto en el que se detalla el sitio y la hora de la representación. Una vez reunidos todos, uno de los integrantes de este teatro clandestino recoge al público en el lugar acordado y le dirige al espacio donde tendrá lugar la obra.
Sin embargo, en la actualidad, el gobierno bielorruso se cuida mucho de que la censura no provoque una reacción negativa, tanto en el interior del país como en el exterior. Por ello, en vez de prohibir directamente las representaciones, busca maneras menos sospechosas para que no salgan adelante. En el año 2007, la KGB irrumpió en la habitación donde estaban representando su obra y detuvieron a todos los presentes. Este hecho causó tanto revuelo por todo el globo que tuvieron que buscar nuevas formas más sigilosas de censura. Al fin y al cabo, Lukashenko busca lavar su imagen para presentarse ante Europa como un presidente democrático más. Sin embargo, algunos de los integrantes más destacados del Belarus Free Theatre han tenido que huir de Bielorrusia. Solo tenían dos opciones, o el exilio o la cárcel.
Desde Londres, los fundadores del grupo continúan haciendo un teatro cuya máxima se centra en la libertad de expresión artística. Sus temas se enfocan en las injusticias sociales y las violaciones de derechos humanos que se dan por todo el mundo.
Pero no están solos en su lucha por las libertades. Celebridades mundiales han declarado su apoyo a este grupo de defensores de la cultura y los derechos humanos. Entre ellos se encuentran actores como Kevin Spacey o Jude Law y músicos del calibre de Mick Jagger.
El Belarus Free Theatre, en el exilio
Natalia Kaliada, directora del Belarus Free Theatre, fundó esta compañía de teatro en el año 2005 junto a su esposo Nikolai Khalezin. Ahora, ambos se encuentran exiliados en Londres, junto a su colega Vladimir Scherben, director de muchos de los montajes del BFT. Estos artistas y activistas continúan representando obras fuera de Bielorrusia bajo el nombre de Belarus Free Theatre. Y, además, forman parte activa de la oposición contra el régimen bielorruso. Desde Gran Bretaña hablan y trabajan por Skype con los actores que se encuentran en Minsk, que siguen preparando nuevos montajes clandestinos. El Belarus Free Theatre es una organización que no consta en ningún registro de Bielorrusia. Y solo las organizaciones registradas, las oficiales, tienen el derecho de ejercer sus actividades libremente.
Oleg es uno de los actores del BFT. Él también tuvo que exiliarse en Londres. “Hay muchos tipos de arte. Puedes dejarlos de lado durante la opresión. Con el teatro no. El teatro solo puede hacerse en este momento. Si tienes que contar la verdad, tienes que hacerlo, a pesar de todo, aquí y ahora”, explica en el documental Actos peligrosos.
Durante este mes de noviembre tuvo lugar en Londres el festival Staging a revolution, promovido por los creadores del Belarus Free Theatre y el grupo Young Vic. Durante dos semanas, la capital británica fue testigo de innumerables discusiones y representaciones escénicas que se mezclaban con el afán de promover que los espectadores se viesen a sí mismos como parte del cambio positivo.